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Teatro

Jaime Vadell: "Los actores tenemos cariños acumulados, hay gente que te está viendo desde que tenía seis años, entonces uno forma parte de su vida familiar"

marzo 1, 2024

El reconocido actor, que está cerca de cumplir 60 años de trayectoria, habla con Radio Beethoven sobre la reposición de No me deje hablando solo en el Teatro Municipal de Las Condes. "Es una bonita obra, para reír y llorar, etcétera. Todo lo que se le pedía al teatro antes; ahora ya parece que se le están pidiendo puras tesis", comenta.

Jaime Vadell: "Los actores tenemos cariños acumulados, hay gente que te está viendo desde que tenía seis años, entonces uno forma parte de su vida familiar"

Falta muy poco para que cumpla 60 años de trayectoria. Y es uno de los actores más reconocidos y queridos por el amplio público. Ha actuado en más de 40 teleseries y también en más de 40 películas. También ha trabajando intensamente en teatro.

Este 1 de diciembre, Jaime Vadell (1935) vuelve al escenario del Teatro Municipal de Las Condes, como parte del elenco que en ese mismo recinto estrenó, hace un año, No me deje hablando solo, una obra escrita y dirigida por Rodrigo Bastidas. Las funciones se extenderán hasta el 10 de diciembre.

«Es una obra bonita, para reír y llorar, con todo lo que se le pedía al teatro antes», nos dirá Jaime Vadell en esta entrevista con Radio Beethoven. Profundizará en cuál es el tipo de teatro que le gusta hacer, y el porqué de esa preferencia.

Recordará su trabajo con Raúl Ruiz -«un genio»- y también se referirá a algunas de las colaboraciones artísticas recientes que han sido especialmente gratificantes para él.

Además de aclarar que la película El Conde no es una parodia, Jaime Vadell reconocerá que se han intensificado en el último tiempo el reconocimiento a su trabajo; hablará del «cariño acumulado» que cosechan los actores.

¿Cómo ha sido para usted la experiencia de trabajo para No me dejes hablando solo, la obra de teatro que se repondrá en el Teatro Municipal de Las Condes?

«Ha sido un regalo del cielo, porque es un papel que me viene bien, del cual puedo yo hacer un trabajo. Es una bonita obra, optimista, alegre y triste, o sea, para reír y llorar, etcétera. Todo lo que se le pedía al teatro antes; ahora ya parece que se le están pidiendo puras tesis. Entonces, esto de hacer teatro realista, emotivo, gracioso, familiar, es un agrado».

No me deje hablando solo.

En esta obra usted trabaja con un actor que pertenece a su generación, Héctor Noguera, y con otros actores más jóvenes, tal como el director, Rodrigo Bastidas. ¿Cómo ha sido esa colaboración entre distintas generaciones, que es tan habitual, creo, en el teatro?

«Sí, es habitual en el teatro, afortunadamente. Porque esa mezcla es muy buena; mantiene una vitalidad y mantiene una vigencia también, porque los viejos vamos escuchando lo que dicen los jóvenes, que es un idioma completamente diferente (ríe). Entonces se enriquece todo».

¿Le ha sorprendido la reacción del público frente a esta obra teatral, que fue la más vista del año en el Teatro Municipal de Las Condes y además se ha presentado en otros espacios, con muchos asistentes, que ha movilizado a harta gente?

«Tenemos harta gente, sí. Nos ha ido bien. Volvemos aquí después de un año, y estuvimos todo el año con la obra. Creo que es una de las obras que ha tenido más público, me parece que nos ha ido muy bien. Y la gente sale muy emocionada y muy agradecida, son muy cordiales, se acercan a saludar y a felicitar, con mucho cariño. Y eso es muy agradable porque quiere decir que el trabajo de uno está sirviendo para algo».

No me deje hablando solo.

