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Música

Nicolas Rauss: "Sin duda voy a seguir trabajando con Enrique Soro, aunque no esté en Chile"

diciembre 14, 2022

El director suizo asumirá en algunas semanas la titularidad de la Sinfónica del Sodre, en Montevideo. Pero su vínculo con Chile mantiene su vigor: acaba de dirigir a la Orquesta Clásica Usach, el 15 de diciembre conducirá el Concierto de Navidad UC y en mayo volverá a dirigir a la Sinfónica Nacional Juvenil.

Nicolas Rauss: "Sin duda voy a seguir trabajando con Enrique Soro, aunque no esté en Chile"

Hace dos meses, la Orquesta Sinfónica del Sodre, de Montevideo, anunció que su nuevo director titular, desde 2023, será Nicolas Rauss (1960). Se trata de un puesto particularmente relevante pues el Sodre (Servicio Oficial de Difusión, Representaciones y Espectáculos) es una de las entidades más relevantes del Cono Sur en el ámbito de la música de tradición escrita y su orquesta, una de las que tiene más tradición en la región. Ver anuncio aquí.

Nicolas Rauss tiene, por otra parte, más de veinte años de relación artística con Chile, y ahora mismo está en nuestro país, trabajado con decenas de intérpretes en la preparación del repertorio que será parte del Concierto de Navidad UC, el jueves 15 de diciembre.

Se escuchará la Música para los reales fuegos de artificio de Haendel y la Misa de Gloria de Puccini, en una presentación que será gratuita y se realizará a las 19 horas en el Templo Mayor del Campus Oriente UC (Jaime Guzmán 3.300). Además, será transmitida en directo en el canal de YouTube de la UC.

«Aprovechemos un programa como éste para reanudar los contactos que tanto disfrutábamos antes de la pandemia entre el público y los artistas. Los esperamos para sentir eso de nuevo», indica Nicolas Rauss.

Actuarán tres elencos de la Universidad Católica: la Orquesta de Cámara, que integran profesores y estudiantes, el Coro de Cámara y el Coro de Estudiantes, además de dos solistas vocales: el tenor Gonzalo Quinchahual y el bajo Pablo Oyanedel.

El director suizo no sólo fue titular durante casi una década de la Orquesta Clásisca Usach, sino que desde 1999 ha sido invitado para conducir los más importantes elencos de nuestro país. Ha trabajado en reiteradas oportunidades con la Orquesta Sinfónica de Chile y, de hecho, acompañó en las Semanas Musicales de Frutillar y otros conciertos veraniegos en 2013. También es una batuta constantemente invitada por la Orquesta de Cámara de Chile y ha trabajado igualmente con la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil.

También ha trabajado en varias ocasiones con el Instituto de Música UC. En diciembre pasado estuvo a cargo del concierto de cierre de un curso de práctica orquestal. Él fue quien lideró algunos de los conciertos más inolvidables de la segunda mitad de la década del 2000 en la UC, cuando el director del Instituto de Música UC era el reconocido compositor Alejandro Guarelllo. Por ejemplo, Rauss dirigió en 2007 la Sinfonía nº14 de Shostakovich y El Rey David de Honegger, en 2009. Ambas fueron hitos en la escena nacional

Sin embargo, el vínculo de Nicolas Rauss sigue igual de fuerte con nuestro país: acaba de estrenar con la Orquesta Clásica Usach un oratorio de René Silva y también sus propios arreglos de partituras de Enrique Soro. Este último, dice, es un compositor que no piensa abandonar. Continuará con su rescate.

Radio Beethoven conversó con Nicolas Rauss sobre el Concierto de Navidad UC y también sobre sus próximos proyectos, que incluyen desafíos de repertorio con la Sinfónica Nacional Juvenil y su debut como titular en la Sinfónica del Sodre.

¿Cómo es para usted trabajar con los elencos de la UC, considerando que ya ha tenido varios proyectos de colaboración artística con el Instituto de Música UC?

«El año pasado hice un programa con la orquesta de jóvenes, que lamentablemente no se pudo hacer con público por el tema del Covid. He hecho otras cosas, pero la época en la que más he hecho se remota a unos 15 años atrás, en lo que fue, a mi juicio, una época de gloria del Instituto de Música UC. En esos años llegamos a hacer la Sinfonía nº14 de Shostakovich, y quien preparó a los violines fue Álvaro Parra, el violinista que actualmente toca en la Filarmónica de Berlín., y también hicimos El Rey David de Honegger en la Casa Central. Para mí, fueron experiencias que no olvido, fueron preciosas».

