Helmuth Reichel y la Sinfónica UdeC: "Vamos a combinar obras que aparentemente son muy diferentes, pero que tienen en común ser muy personales"
abril 4, 2024
El director chileno radicado en Alemania vino a dirigir a la Sinfónica U. de Concepción en la Séptima de Dvorák y obras de Arturo Márquez y Valeria Valle. En mayo hará un extraordinario programa en el Municipal de Santiago, y además tiene novedades en Dresden y de su trabajo por la música chilena.
Helmuth Reichel Silva (1983), una de las batutas chilenas con mayor proyección global, ya había trabajado con todas las orquestas de Santiago antes de la pandemia. Es el único director nacional que ha logrado ser finalista en el Concurso Besançon, el más prestigioso certamen de su género. Eso sucedió en 2015 y al año siguiente debutó con la Orquesta Sinfónica de Chile, la primera capitalina en invitarlo, después de haber dirigido ya dos veces a la Sinfónica Universidad de La Serena.
Con un sano criterio de realidad, y dando cuenta de hechos, no de sueños, decía entonces que estaba viviendo «una etapa de aprendizaje en todo sentido; todo lo veo como una oportunidad para enriquecer los conocimientos que de a poco uno va decantando. Ha sido muy enriquecedor, por ejemplo, el trabajo que acabamos de hacer con estudiantes del Instituto de Música UC, preparando un programa de serenatas de Dvorák y Suk» (ver entrevista de 2016í). Para él, hay que hacer cada cosa a su tiempo; evitar que la impaciencia siembre solamente éxitos superficiales.
La visibilidad internacional que le dio Besançon implicó también su debut con la Sinfónica de Tokio y el nacimiento de una colaboración artística que se extiende hasta el día de hoy.
Este director chileno ha cosechado aplausos de los músicos: es uno de los más votados por los integrantes de las orquestas chilenas a la hora de definir los invitados de cada próxima temporada. Y también ha cosechado la unánime valoración positiva de la crítica. Por ejemplo, en el caso de sus conciertos con la Sinfónica de Chile en 2016 y 2019. En su crítica al primero, Jaime Donoso destacó la «técnica irreprochable» de Reichel Silva y «la gran respuesta de la orquesta». En 2019, en tanto, Gonzalo Saavedra apuntó que «Reichel hizo una entrega justísima» y que su entrega de La Consagración de la Primavera de Igor Stravinsky, fue «una versión madura, con un encuadre preciso» (ver crítica).
El director, por su parte, lo que comentaba era que «los músicos de la Sinfónica han sido muy generosos» (ver nota).
Ahora, Helmuth Reichel Silva está de vuelta en el país. Viajó desde Alemania, donde es el director titular de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Dresden y, además, se dedica a formar a nuevas generaciones de directores. Uno de sus exalumnos es el muy reconocido Luis Toro Araya (1995), quien actualmente es asistente de la Orquesta Nacional de España.
Reichel Silva vino invitado por la Corporación Cultural Universidad de Concepción, y abordará un programa equilibrado que reúne una gran sinfonía de Antonin Dvorák, un exuberante concierto para arpa de Arturo Márquez, con Patricia Reyes como solista, y una obra chilena reciente de la compositora Valeria Valle. Serán dos conciertos con la Sinfónica Universidad de Concepción, ambos a las 19 horas, en el Teatro Universidad de Concepción (O’Higgins 660), con entradas desde $ 4 mil a $ 10 mil y con descuentos para estudiantes.
Radio Beethoven conversó con el director chileno sobre estos conciertos y el repertorio que abordará. También, sobre sus futuros proyectos, que incluyen un disco con música chilena contemporánea -Reichel Silva es uno de los más entusiastas promotores de la creación nacional actual- y un nuevo concierto en el Teatro Municipal de Santiago, con un programa excepcional que está entre los más interesantes del año. También hace un balance de su trabajo en Dresden, que acaba de producir un récord.
¿Cómo hasido su relación con la Orquesta Sinfónica Universidad de Concepción?
«He tenido la suerte de poder trabajar en dos ocasiones con esta orquesta antes, en 2018 y en 2023, y ahora es una alegría poder volver a trabajar con ellos este año».
¿Cómo han sido esas experiencias? ¿Interesantes?
«Sí, claro, de todas maneras. Siempre es un placer trabajar con los músicos de la Sinfónica Universidad de Concepción. El repertorio que hemos hecho ha sido bien diferente, entonces ha sido interesante tanto para la orquesta como para mí. El año pasado hicimos Tchaikovsky y ahora estamos haciendo Dvorák, pero también vamos a hacer obras contemporáneas de Márquez y también de una compositora chilena».
