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Música

Italo Riffo: 135 años de una comunidad profundamente musical

agosto 12, 2021

El director coral está preparando un documental sobre la historia musical de los 135 años que cumple la comunidad de la iglesia El Redentor. Aquí revela los hitos de este relato y de su trabajo con el Coro Frohsinn, el más antiguo del país, y con el Coro Dietrich Bonhoeffer, que conducirá en un concierto de aniversario este 15 de agosto.

Italo Riffo: 135 años de una comunidad profundamente musical

Italo Riffo es cantante lírico y dirige dos coros: el Frohsinn, que es el más antiguo de Chile y fue fundado en 1886, y el Dietrich Bonhoeffer, que depende de la iglesia luterana El Redentor. Asimismo, es un actor clave de la comunidad musical vinculada a este credo; ha organizado encuentros como los conciertos de celebración de los 500 años de la Reforma, en los cuales 120 cantantes actuaron en dos días en escenarios como el Teatro Oriente. También ha generado vínculos reales con otras comunidades creyentes, como el concierto de invierno que ofreció, con sus dos coros, en el invierno de 2019 en la capilla Cristo Vive de Recoleta.

Ahora que se celebran los 135 años de la comunidad de la iglesia El Redentor, Ítalo Riffo se desdobla en dos acciones: con el Coro Dietrich Bonhoeffer acaban de grabar un concierto que se transmitirá en streaming el domingo 15 de agosto, y en paralelo está trabajando en un documental que relatará justamente desde el punto de vista musical la historia de estos 135 años. De ambos proyectos, conversó con Radio Beethoven este director coral.

Con el Coro Dietrich Bonhoeffer, Italo Riffo grabó recientemente en la iglesia Luterana El Redentor, de calle Lota, el «Concierto 135 años» que se estrenará a las 19:00 horas del 15 de agosto, en el canal de YouTube de ese templo. Se interpretan obras de Johann Sebastian Bach, Heinrich Schütz, Felix Mendelssohn, Johannes Brahms, Gabriel Fauré y Wolfgang Amadeus Mozart. Ver el programa en Agenda.

«Estas piezas musicales las ensayamos desde marzo, para hacer un concierto presencial sin público, grabado», cuenta Italo Riffo. Con esta misma agrupación coral, que él mismo fundó en 2015, en octubre de 2020 fueron pioneros en la pandemia, cuando ofrecieron en streaming el «Concierto La Reforma», para celebrar el día de 1517 en que Martín Lutero clavó en la iglesia de Wittemberg sus 95 tesis.

El pionero concierto presencial, sin público, que grabó el Coro Dietrich Bonhoeffer en octubre de 2020, con todos los protocolos de seguridad.

Entonces, fueron pioneros porque no hicieron lo mismo que estaban haciendo todos los coros: grabarse en forma remota, cada uno desde su casa. Los miembros del Coro Dietrich Bonhoeffer, en cambio, se reunieron presencialmente para cantar. En ese momento, protagonizaron el hito de ser la mayor cantidad de músicos que actuaban juntos desde que se decretó la emergencia sanitaria. “Reflexionamos bastante si hacer mosaicos virtuales, como todos los otros coros, y finalmente decidimos que era importante reunirnos, porque no sabemos qué va a pasar el próximo año”, explicaba en ese momento Riffo.

Ese doble homenaje a Martin Lutero y Johann Sebastian Bach tiene un sentido profundo. Cuando Bach asume como Thomaskantor en Leipzig, dos siglos después de la Reforma, compone desde ese puesto más de 300 cantatas, la mayoría de las cuales cumple un rol clave en la liturgia luterana.

«Bach toma los corales de Lutero, como por ejemplo, Castillo fuerte, y los va musicalizando con arreglos fantásticos», dice Riffo, quien desarrolló hace unos años una exposición para el Kirchentag, que es el día de su iglesia.

«Lutero, el músico; Bach el teólogo, decía yo, porque la música de Bach está inspirada en las escrituras también, o sea uno tiene que estudiar teología para poder entender la música de Bach. En su Biblia se han encontrado notas musicales, es increíble, el texto bíblico pasado a partitura», comenta el director coral.

