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Teatro

Jesús Urqueta habla de 'Callas, la hija del destino': "Entiendo este hito del escándalo de Roma como la caída de la diva y desde ahí me instalo"

octubre 10, 2023

La producción del Teatro Municipal de Santiago vincula las historias de María Callas y Claudia Parada. El director a cargo anticipa que el montaje tiene un carácter de pesadilla, que el diseño sonoro de la obra es evocador y que el público será testigo de un trabajo desarrollado con pasión y emotividad.

Jesús Urqueta habla de 'Callas, la hija del destino': "Entiendo este hito del escándalo de Roma como la caída de la diva y desde ahí me instalo"

Dos grandes sopranos del siglo XX se encontrarán el 12 de octubre en el Teatro Municipal de Santiago. Será en una obra de teatro que vincula, dramáticamente, a María Callas y Claudia Parada. Ambas eran sopranos dramáticas y tuvieron carreras contundentes.

María Callas (1923-1977) recuperó una serie de roles que habían quedado relegados para las sopranos de coloratura y sus entregas en óperas como Norma (Bellini) y La Traviata (Verdi) se convirtieron en referentes tan poderosos que pasaron décadas hasta que los grandes escenarios del mundo volvieran a atreverse a programarlas de nuevo.

La soprano chilena Claudia Parada (1927-2016) tuvo una trayectoria de prácticamente 40 años y fue artista estable de La Scala de Milán por largo tiempo. Actuó en las principales casas de ópera, desde el Metropolitan de Nueva York hasta la Deutsche Oper de Berlín y abordó desde Monteverdi hasta Britten y Berg, pasando por Verdi y Puccini.

Blanca Lewin y Claudia Cabezas, como María Callas y Claudia Parada, junto a Jesús Urqueta, director de la producción del Teatro Municipal de Santiago. Foto: Patricio Melo.

El montaje Callas, la hija del destino celebrará el centenario del nacimiento de la famosa soprano estadounidense de ascendencia griega y es una producción del Municipal de Santiago. Fue comisionada a la dramaturga Ximena Carrera y la dirección está a cargo de Jesús Urqueta. Se suman Loreto Martínez Labarca en el diseño integral; Marcello Martínez, en el diseño musical; y Madelene Vásquez, como asesora en canto lírico.

La obra es protagonizada por Blanca Lewin y Claudia Cabezas y tendrá funciones de jueves a sábado, a las 19:00 horas, hasta el 21 de octubre en Agustinas 794, con entradas por $20.000.

Radio Beethoven conversó al respecto con Jesús Urqueta.

¿Cómo se toma este trabajo de dirigir una obra que involucra a dos cantantes líricas así de importantes?

«Me siento con una responsabilidad y asumo con mucho orgullo esta invitación del Teatro Municipal de Santiago, considerando que yo vengo básicamente del teatro independiente; creo que es un buen paso para mi carrera enfrentarme a un espacio con la trayectoria del Teatro Municipal. Por otro lado, me obliga a ampliar un poco mi campo de mirada de personajes históricos. Vengo de trabajar, por ejemplo, para el Teatro Finis Terrae con Stalin, es decir, con otra gran figura histórica. Este trabajo con María Callas y Claudia Parada me está introduciendo al mundo de la ópera y ha ampliado súbitamente mi capacidad de conocimiento y también el trabajo sensible. El formato de la ópera ya tiene características propias, y desde ese lugar he tratado de introducirme, primero estudiando, por supuesto, y segundo, trabajando harto con la sensibilidad y la emoción».

Jesús Urqueta.

Usted ha trabajado en el teatro independiente, pero con producciones tan significativas como Arpeggione, que es una obra que caló profundo. Y también le tocó hacer una versión actual de Pedro, Juan y Diego, que es de Ictus con David Benavente. 

«Sí, Pedro, Juan y Diego, y Primavera con una esquina rota también, en el mismo Ictus».

Esas obras son clásicos chilenos y tienen una historia bien importante a su haber, es decir, usted ha trabajado también con el teatro de repertorio nacional.