Hablemos del programaen Concepción.
«Es un programa muy interesante porque vamos a combinar obras que aparentemente son muy diferentes. De Valeria Valle, compositora chilena, Al otro lado del cielo, una obra del famoso compositor mexicano Arturo Márquez, un concierto para arpa que se titula Máscaras, y la Séptima Sinfonía de Dvorák. Si bien parecen compositores muy diferentes, tienen elementos en común: son tres obras muy, pero muy personales de cada compositor. La obra de Valeria Valle, en palabras de la compositora, es una obra que ella se la dedicó a su fallecido papá y habla de todo lo que conecta a las almas que están presentes y las que ya no están presentes., o sea, cómo funciona esa conexión. Es una obra muy hermosa y muy personal de la compositora, que para mí es muy interesante y un placer poder trabajarla con la orquesta».
Usted ha dirigido harta música chilena.
«Sí. Siempre estoy trabajando obras chilenas, por lo general en todos los programas. Hay excepciones, pero son muy pocas. Precisamente esta obra me pareció muy interesante cuando la escuché por primera vez; la estrenó la Orquesta de Cámara de Chile, con el maestro Emmanuel Siffert, y ésta es la primera vez que la orquesta aquí en Concepción la interpreta».
Le ha ido bien a esa obra. Me tocó presentar un concierto en el cual la hizo la Sinfónica Regional Juvenil de Valparaíso. Ha tenido ya una buena vida esta obra. En poquito tiempo, tres veces ya...
«Claro. ¿Será la tercera vez, me imagino, que se va a interpretar?
Sí, la tercera vez, por lo menos.
El compromiso de Helmuth Reichel con la música chilena ha sido una constante en su carrera. En 2022, en su retorno al país desde la pandemia, ofreció el estreno absoluto de Sueños de una machi, de Ismael Huerta, con la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil. La crítica, en LUN, destacó su «entero dominio» y la «total excelencia» del director chileno. Poco antes habría estrenado Morbus Sacer de Tomás Brantmayer en el Kulturpalast de Dresden y Canción de cuna para Fuegia Basket, también de Tomás Brantmayer, la interpretó varias veces, y además la grabó con la Orquesta de Cámara de Chile. Y en 2019 dirigió Ligereza, de Miguel Farías, con la Sinfónica Universidad de La Serena.
«Cuando uno tiene la oportunidad de fomentar la música chilena, eso es algo muy satisfactorio, hay que aprovecharlo», decía en 2022. Para él, abordar creaciones contemporáneas nacionales es «algo natural». Y lo explicaba: «A mí siempre me ha parecido frustrante no poder tener a los compositores vivos al lado para poder trabajar con ellos sus obras. Y la música contemporánea tiene esa ventaja de que si los compositores están ahí uno como intérprete puede trabajar con ellos lo más cercano posible para poder hacer una interpretación lo más real posible a lo que el compositor quería hacer» (ver entrevista de 2022).
Volviendo al programa en Concepción, Arturo Márquez tiene un lenguaje súper característico, y tiene un alma en el folclor y las danzas propias de su nación, ¿no?
«Sí. Lo interesante que tiene Márquez es que, como dices tú, combina en su lenguaje musical elementos folclóricos y muy propios no sólo de México, sino que también inspirados en diferentes danzas latinoamericanas, sobre todo en el Danzón que corresponde a las obras más famosas que él ha compuesto, todos los danzones, sobre todo el número 2 por supuesto. Y hay mucho de ese lenguaje musical que también está presente en la obra. En cuanto a su idioma, es muy típico de él, con las armonías y con los ritmos folclóricos que en muchas de sus obras plasma. Pero el contexto de la obra es bien especial y es bien trágico en realidad, porque habla de todas las injusticias que sufrieron los pueblos indígenas en México. Los cuatro movimientos hablan de diferentes episodios, algunos más trágicos que otros; una matanza, por ejemplo, a unos niños que trata el primer movimiento, y por ese lado el contenido de la obra es bastante profundo. Entonces, si uno pone esa música en contexto su lenguaje, que puede ser muy ameno y hermoso de escuchar, toma un carácter bastante dramático».
En ese sentido, Máscaras de Arturo Márquez, se relaciona directamente con la Séptima Sinfonía de Dvorák, que también es parte del programa, especialmente porque esa sinfonía es singularmente dramática, y austera al mismo tiempo.