Además, el propio luteranismo no se entiende sin música. «Lutero se casa con una ex monja ‘prófuga de la justicia’, digamos. Ella le propone matrimonio a él, y se cuenta como un mito, que ella le promete que en su casa va a haber siempre una buena conversación, y música. Se hablaba mucho de teología en la casa, y ella amaba la música, tocaba flauta, y Lutero tocaba laúd. Lutero escribe muchos himnos e incluso hay un himno que hoy día hasta un ateo en Alemania lo puede cantar, Von Himmel hoch, que es un himno de navidad muy conocido. Ese himno lo escribió Lutero para que lo cantara su familia. Más tarde, en 1524, se imprime el primer himnario donde la mayoría eran himnos escritos por Lutero», indica Italo Riffo.

«En ese tiempo el católico común no podía cantar, no podía acceder a la música, solamente el clero podía cantar y en latín. Lutero pretende difundir el evangelio a través de la música. Entonces toma todas las melodías mundanas, que eran más fáciles para la gente y les enseña la letra en su idioma, en el idioma alemán, entonces Castillo Fuerte que es el más famoso, era antiguamente una canción de amor, y así muchos otros himnos. Lobe den Herren, que es traducido como ‘Alma bendice,’ todos estos eran himnos comunes de la gente y él le pone la letra cristiana, pero también inventó letra y música de otros himnos. Hace cantar y leer partituras a la gente. Y eso también es importante, Lutero le empieza a predicar a un pueblo educado», agrega.

Es por eso mismo que Italo Riffo decidió hacer un documental, ahora que la comunidad luterana de Santiago cumple 135 años, justamente con foco en la historia musical de esta trayectoria.

«En este documental que voy a hacer, parto hablando de sobre Lutero y la música. Lucas Cranach, que es el gran pintor de la época, pinta un cuadro que mí me gusta mucho, que muestra que Lutero está a la misma altura de la gente o sea, no hay jerarquía en el luteranismo, y lo único que está en alto en ese cuadro es la palabra, la palabra traducida al alemán. Lutero es revolucionario, le enseña a cantar al pueblo, y a leer y a celebrar la misa en el idioma alemán. La gente común empieza a cantar los cantos de Lutero. Entonces por eso todo empezó a ser música dentro de la iglesia. Se juntaban a cantar y, además, Lutero instaura el culto familiar, que es juntarse con la familia y cantar los corales. Entonces, existe una tradición luterana musical; incluso para los colonos alemanes que llegaron en el primer barco a Chile, el Susanne, y que la mayoría eran luteranos, era muy importante cantar himnos, hacer música», asegura Italo Riffo.

¿Qué lo motiva a hacer este documental?

«Mi principal motivación radica en la importancia que tiene la música en el culto luterano. Me siento afortunado, pues desde 2015 trabajo como director de coro en la iglesia y realmente son muy pocos los directores de coro en Chile que tienen un contrato indefinido. Eso ya te da luces de lo importante que es la música en la iglesia».

Para esta investigación, Riffo tomó como base un libro aún sin lanzar de la profesora de música Rosmarie Thomsen, y referencias de la tesis que el pastor luterano alemán Daniel Lenski realizó sobre la historia de los luteranos en Chile.

Desde que Italo Riffo se radicó en Santiago, en 2014, cuando empezó a participar en esta comunidad, cuenta, «me fui dando cuenta, con los escritos que fui encontrando, de cuántos músicos importantes, connotados han pasado por esta iglesia. Así que ahora que se cumplen 135 años decidí preocuparme de recopilar toda la información de la historia musical, y hacer un documental».

¿En qué contexto nace la iglesia El Redentor y su comunidad que ahora cumple 135 años?

«La iglesia es fundada en el año 1886 y el primer coro polifónico en Chile está registrado en esa misma época, y es el coro Frohsinn, que justamente yo dirijo. En ese tiempo lo dirigía un señor de apellido Gaedecke, y este señor era el organista de la iglesia, además. En esa misma época fue fundado el Club Alemán y el club de campo Frohsinn tenía un edificio, que era lujoso y que fue expropiado al final de la Segunda Guerra Mundial. Entonces el Frohsinn quedó sólo con una propiedad», cuenta.