El programa del Concierto de Navidad UC, explica, no lo diseñó él. Aclara que ambas obras son muy distintas. «Haendel es un compositor que adoro hacer. No soy especialista barroco, pero escucho distintas versiones y así aprendo. Es impresionante la una libertad tan grande que existe hoy, pues diferentes especialistas hacen versiones completamente distintas de la misma obra, En el fondo, estas partituras son interpretables de maneras muy divergente», señala.

Destaca la tonicidad del genio barroco. «Haendel tiene un uso del espacio sonoro que no lo tenía, en lo coral, alguien como Bach, que es uno de los más grandes compositores de la historia de la música. Por supuesto que Bach tenía otras cosas, partiendo por una profundidad mayor. Haendel me conquista siempre, su música es extraordinaria para escucharla en la mañana porque nos pone de muy buen humor. No había hecho nunca la Música para los Reales Fuegos de Artificio así que descubría esta obra con muchas ganas», reconoce Nicolas Rauss.

¿Qué destacaría de Música para los Reales Fuegos de Artificio, una de las obras más brillantes y conocidas de Georg Friedrich Haendel?

«Es interesante saber que en esa época ponían música para los fuegos artificiales, y que éstos hacen mucho ruido, por lo tanto la música debía ser fuerte. Así que Haendel recomendó una cantidad enorme de vientos. Recordemos que no todos los grupos eran pequeños en el Barroco; Corelli, por ejemplo, dirigía en Roma una orquesta que se cree que tenía 40 cuerdas, eso se sabe según las facturas de los pagos. Bueno, acá Música para los Reales Fuegos de Artificio vamos a hacerla con un instrumento por parte, pero la música se adapta perfecto porque es una especie de concerto grosso para orquesta. Naturalmente es bastante brillante».

¿Cómo conoció la Misa de Gloria de Puccini que interpretarán en la segunda parte del Concierto de Navidad UC?

«La conocí cuando era adolescente, porque la canté en un coro. Y luego cuando fui alumno de dirección Michel Corboz, reforzábamos el coro, cuando la conducía él. Bueno, yo no reforzaba mucho porque nunca canté bien (ríe). Michel Corboz murió el año pasado y vino a Buenos Aires varias veces a dirigir; era un director de coro fascinante, realmente. Ser alumno de él no me sirvió para nada, porque él no daba buenas clases, sino que hacía ensayos y conciertos maravillosos. creo que era demasiado genial para poder enseñar a alguien cómo hacer eso que él hacía. Lo que él decía en las clases, a mi juicio, no tenía ningún interés, salvo algunas excepciones, comparado con lo que hacía y con lo que era él como personalidad».

¿Uno aprendía más al verlo trabajar?

«Yo diría que uno aprendía por el solo estar con él; era una personalidad que te iluminaba. Tenía un gran carisma, era un maestro del coro, amante de la voz. Él grabó esta Misa de Gloria de Puccini para Erato. Me cuesta un poco imaginar otra versión que no sea la de él, porque Michel Corboz te enamoraba con sus versiones, las que son muy musicales».

Nicolas Rauss, además de haberla cantado, ya dirigió la Misa de Gloria de Puccini en nuestro país. Hace seis años, en el Concierto de Aniversario de la Universidad de Santiago de Chile, con José Azócar, Christian Lorca, la Orquesta Clásica Usach y el Coro Usach (ver nota previa al concierto, aquí y nota posterior, aquí).

¿Qué le gustaría destacar de la Misa de Gloria de Puccini?

«Es una misa que tiene un Kyrie hermoso en cuanto a lo melódico y lo armónico, ya es un gran Puccini. Después, el Gloria es la pieza más importante, es más de la mitad de la obra. El Credo tiene buenas partes también, y Sanctus, Benedictus y Agnus Dei son piezas menos importantes. Aquí no sucede lo que hoy se acostumbra tanto que es que se termina con lo más relevante; acá lo importante está en el Gloria y un poco en el Credo. Con Puccini, siempre son músicas bellas».

Nicolas Rauss destaca que esta partitura Puccini la escribió cuando era estudiante todavía, alrededor de los 20 años, y que «es increíble, una delicia de obra». En la Misa de Gloria, además, hay algunas piezas que reaparecerán en algunas de las óperas más famosas del compositor italiano: el Agnus Dei en Manon Lescaut, y el Kyrie en Edgar.

«Más que solística, esta misa es muy coral. El barítono y el tenor tienen cada uno un solo bellísimo, pero breve. La misa la lleva el coro y hay es naturalmente muy operístico, de la manera que tuvo Puccini después, o sea, Puccini está realmente ahí. Lo van a reconocer, tiene esas grandes y elegantes melodías, tiene poesía y tiene un buen humor que a veces es casi pueblerino. El Gloria en vez de ser un gran y tradicional Gloria, es casi popular», explica Nicolas Rauss.