«Sí, precisamente Dvorák, de una manera similar a Márquez, escribe esta sinfonía basándose un poco en sus experiencias personales también. Él tenía mucho conflicto con su propio país. Sabemos que después de que fue a Estados Unidos, Dvorák sufrió mucho al irse a República Checa. Esta es la última sinfonía de carácter centroeuropeo, por decirlo de alguna forma, porque notamos un claro cambio estilístico a partir de la Octava. La Octava y la Novena sinfonías de Dvorák claramente ya tienen otro sonido. La Séptima la compuso inspirada en una tendencia estilística completamente diferente a lo que él había hecho hasta ese momento y compuso la Séptima Sinfonía después de haber escuchado la Tercera de Johannes Brahms. Si comparamos ambas sinfonías, estructuralmente tienen muchas similitudes, también el ritmo y el pulso, y en general el color es bastante similar. De hecho, la Séptima es la sinfonía más compleja de Dvorák, y yo diría que es la más difícil. También técnicamente es muy, pero muy exigente para la orquesta. Y es muy potente también. Es la última sinfonía de ese tipo que escribió Dvorák antes de cambiar por completo su lenguaje a algo más transparente a partir de la Octava Sinfonía».
¿Qué les diría a los auditores de Radio Beethoven como invitación a estos conciertos con la Sinfónica Universidad de Concepción?
Esto va a ser un concierto bien especial, vamos a hacer una sinfonía de Antonin Dvorák, la número 7, que no se interpreta mucho, y que es una de las sinfonías más importantes del compositor. Y al mismo tiempo estaremos también interpretando dos obras de compositores latinoamericanos, una de Valeria Valle, Al otro lado del cielo y, de Arturo Márquez, el concierto para arpa Máscaras, dos obras maravillosas que no se las pueden perder».
¿Cómo sigue su relación con Chile? ¿Cómo fue ese vínculo el año pasado y cómo se ve este año? ¿Cuántos compromisos tiene, además de esta invitación a Concepción?
«Por razones de tiempo más que nada, no puedo venir las veces que me gustaría. Pero por lo general estoy viniendo dos, tres veces al año. Y este año también. En mayo voy a estar con la Orquesta Filarmónica de Santiago, en el Teatro Municipal, con un programa sinfónico. Este año van a ser pocas las veces que pueda venir a Chile, pero de lo bueno, poco, como dicen. Así que muy contento de poder estar viniendo regularmente de todas maneras».
Lo que conducirá este año en el Municipal es bien interesante. ¿Cómo se toma ese desafío?
«Sí, claro, es un placer poder trabajar con ellos también. La última vez fue en 2019, justo antes de la pandemia, y ahora, después de varios años poder volver con la Filarmónica también es una alegría».
El programa en el Teatro Municipal es sumamente interesante
«El programa es muy teatral, en el mejor sentido de la palabra. Vamos a hacer Mandarín Maravilloso de Bela Bartók, que es una música que el compositor escribió para acompañar una obra de teatro. El contexto de esa obra es muy, muy impactante, porque es una obra del Expresionismo, entonces la música también es muy brutal. Y esa música va a contrastar con el concierto para solista que vamos a hacer con Danor Quinteros, Rhapsody in Blue de Gershwin. En la segunda parte vamos a tener dos obras de un colorido muy diferente, pero muy espectacular también; la primera es la Rapsodia Española de Maurice Ravel, y la segunda son las Danzas Sinfónicas de West Side Story, de Leonard Bernstein».
Es uno de los programas más atractivos del año, para mi gusto
«De todas maneras, espectaculares todas las obras. Así que de verdad, muy contento de poder volver a trabajar con la Orquesta Filarmónica en ese repertorio que es tan lleno de ritmo y tan atractivo para el público».
¿Cómo sigue su trabajo con la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Dresden?
«Ese trabajo ha sido muy satisfactorio porque en los últimos años hemos, de a poco, ido preparando a la orquesta para desafíos muy grandes. Tenemos que pensar que son orquestas de jóvenes y para ellos todos los programas exigentes requieren una preparación intensiva, y esa preparación es también un desafío para el director, para mí, sin duda. Y eso es lo que hace muy motivante trabajar con ellos. Ya hace poco interpretamos la Segunda Sinfonía de Mahler; Resurrección, en la sala de conciertos de la ciudad de Dresden, con teatro lleno y fue todo un éxito. Creo que ha sido para la orquesta la obra más importante que han podido interpretar con el coro sinfónico de la universidad también, desde su fundación, hace 62 años».