«En esa época se llamaba la iglesia Christuskapelle, no El Redentor y estaba en el centro de Santiago. No hay fotos de ella, estamos buscando documentación a través del Ministerio de Obras Públicas, pero tenemos varias teorías. En la época, los evangélicos no eran muy bien mirados, y de hecho, hasta principios del 1900 la iglesia luterana ocupó una capilla junto con los protestantes ingleses y norteamericanos, la cual fue quemada a propósito porque eran evangélicos. Se turnaban en distintos horarios para ocuparla los alemanes, los ingleses y los norteamericanos. Y ahí había un armonio. El primer pastor que tiene la iglesia viaja a fines de 1800 a Alemania para buscar dinero, para poder hacer una capilla. Ya había hablado con un arquitecto alemán que iba a hacer el plano, pero cuando llega a Chile se da cuenta de que no era suficiente el dinero que tenía y tienen que comprar este terreno que queda al lado del primer colegio alemán en Santiago. Él compra el primer armonio y trae, en ese primer viaje, en 1890, cien himnarios en alemán con partitura para que puedan cantar los feligreses, y un señor mueblista alemán dona la liedertafel, que se puede traducir como ‘tabla de canciones’ y es una tabla de madera con los números de los corales que se va a cantar en esa misa».

¿Cómo era ese armonio, era de último modelo cuando llegó, o era más bien patrimonial ya a fines del siglo XIX?

«Era un armonio del año, lo compraron nuevo. Investigando, llegué a que hay un armonio de esa época en la capilla de Puerto Fonck, en el sur de Chile. No sé si será ese, porque la gente actual no sabe de dónde salió ese armonio que está en Puerto Fonck. Podría ser el mismo armonio. Tiene la fecha, es de 1889. El armonio de la Christuskapelle funcionaba con aire, es decir, quien estaba tocando el armonio tenía constantemente que estar pedaleando para que pudiera sonar».

Fotografía de la inauguración del templo en calle Lota, en julio de 1933.

El Coro Frohsinn, que también dirige Italo Riffo, fue fundado en 1885 y es la agrupación coral ininterrumpida más antigua de Chile. Entre la Segunda Guerra Mundial y la década de 1970 fue mixto, pero hoy es masculino, tal como en sus inicios.

«Este coro parte con un grupito de hombres que se juntan a tomar cerveza y a cantar las canciones de la cerveza, del sur de Alemania. Y se preguntan ‘¿por qué no empezamos a cantar más cosas y a nutrir nuestro repertorio?’. Y así comenzó este coro a participar en las primeras misas y celebraciones de la iglesia luterana», indica el director coral. 

¿La Christuskapelle quedaba más o menos dónde en el centro de Santiago?

«Todo indica que en Santo Domingo 1825, pero tenemos tres direcciones probables».

Hablemos de los registros más valiosos que ha identificado en su investigación, y que dan cuenta de otros hitos musicales de estos 135 años.

«Encontramos en los registros que las hermanas Ela y Gisela Petzold, junto a una señora de apellido Bruhn, conformaban el Trío Mozart. Ellas tocaban en todas las celebraciones de la iglesia, en cultos especiales y también de la colonia alemana. Todo se celebraba en el club de campo Frohsinn, ahí tenían un piano vertical, y era también su sala de ensayo. Igualmente había una soprano que fue maestra de canto de muchas chilenas también, la señora Ana Fuchs Peters, y cantaba también en las celebraciones especiales. Hay registros de todo eso. En la celebración de los 25 años de la iglesia, en 1911, están todo ellos, más dos profesores del Colegio Alemán, los señores Busch y Ruszczynski, en violines. Eso fue una tradición, hasta la década de 1980 hubo profesores muy connotados en el Colegio Alemán que formaron coros importantes, como el Divertimento. Esos profesores merecen mucha gratitud porque dejaron el nivel musical muy alto en el colegio. Se hacían obras corales muy importantes, como motetes por ejemplo de Bach. Uno se pregunta, hoy día ¿qué coro de colegio hace ese tipo de obras? Porque, primero, no hay coros en los colegios y, segundo, son obras que requieren bastante estudio y técnica y un buen director». 