«Sí. Desde ese lugar, enfrentarme a la dramaturgia de Ximena Carrera también es un desafío, puesto que es una escritora que está viva. Tanto en Arpeggione, como en Pedro, Juan y Diego y en Primavera con una esquina rota, sus autores ya fallecieron. En cambio, esta posibilidad de tener a un lado a la dramaturga para poder dialogar es nteresante también para abordar la puesta en escena».

Respecto de Ximena Carrera, para el amplio público ella podría ser conocida por su trabajo como coautora de Secretos en el jardín; ya que fue una telenovela que se transmitió en televisión, lo que amplifica su llegada. Pero ella también tiene un trabajo como dramaturga. ¿Cómo la ubica usted a ella? ¿Ya han trabajado juntos?

«Somos más o menos contemporáneos, yo seguí un poco la trayectoria de Ximena y su compañía La Trompeta, en la cual trabajaba con Sebastián Vila, y también conozco el trabajo que hizo junto a Javier Ibacache para un proyecto sobre unas ballenas que se llamaba Greta. Y también conozco Arrau, el otoño del emperador, que hizo el año pasado, que dirigió Francisco Krebs en la misma sala Arrau del Teatro Municipal. Así conozco la pluma y la dramaturgia de Ximena».

Ensayo de Callas, la hija del destino. Foto: Patricio Melo.

Hablemos sobre la puesta en escena de Callas, la hija del destino, y cuyo corazón son dos grandes sopranos. ¿Qué le gustaría a usted comentar sobre cómo dialogan estas dos figuras en la propuesta y cuál es la visión suya en términos escénicos para complementar o visibilizar aquello que está en el libreto?

«El trabajo de traspaso de la dramaturgia de Ximena, es decir, la puesta en escena tiene que con mi concepto de identidad, pues yo me instalo como el autor escénico. O sea, yo tomo la dramaturgia como un punto de partida, pero no trato de ilustrar esas palabras o todo lo que propone la dramaturgia a la puesta en escena, sino que trato de hacer que dialogue con el mundo que yo me imagino. En este trabajo en específico, la gran modificación que hago yo, en la transcripción de la puesta en escena desde la dramaturgia, es con respecto a ciertos puntos de transición que proponía Ximena en el texto. Por ejemplo, una radio que iba narrando la progresión histórica en la vida de María Callas, que me pareció más bien realista, y lo transformo en algo mucho más de pesadilla- Lo que hago yo es entender el punto de partida del texto de Ximena Carrera que es el escándalo de Roma como un hito que marca la caída, artísticamente hablando, y en la vida también, de María Callas y, en un espacio simultáneo, el ascenso y la consolidación de Claudia Parada, una soprano chilena. A partir del escándalo de Roma, María Callas pierde muchos trabajos y uno de esos es el trabajo que tenía en La Scala de Milán, donde la reemplaza Claudia Parada. Entonces yo entiendo este hito del escándalo de Roma como la caída de la diva y desde ahí me instalo; finalmente trato de transformar esto en una pequeña tragedia, aunque se compensa con este trabajo de Claudia Parada, que en el texto está en un segundo plano, pero yo trato de darle una importancia y por momentos empatarlo. Ése el punto de vista donde yo subrayo como director, y tiene que ver con los porqué: finalmente la caída de Callas tiene que ver con que en un momento ella pierde el profesionalismo y se queda solamente en lo virtuoso, y el ascenso de Claudia Parada tiene que ver con que ella complementa su virtuosismo con hábito y disciplina». 

María Callas en Norma, en Roma, en 1958.

El virtuosismo y la disciplina férrea caracterizaban a las dos artistas. María Callas era extremadamente trabajadora, porque es imposible que hubiera hecho esa carrera que hizo sin haberlo sido, pero también era una persona que se alimentaba del aplauso del público. Roma la amó, y cuando Roma la pifia, la pifia de verdad, tal como se hace en esos escenarios, y la pifia en Norma, que es un rol que ella modificó para siempre. 

«Se le pifió, se le insultó, y estuvo siete días encerrada en su hotel, le escribían ‘Fuera Callas’ en las murallas de Roma, le tiraron un perro muerto en el auto, o sea, fue más que solamente la pifia. La resonancia de eso, en esa época, tenía una amplitud muy grande».