No me deje hablando solo es una de las obras más exitosas del último tiempo. Sólo en el primer semestre de funciones, alcanzaron los 16 mil asistentes. Además del Teatro Municipal de Las Condes, donde ahora vuelve, se presentó en otras salas y también en regiones.

La comedia muestra a una pareja casada hace medio siglo. Jaime Vadell es un jubilado que por primera vez toma conciencia de las raíces de la frustración de su mujer, Coca Guazzini, y comprende con sorpresa que tiene que ver con él. Eso, en la interacción con su amigo de toda la vida, Héctor Noguera, la hija del matrimonio, María José Necochea, y un amigo más joven, Nicolás Mena.

En su previa colaboración con Rodrigo Bastidas y Teatro Aparte, Viejos de Mierda, que Jaime Vadell escribió en conjunto con Bastidas y que fue vista por cientos de miles de personas en cuatro años. Entonces, las giras por Chile del montaje se detuvieron con la pandemia.

Usted dijo que le resulta atractivo que No me deje hablando solo corresponde a un teatro que cumple una función específica de entretención y de hacer pensar también, con una base en el realismo.

«Sí».

¿Ése es el tipo de teatro con el cual se ha identificado más usted a lo largo de su vida? Entiendo que usted dejó, de hecho, el Teatro Experimental porque le faltaba realismo.

«Sí. A mí me gusta mucho ese teatro. Es que uno se formó, de verdad, viendo ese tipo de teatro, ese tipo de comedias y de dramas, y de los grandes dramaturgos, de Estados Unidos, por ejemplo, Arthur Miller o Tennessee Williams, de esos grandes íconos del teatro realista del mundo. Bueno, Williams es menos realista, pero es realista de todas maneras. Y además del teatro de Sergio Vodanovic, de Antonio Acevedo Hernández. El teatro realista es el teatro que es más cercano al público porque en nuestro país no es suficiente la cantidad de público que tiene la sofisticación que se necesita para hacer ese otro teatro complejo, abstruso y puntiagudo que de repente está de moda en Europa».

¿Para usted es importante conectar con el público a través de su trabajo? ¿Es uno de los motivos que lo hace dedicarse a esto, haber decidido ser actor?

«Es uno de los motivos que me hace trabajar. En teatro, como contenido, eso me importa muchísimo y fue una de las razones de que entrara a la televisión también, porque la televisión tiene la gracia de conectarlo rápidamente a uno con, ocho o diez millones de personas. Así nomás. Se dice fácil, pero creo que es importante». 

Coronación.

Entre las más de 40 películas en las cuales Jaime Vadell ha participado hay pilares del cine chileno, como Caliche Sangriento, de Helvio Soto y El zapato chino de Cristián Sánchez, y cuatro filmes dirigidos por Raúl Ruiz, entre ellos, la icónica Tres tristes tigres. También, dos célebres producciones de Silvio Caiozzi: Julio comienza en julio y Coronación, además de la también premiada Padre nuestro, de Rodrigo Sepúlveda.

En septiembre se estrenó El Conde, su sexta colaboración con Pablo Larraín, después de filmes tan inquietantes como Post mortem y El Club.

El Club.

En el cine, tal como en la televisión, usted ha tenido un trabajo muy extenso. Hay películas que son fundamentales en el cine chileno. Pienso en Tres Tristes Tigres y en Caliche Sangriento, pero también en otras películas muy destacadas afuera del país, como Julio comienza en Julio y Coronación. Son muchas, hasta llegar a El Conde, que imagino que es la última, ¿o ya grabó otra después de El Conde?

«No. Antes de El Conde grabé otra, que se llamaba Desconectados, y que es una comedia muy graciosa que protagonizaba Javiera Contador, que lo hacía muy bien. Bueno, es que es muy graciosa ella también. Es una magnífica compañera de trabajo, además, y con mucho talento. Esa película se llamaba Desconectados y era una comedia media burlesca de la indispensabilidad para vivir hoy de tener computadores y teléfonos celulares».

Desconectados.