¿Nos puede dar más ejemplos de obras relevantes y complejas que abordaban estos coros en el pasado?

«Por ejemplo el motete Jesu meine Freude, de Johann Sebastian Bach. Y se tocaba bastante Mozart. En la celebración de los 25 años aparece que el Trío Mozart tocó el famoso Divertimento, justamente de Mozart. El primer organista, el señor Gaedecke, hacía en un armonio todas estas obras que eran para órgano de Bach. Era el instrumento que tenían y a mí me parece que es muy bello».

¿Cómo se pasa de la Christuskapelle en el centro de Santiago a la iglesia El Redentor en Providencia?

«El nombre original de la iglesia El Redentor era en alemán, Erlöserkirche. Hasta ese tiempo todo, absolutamente todo, era en alemán. Por razones de que no había libertad de culto en Chile, para que pudieran tener sus cultos el mismo Gobierno chileno les exigió a los colonos ingleses y alemanes que podían hacer sus cultos pero sólo en su idioma, entonces no pudo existir tampoco misión hacia afuera. No obstante, a Friedrich Karle el Gobierno de Chile le da un reconocimiento a fines de los 60 por su obra en este país. La llegada del pastor Friedrich Karle en 1930 es fundamental. Llegó aquí de 29 años, muy joven, ya había estudiado teología. Con Rosmarie Thomsen nos preguntamos cómo pudo conseguir tantas cosas. Estaba en una capilla pequeñita y consigue dinero desde Alemania para comprar el terreno en Lota donde estaban las caballerizas de Providencia, y después al lado va a estar el Colegio Alemán en esa misma calle. Estamos hablando del año 1930, él se consigue todo, consigue con empresas alemanas materiales a precio de costo, consigue que un arquitecto le haga el plano gratis, consigue traer a Peter Horn, el artista austríaco que trabajó en todas las iglesias luteranas del sur tallando los Christus. Peter Horn era católico, talló el Christus del cerro Santa Lucía, el Christus de Las Ursulinas también, y el mismo artista talló todas las bancas de la iglesia».

Fotografía de la inauguración de la actual iglesia El Redentor, en 1933. El órgano llegaría unos meses después a Chile, donado por el gobierno alemán.

La Erlöserkirche, actual iglesia El Redentor, se inaugura el 27 de agosto 1933. «Hay registros y fotos de la inauguración, y afuera están los autos de la época que llenan la calle Lota. También hay fotografías donde están al costado de la iglesia el Coro Los Leones Singkreis y el coro de niños del Colegio Alemán. Singkreis significa círculo de canto; eran apoderados y gente del Colegio Alemán que estaba en Los Leones. También tengo registros de los himnos que cantaron en ese momento, incluso del himno del coral que se cantó mientras toda la gente entra. Más de 700 personas quedan afuera del templo, no pueden entrar. Porque para la colonia alemana era muy importante la inauguración de este templo; al fin tenían su propio templo, sólido, con campanario, y como Dios manda. Aparece en el programa de esa inauguración que hay un preludio de órgano, pero no estaba el órgano, entonces nosotros suponemos que fue llevado el armonio que tenían en la Christuskapelle, y tocó el organista que es contratado desde 1933, el señor Hermann Kock. Es un connotado organista, trabajó mucho con la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción, tuvo muchos reconocimientos en Concepción, al morir en 2005, y él había sido anteriormente organista de la Iglesia Luterana de Osorno, porque era hijo del pastor de Osorno. Entonces se lo traen a Santiago para ser el organista oficial», afirma Italo Riffo.

Hablemos más de la música que hubo en esa ceremonia.