Otro rasgo distintivo de Puccini está, explica el director suizo, en «el gusto de los acordes menores en modales que se siguen sin una relación habitual y en las frases que tienen esa elegancia del legato que pasa en las óperas de un cantante al otro, por más que tengan un carácter distinto. Eso es algo que Verdi no hacía. Además del drama, Puccini es un maestro de la elegancia. Se puede hacer un paralelo; Puccini es a Verdi lo que Strauss es a Wagner. Puccini y Strauss son hombres que están un poco menos en la garra de lo popular, en la fuerza de lo que gusta a los alemanes y a los italianos, y miran un poquito a lo lejos todo esto. Strauss y Puccini, en cambio, orquestan maravillosamente».

Nicolas Rauss revela, además, una anécdota que contaba su maestro, el célebre director suizo Michel Corboz. Que Puccini, disponía de escasos recursos financieros cuando estudiaba y le gustaba fumar. Entonces, como era organista en una iglesia para solventar sus gastos, “para comprarse un paquete de cigarrillos, vendía los tubos del órgano, y después tenía que acordarse el domingo siguiente qué notas había vendido para saber cuáles no tocar.  No sé si será verdad, pero es una anécdota simpática y muy italiana, yo encuentro”.

¿Qué les diría a los auditores de Radio Beethoven para invitarlos al Concierto de Navidad UC?

«Que hay una obra que es de la majestuosidad y la fuerza de los reyes del pasado; uno ve la corona brillar, luces por todos lados, y la corte imaginaria. Y lo otro es una música de fin de siglo XIX ya no totalmente romántica, con melodías que acarician, que se basa en el placer y con un canto muy operístico. Si tienen algo en común las dos, es que no son demasiado profundas y sí son positivas, una en la pregnancia y en la majestuosidad, y la otra en el placer vocal, en las melodías, en una armonía y una orquestación súper finas».

Hace tres semanas, Nicolas Rauss volvió a asumir la dirección de la Orquesta Clásica Usach, esta vez como invitado, en un concierto que ofreció un estreno y un rescate de música chilena. Con el Coro Sinfónico Usach, ofrecieron la primera audición de una obra que el propio Rauss comisionó a René Silva: el oratorio La Rebelión del Nazareno, que se inspiró en un poemario de Manuel Zúñiga.

El estreno estaba pendiente desde 2020, por la pandemia. Por ello, para el director suizo, representaba «la posibilidad de completar una labor que quedó en suspenso. Reencontrarse con todas las personas que en este programa están involucradas podría significar, supondría, una cosquilla al alma”. Así lo declaró en una entrevista publicada en extension.usach.cl (ver aquí).

Nicolas Rauss dirigiendo a la Orquesta Clásica Usach en 2019. Foto: Gary Go.

Justamente, la comisión de obras a compositores chilenos y su estreno es una de las grandes contribuciones que ha realizado Nicolás Rauss a la escena nacional, en particular durante sus años como titular de la Orquesta Clásica de la Usach. Es de esas contribuciones que permiten el desarrollo de nuestra música de tradición escrita y la propia sobrevivencia de la música clásica.

En esa jornada en el Aula Magna Usach, además, se prresentó Suite nocturna y fantástica del compositor chileno Enrique Soro (1884-1954), que el propio Nicolas Rauss orquestó en la pandemia y que se estrenó en marzo (ver nota previa aquí).

¿Qué nos puede contar respecto del último concierto que dio con la Orquesta Clásica Usach, a fines de noviembre?

«Fue un programa solamente con música chilena de tradición escrita, pero de épocas muy distintas, porque las piezas de la Suite Fantástica son de principios de siglo XX, e incluso alguna capaz que alguna sea de 1899, y la obra de René Silva es de 2020. Entonces hay 120 años de diferencia entre esas dos obras.

Hablemos sobre Suite nocturna y fantástica de Enrique Soro, que usted orquestó, y sobre el oratorio La Rebelión del Nazareno de René Silva.