Claro, era un público más amplio el de la ópera, no como ahora que está más restringido, y lo de Roma representa un fracaso. Ahora, Claudia Parada es una figura que no tiene un despegue abrupto y una caída, sino que es sumamente consistente a lo largo del tiempo, hasta que para de cantar: Es interesante el encuentro entre las dos sopranos, porque se dio históricamente.

«Es interesante. Además, tiene que ver con decisiones. Claudia Parada toma una decisión, que también está en el texto de Ximena; ella decide no grabar música. No como María Callas, que grabó discos y finalmente pudo salir mucho más todavía al mundo. Claudia Parada es una cantante de escenario y creo que ahí hay un punto muy a resaltar, es una cantante que goza en el escenario, que vive para el público y que toda su disciplina la enfoca y la aboca al trabajo en la escena».

Claudia Parada.

Cierto, Claudia Parada es de las cantantes en vivo, corresponde a un formato anterior. ¿Qué más le gustaría comentar sobre su trabajo escénico? ¿Vamos a contar con muchos elementos, una escenografía rica, o con elementos sutiles que más bien evocan? ¿Qué nos podría adelantar?

«Es muy interesante el trabajo estético, que yo lo complemento con Loreto Martínez en el diseño integral y con Marcello Martínez en la música. Lo que vemos nosotros es una puesta en escena no realista, y creo que eso es súper importante. Yo generalmente trabajo la actuación un poco más naturalista, pero en muchos estilos. Nosotros, por ejemplo, no vemos en el vestuario algo cotidiano, sino que trabajamos con los personajes que ellas interpretaron durante sus carreras, tanto Blanca Lewin como Claudia Cabezas están vestidas de los personajes y de elementos ligados a la representación de la ópera. Por otro lado, el carácter de la puesta en escena también tiene que ver con un punto de vista contemporáneo que está en mi mirada: se develan ciertos mecanismos. Entran personas y visten a las actrices en escena, mientras ellas están actuando, se ejecuta un piano en vivo, pero a la vez se devela el efecto que hace ese piano. Creo que desde ese lugar hay una profundidad de lectura. Ese uso de dispositivos que complejizan la puesta en escena creo que es el aporte que yo he tratado de hacer, desde la dirección escénica. Este relato tradicional de la caída cronológica de Callas, he tratado de transformarlo en un ritual de esa caída, dándole la importancia desde la ópera y desde los personajes a la inclusión de Claudia Parada casi como una acompañante de este acontecimiento».

Ensayo de Callas, la hija del destino. Foto: Patricio Melo.

Con respecto a los elementos musicales, ¿qué nos puede adelantar? ¿Qué tipo de recursos van a utilizar?

«En el fondo, trabajamos con un piano en vivo y con secuencias musicales atmosféricas. Obviamente, por momentos tratamos de que aparezcan tanto Callas como Parada, pero no tan evidentemente. En el fondo son sonidos atmosféricos, considerando este tono de pesadilla que deambula y que guía toda la obra. María Callas, por ejemplo, pasa por Casta Diva, pasa por su interpretación de Medea con Pasolini, y en el caso de Claudia Parada, pasa Ana Bolena y Casta Diva, que la interpretaron las dos».

O sea, esos roles son sugeridos. Podemos escuchar el tema que aparece y sabemos de qué se trata, pero no es que una de las actrices vaya a cantar un aria o vayamos a escuchar una grabación, sino que está sugerido y evoca.

Sí, son puntos de evocación más que nada.

Ilustración de Gabriel Garvo para Ensayo de Callas, hija del destino.

¿Qué tipo de experiencia vivirá el público en Callas, la hija del destino?

«Es una experiencia bien interesante. Primero, porque vuelve el teatro de tablas al Teatro Municipal de Santiago, y creo que se necesitan espacios para mostrar teatro y que diversifica también el publico. Es una obra de gran calidad, con dos grandes actrices, que son Blanca Lewin y Claudia Cabezas, y creo que desde ahí ya hay hay una garantía de un espectáculo con mucho profesionalismo, pasión y sobre todo un trabajo muy emotivo. También en el trabajo musical se logran espacios bien bien emotivos en la puesta». 

Coordenadas
19 horas, de jueves a sábado. Desde el 12 al 21 de octubre, en el Teatro Municipal de Santiago (Agustinas 794), con entradas por $20.000.

Por Romina de la Sotta Donoso | 12-10-2023.

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