«En esta celebración de la inauguración del templo, Hermann Kock está a cargo de la música en órgano, para acompañar no sólo los corales, sino que en los preludios y postludios que se toca siempre en una misa luterana. En la misa luterana se tocan las campanas, y al término de las campanas parte con música, con un preludio de órgano que puede ser un minueto, un preludio de Bach o de Telemann, luego en el desarrollo se tocan cuatro o cinco corales, y al terminar la misa, todos esperan con el postludio del órgano nuevamente, para después salir con otro postludio de órgano. Así funciona musicalmente. En esta celebración estuvo el Coro Singkreis Los Leones, estuvo este organista y estuvo el coro de niños del Colegio Alemán».

Italo Riffo tiene identificadas las obras que se interpretaron: Lobe den Herren, por el coro de niños del Colegio Alemán, y que mientras la comunidad ingresa al templo cantan Wo Gott zum Haus nicht gibt sein Gunst. Además, el coro Frohsinn interpretó Allein zur dir Herr Jesus Christ y Lob, Ehr und Preis sei Gott

Sin duda el siguiente hito en estos 135 años de historia musical está en la llegada del órgano, en 1934. Ese instrumento, que fue donado, ¿es el mismo que está funcionando hoy en la iglesia El Redentor?

«Sí. Eso es muy importante; a mí me enorgullece porque es de los pocos órganos que siguen funcionando en Santiago. Este órgano también lo consiguió el pastor Friedrich Karle, con el gobierno alemán. ¿Cómo? No sé. En ese tiempo estamos el régimen nazi en Alemania. La iglesia es inaugurada en julio de 1933 y a inicios de 1934 llega este órgano. Es un órgano barroco, con dos teclados. Tengo fotos de Hermann Kock tocando por primera vez este órgano con la consola que está pegada a los tubos, hoy día está diferente, le han hecho arreglos y actualmente el órgano se está ampliando. Se trajeron tubos de Francia que fueron donados por el doctor Luis González, antes de morir. El señor Carlos Lauterbach, que es quien está instalando los tubos, se sentía comprometido porque para él era importante que se instalaran los tubos que donó Luis González, y no le cobró a la iglesia nada. El órgano va a quedar con más registros, va a ser el órgano más importante de Santiago, y se va a poder hacer música romántica, música francesa. Eso es fascinante. Estoy expectante al momento en que este órgano pueda estar funcionando, que va a ser el 15 de agosto, que es el día que se va a celebrar un culto de aniversario de los 135 años. Entonces se espera que esté funcionando ese día el órgano».

Este valioso instrumento patrimonial fue inaugurado el 29 de julio de 1934. Hubo un concierto del Coro Singkreis Los Leones, y también del Coro Frohsinn bajo la dirección del maestro Fitjer, y también se escucharon obras de Dietrich Buxtehude, Franz Liszt y Max Reger, con Hermann Kock, el primer organista de la iglesia El Redentor. En este puesto le sucedieron Gerd Zacher, Helmut Arias Aeschlimann (por 34 años) y Patricia Rodríguez Seeger, quien es la actual organista de la iglesia El Redentor, lleva 27 años en el cargo y en 2016 se integró también al trabajo del Coro Dietrich Bonhoeffer.

El pastor Friedrich Karle tiene varias dimensiones relevantes, en lo musical y también como gestor, al concretar la llegada del órgano y la construcción del templo en Providencia, ¿no?

«Sí. Y también con el pastor Friedrich Karle hay un gran crecimiento en la iglesia; él parte con 20 bautizos al año y termina con 170 bautizos al año. Hay registros de eso; uno lo ve y es increíble. En el año 1944 se llama a que cante la iglesia, en esa época se forma el coro de la iglesia, que dirige el organista Jan Spaaerwater, y se forma un coro de niños que le dan la dirección a Arturo Junge, quien era luterano y que además después fundó el Coro Singkreis, que ya tiene más de 50 años en Chile y nunca han dejado de funcionar. Fueron embajadores del folclor alemán en Chile, y también de la música sacra. Además, Arturo Junge es quien comienza más tarde con las Semanas Musicales de Frutillar, que es justamente con los colonos alemanes que iban a cantar al sur de Chile. Así partió Semanas Musicales, era un encuentro de música alemana, con los colonos alemanes de todo Chile».