«Soro es un compositor que escribía para los salones chilenos, su música es un poquito euro-centrista, lo cual para música clásica no me parece ningún pecado, sino al contrario, debo decir. René Silva es un compositor que tiene un poco de lenguaje de la música contemporánea y de técnicas extendidas, pero fundamentalmente es un compositor modal y que se asocia un poco al canto popular chileno. De alguna manera, es un hombre que mira hacia ‘lo popular’. Así que son dos obras muy distintas, la de René Silva es un anti-oratorio, en el sentido en el cual Nicanor Parra hacía anti-poesía, pues no hay grandes coros inicial y finales, no hay arias distintas, no hay piezas de distinto carácter, distintos tempos, no juega sobre el principio del contraste sobre el cual están normalmente basados los oratorios. Es una obra que más que musicalizar los poemas, los narra. Y los poemas están en el centro de la obra. Así de diferentes son, la obra de René Silva no es orquestal, sino que es más bien vocal, y es narrativa. Al contrario, las orquestaciones de las piezas de Soro son un juego que trata de que esa piezas parezcan orquestales y no traslados al piano».

Suite nocturna y fantástica de Enrique Soro fue estrenada en marzo por la Orquesta de Cámara de Chile y con su propia dirección. Hablamos con usted antes de esa primera audición, pero ahora que ya ha sonado dos veces, ¿qué le gustaría comentar respecto de este trabajo suyo como editor?

«Estas piezas de Enrique Soro son para piano y tienen una muy linda escritura, que es simple, para que la gente las pudiera tocar en su casa. Es una escritura relativamente simple, pero que permite un lenguaje orquestal muy rico en realidad. Traté de hacer un lenguaje orquestal no especialmente inspirado en las orquestaciones del propio Soro, quien orquesta muy bien, pero de manera simple. Traté de buscar la orquestación de un Puccini o de un Richard Strauss, pues la música en boga cuando él estaba estudiaba en Italia era de Puccini. Así que creo que no estoy demasiado lejos del espíritu.

¿Cuán comprometido se siente con Enrique Soro y con su legado? ¿Seguirá trabajado con su obra?

«Sin duda voy a seguir trabajando con Soro, aunque no esté en Chile porque soy muy sensible a la factura técnica de un compositor y la verdad es que conozco pocos compositores chilenos del pasado que tengan la técnica de Soro. Su técnica, además, es absolutamente natural, `pues ya la tenía cuando era adolescente, y es una técnica que me parece muy buena. No es un revolucionario para nada, es un tradicionalista, pero de alguna forma irriga su escritura y la conducta de las partes internas atrae siempre algo nuevo. Me parece que la inspiración no apunta a una gran altura, no busca las grandes óperas dramáticas, no busca hacer sinfonías a lo Mahler o a lo Shostakovich, filosóficas. Él hace pequeñas piezas, pero dentro de esa modestia encuentro que vuela alto en inspiración. La verdad es que tengo mucha simpatía con esta música. Por otra parte, es música de placer, y yo tengo esa relación de placer con la música, aparte de la filosófica y de la profunda».

¿Tiene ya planificadas algunas acciones vinculadas a Enrique Soro?

«Sí, espero volver a orquestar algunas piezas de piano de él. En mayo del año próximo, con la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil re-estrenaremos las Variaciones Sinfónicas de Soro, que él escribió estando en Italia, joven. Capaz que ya se tocaron en Chile, no hay mucha seguridad de eso, pero si sucedió tendría que haber sido muy al principio del siglo XX. Es decir, debe hacer décadas, por no decir un siglo, que no se han tocado. Eso va a ser el 24 de mayo con la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, junto con obras de Olivier Messiaen, del Bolero de Ravel y una obra de una compositora chilena que la está escribiendo».

¿Cuáles son sus expectativas como titular en la Sinfónica del Sodre? Hay algún énfasis especial que quiera darle a su período?

«Conozco a la Orquesta del Sodre desde diciembre de 1984. Son muchos años, 38 años en realidad, y creo que en la actualidad esta orquesta está en un muy buen momento, y merece un público mayor. Yo me voy a dedicar a eso el año próximo, a acercar las bellezas sinfónicas a más gente. Me parece que la sala y la orquesta del Sodre lo merecen y que los uruguayos también merecen conocer mejor ca esta orquesta. Entonces, estará entre mis prioridades el relacionar más la Orquesta del Sodre con su gente. De hecho, ya estoy trabajando en eso. Quizás no está de m´ás decir que cuando vine a Sudamérica primero estuve en Uruguay, luego en Argentina, pero en Mendoza, es decir, en la parte fronteriza con Chile, y luego estuve en Chile. Son los tres países en los cuales he vivido en Sudamérica, tres países de los cuales tengo cédulas vigentes (ríe). O sea, me ambienté en esos tres países, y volver a vivir en Uruguay, es un retorno lindo. Es un país por el cual tengo una afinidad particular, y que no puedo explicar mucho, como muchas veces sucede con la afectividad». 

Por Romina de la Sotta Donoso 1 14-12-2022.

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