A continuación, el tráiler que hizo la orquesta para la Resurrección de Mahler, con una invitación del director chileno.
¿Le gustaría comentar algún otro proyecto que tenga?
«Sí. Estamos en la fase de posproducción final, esperando cerrarlo ojalá este año, de un proyecto de grabación de música contemporánea chilena que hicimos con la Orquesta Sinfónica Universidad de La Serena. Este proyecto lleva varios años ya, comenzamos en 2022 con el primer grupo de obras grabadas, luego continuamos grabando en 2023 y ahora ya estamos terminando la edición y preparando la fase de mezcla. Ya que queremos preparar las obras al nivel que se merecen los compositores ha sido un trabajo bastante tedioso por la distancia básicamente, porque entre Alemania y Chile, trabajar con el equipo de producción requiere paciencia y requiere tiempo más que nada, pero esperamos este año poder finalizarlo para finalmente lanzar un disco».
Invitado por el Instituto Italiano di Cultura, el pianista piamontés abordará un repertorio que él mismo está rescatando en dos conciertos gratuitos que dará en Los Andes y Viña del Mar, el 29 y 30 de noviembre. "Estos compositores desarrollaron una importantísima operación de aggiornamento cultural porque tradujeron y trajeron a Italia a los grandes románticos alemanes", apunta.
El lunes 25 y martes 26 de noviembre, estrenará con Luis Orlandini y Gonzalo Cuadra obras comisionadas a Eleonora Coloma y a Rolando Cori. Y, el viernes 29, Alejandro Reyes ofrecerá una lectura nueva de la 2a Partita BWV 1004 de Bach, incluyendo corales y bajo continuo, junto a Vanessa Rojas, Javier Weibel y Oriana Silva, ahondando en el desgarrador luto que vivía el compositor. Dos nuevas propuestas artísticas paralelas a su rol en el Municipal de Santiago.
El estudiante de piano de la Universidad Austral y su colega Alejandra Veloso grabaron diez obras del compositor alemán en el disco Valdivianische Musik. Algunas son para piano solo y otras para piano a cuatro manos. Lo lanzarán el 21 de noviembre en Valdivia y el 29 en Concepción.
"Ellos superaron los límites de lo que se consideraba posible en el piano", indica Boris Giltburg y añade que en las sonatas que interpretará el 26 de noviembre "hay un cuento que la música quiere transmitir al público". El célebre pianista también entrega detales de sus grandes proyectos: la integral de Beethoven y El clave bien temperado.
El director chileno destaca la flexibilidad de la orquesta penquista, que lo eligió como su titular a sólo mese de su debut con la agrupación. Luis Toro Araya adelanta que planea hacer ópera y que es primordial darle espacio a los compositores nacionales jóvenes. Este mes está en Chile: el 7 y 8 de noviembre, vuelve a dirigir a la Sinfónica Universidad de La Serena, en los Wesendonck Lieder de Wagner, Beethoven y Schubert. Y después conduce a la Sinfónica UdeC.
El director y fundador de esta agrupación que tiene 20 años de existencia, hace un positivo balance de las recientes alianzas que han hecho y los nuevos públicos que están acerándose a una temporada que continúa e 23 de octubre con tres solistas nacionales. "Hemos tenido muchos solistas de muy buen nivel, con el apoyo de varias embajadas", comenta.
La obra fundamental del siglo XX será presentada en la 60a Temporada de Cámara UC el 22 y 23 de octubre, celebrando así los 150 años del natalicio de Arnold Schoenberg. El director chileno residente en Suiza, además, dirige a la Sinfónica Nacional Juvenil en la Séptima de Beethoven.
El director sueco debuta el 20 de octubre en el Ciclo Bach Santiago, con dos cantatas y un motete del genio barroco. Además, dirige en tres conciertos a la Orquesta de Cámara de Chile. ""Estoy tan contento por estar de vuelta y reencontrarme con todos mis amigos en Chile, tanto de la Orquesta de Cámara de Chile como de la Universidad Católica. Siempre han sido colaboraciones artísticas muy buenas", dice.
La excepcional intérprete e investigadora que ha sido premiada con el Diapaon dÓr y dirige el Museo San Colombano en Bologna, dará un recital de clavecín el 3 de octubre en la Temporada de la Fundación Guitarra Viva.