En su filmografía hay muchísimas películas muy destacadas y de distintos cineastas. Hay una que yo vi recién porque recién se pudo ver, que es El Realismo Socialista, en la que usted trabajó con Raúl Ruiz.

«Sí. Fíjese que de esa película no tengo recuerdo absolutamente de nada. ¡De nada!. Y ahora cuando la repusieron no la vi tampoco. Me parece raro, porque uno se acuerda de las películas, sobre todo de las que se hicieron con Raúl, porque era trabajar con un genio, y eso a uno siempre lo impresiona mucho. Pero no tengo recuerdos. Es muy gracioso el título».

Es muy revelador.

«Sí, claro. Es burlesco. Por lo menos para uno, es muy burlesco, claro. Tal vez las generaciones más nuevas no saben la mofa que significa ese título».

Tres tristes tigres.

Raúl Ruiz también era genial en eso; tenía una mirada bien ácida de la realidad, y no era ni siquiera una mirada desencantada, sino que él anticipaba las múltiples dimensiones morales que tiene cada uno de los seres humanos, incluso el más ilustre, ¿no?

«Sí, es cierto eso. Usted acierta muy bien en eso».

Lo que le iba a comentar es que en el cine, y usted ha hecho harto cine, y no sólo películas que podríamos considerar tradicionales y realistas, sino que una mayor experimentación. Por ejemplo, en los diálogos, si pensamos en el mismo hecho de trabajar con Raúl Ruiz. ¿Puede ser que en el cine a usted sí le gustó más lo experimental? Porque ahí en su filmografía hay películas que no fueron hechas precisamente para conectar con tanta gente.

«No, no. Es cierto eso, pero son películas que son muy realistas,. Las películas de Raúl son muy realistas, lo que pasa es que de repente parecen difíciles de entender, pero eso es una falsa visión. Son películas que cuentan lo que cuentan, y lo cuentan con absoluta realidad, lo que pasa es que lo que cuentan es tan real que uno lo desconoce. O sea, se le aparece desconocido. Es tan develador de lo que realmente pasa, que uno dice ‘Bah, qué raro esto’. Eso es».

El Conde.

Entiendo. ¿Le ha llamado la atención todo el reconocimiento que ha tenido la película El Conde, en el sentido de lo que ha pasado con ella, los debates que se han armado, hasta dónde llegaron las criticar, desde un punto de vista incluso estético?

«Me ha llamado la atención que ha habido muy poca reacción. Yo no tengo redes sociales; parece que ahí se debate mucho y hay muchos insultos a favor y en contra. Pero no tengo esa información. En los diarios, las radios, en la televisión no se ha hablado nada».

Pero a usted le han hecho varias entrevistas.

«Sí, hartas entrevistas, y todas con muy buena leche, además. Nadie me ha asaltado con impertinencias o verdades reveladas. Me han tratado muy bien, como buen actor».

(Risas) Leí una entrevista en la que le preguntaban sobre El Conde como una parodia y usted decía ‘No lo veo de la misma manera’. Y punto, no avanzaba más el tema, tal como dice usted, con buena leche.

«Cuando uno va a trabajar no trabaja pensando en hacer una parodia porque ése es otro estilo, no era el estilo de la película, y no era la intención tampoco. Y no sé, no iba a imitar, porque hay imitadores que lo hacen mucho mejor; el Palta Meléndez, por ejemplo. Entonces, ¿para qué hacerlo de nuevo?».

Jaime Vadell es una de esas personas que han estado en el living de varias generaciones. Hasta la pandemia, Vadell había participado en más de 40 teleseries, desde la emblemática La madrastra, de Arturo Moya Grau, hasta Isla Paraíso (Alejandro Cabrera». Ampliamente recordados son sus protagónicos en La intrusa (1989), El palo al gato (1992) y Champaña (1994).

Además, en Villa Nápoli (1991), de Sergio Vodanovic, actuó con Ana González, con quien también trabajó en el Teatro del Ángel en 1984. Ambos eran parte del elenco de La nona. «Es obra tuvo mucho éxito, estuvo en cartel como cuatro años. Era una comedia graciosísima, muy esperpéntica, del dramaturgo argentino Roberto Cossa. Fue un agrado trabajar con Ana González, que era una actriz fantástica, extraordinaria. Y todo el elenco ése era muy amable», recuerda Jaime Vadell.

El actor también hizo un valioso trabajo de gestión artística a través del Teatro La Feria, entre 1983 y 2007. «En esa sala que teníamos con Susana Bomchil en Bellavista, yo trabajé muchos años. Estuvimos ahí no sé cuántos años, un millón de años… o eones (ríe). En serio, hicimos no sé cuántas obras, deben haber sido más de 30, y cerramos porque nos aburrimos», recuerda.

Ya en 1976, Jaime Vadell había cofundado con José Manuel Salcedo la compañía La Feria, después de haberse retirado de Teatro Ictus, y buscando hacer un teatro más realista. Al año siguiente, la carpa en la cual estaban presentando la obra Hojas de Parra, salto mortal en un acto, con poemas de Nicanor Parra, fue incendiada.

Quisiera preguntarle también por su relación con la música…. De una vez ye hablamos por teléfono en la década del 2000, me acuerdo que usted es bueno para escuchar música clásica.

«Sí, soy bien bueno para escuchar música clásica. Ahora estoy dedicado a escuchar ópera».

Y sus favoritas, ¿cuáles son?

«Ah… las italianas. Algunas, claro. En realidad no se puede decir, porque hay maravillas de Mozart… Toda esa gente yo no sé cómo lo hacen tan bien. Les quedan tan bien las cosas, tan redondas, tan terminadas, tan bien elaboradas. tan despuntadas (suspira). Y uno, que es tan torpe para trabajar. Tan grueso. Uno trata de hacerlo mejor, pero… No sé, a los chilenos nos quedan siempre las cosas como a medias… Sin terminar bien, ¿no? (ríe). Salvo algunos tipos, que sobresalen al tiro, como Neruda, por ejemplo».

No me deje hablando solo.

En este último tiempo, usted ha sentido un cariño más grande, más intenso de la gente? Tengo la sensación de que ha habido más reconocimientos públicos.

«Mucho más grande. ¡Mucho más grande! Porque la gente te agarra cariño acumulado. Los actores tenemos cariños acumulados, hay gente que te está viendo desde que tenía seis años, entonces uno prácticamente forma parte de la vida familiar de mucha gente. Y en la medida que esto sigue, que uno sigue trabajando y sigue haciendo cosas que le interesan y que lo emocionan, el cariño se aumenta. Y cuando a uno lo ven más viejujo, también aumenta».

Además de haber recibido el Premio Altazor y dos veces tanto el Pedro Sienna como el Apes, y preseas en diversos festivales, a Jaime Vadell le fue también otorgado el Premio Agustín Siré en 2006, en 2018 fue homenajeado por su trayectoria por el Festival de la Cineteca Nacional de Chile y, en 2022, por Fundación Teatro a Mil.

¿Qué les diría a los auditores de Radio Beethoven para que asistan a la obra No me deje hablando solo?

«Vayan a ver No me deje hablando solo, una obra de Rodrigo Bastidas que tiene toda la gracia y la profundidad que tiene Rodrigo Bastidas. Lo deben conocer sobre todo por la cosa de comediante, de comediógrafo que tiene, pero además de tener esta obra buena parte de eso y momentos muy graciosos, tiene también un trasfondo muy importante, muy bonito».

Coordenadas
No me deje hablando solo
1 al 10 de marzo. 20 horas, jueves a sábado, 18:30 horas del domingo.
Teatro Municipal de Las Condes (Apoquindo 3300). Entradas desde $18 mil a $25 mil.

Por Romina de la Sotta Donoso | 01-03-2024.

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