Con el Coro Dietrich Bonhoeffer, el 15 de agosto ofrecerá en streaming un concierto de aniversario. En paralelo, sigue trabajando con el Coro Frohsinn, el más antiguo del país, y además está trabajando en un documental. Aquí, habla de los hitos musicales de los 135 años de la comunidad de la iglesia El Redentor.
Más de 700 personas quedaron afuera en la inauguración de la iglesia en calle Lota, en 1933.

¿Cómo era el contexto nacional en 1944? ¿Hay documentación de ello?

«Sí, hay registros de todo. Ya hacia el término de la guerra fue muy azotada la comunidad alemana en Chile porque les quitaron muchas propiedades, de hecho muchos clubes alemanes a lo largo del país cambiaron sus nombres a nombres indígenas como el Club Manquehue, el Club Llanquihue, para no ser expropiados. Aun así, expropiaron muchas cosas de los alemanes, y entre ellos el club de canto Frohsinn, que era muy importante para la colonia y donde participaba mucha gente de la iglesia también. La mayoría de la colonia alemana era luterana. Ya a finales de 1890, se hizo un censo y se registró que había más o menos 1500 familias alemanas en Santiago. No se sabe con exactitud cuántas profesaban la fe luterana, pero eran la mayoría. Incluso el primer presidente de nuestra iglesia fue Rudolf Philippi, que lo trajo el gobierno alemán, él se declaró en algunas entrevistas como agnóstico, pero para él era muy importante que la colonia alemana tuviera su iglesia, y él trabajó mucho por la formación de las iglesias luteranas en Chile, no solamente en Santiago, sino que en el sur, y luego su hijo Federico Philippi también. Fueron eminencias de la Universidad de Chile, reconocidos por el gobierno chileno en el ámbito de las ciencias naturales. Era muy importante para la colonia tener un lugar donde llevar a los hijos para bautizarlos y para mantener el idioma». 

Mencionaba usted que el Estado impuso a las colonias que usaran siempre el alemán en su práctica religiosa. Pensando que la colonia alemana fue migrante en su momento, y que llegó con su cultura, cuando uno piensa en las migraciones actuales, ya en el siglo XXI, sólo piensa en cómo nos van también a enriquecer culturalmente como sociedad y piensa también en cómo va a actuar el Estado ahora.

«Bueno, esta iglesia tiene un programa para ayudar a venezolanos y haitianos con el servicio evangélico migrante. ¿Sabes cómo le llamamos para entusiasmar a la iglesia? Una iglesia migrante ayudando a los inmigrantes. Porque los inmigrantes franceses, alemanes e ingleses no tienen el mismo trato que un haitiano o que un venezolano, eso es una realidad. Y, claro, somos una iglesia inmigrante entonces ayudando a los inmigrantes». 

Hablemos del Coro Dietrich Bonhoeffer, que usted fundó en 2015 en honor al destacado teólogo alemán que fue ejecutado en un campo de concentración nazi en 1943.

«Justamente este teólogo alemán se opuso al régimen nazi. El Coro Dietrich Bonhoeffer parte por una iniciativa mía, pero con gente de la comunidad. Fuimos al campamento de verano y allá terminamos cantando en coro, yo había llevado partituras. Muchos de ellos eran de Santiago y con ellos formé el coro cuando llegamos a Santiago del campamento de verano. Entonces partió primero para acompañar algunas misas, en marcha blanca a ver si es que resultaba. Pero se fue agregando más gente, hoy día somos más de 30 integrantes. A los meses que fue formado, en 2016, me llaman para integrarnos a la agrupación de coros alemanes de Santiago, que somos siete coros, y entonces nos tuvimos que poner al día e ir ensayando obras que íbamos a hacer en conjunto en grande. Entonces ya no cantaba el coro solamente en la iglesia, sino que también en las actividades de la comunidad chileno alemana. Pero además nosotros hemos ido más lejos, hemos tratado de llevar la música a otros sectores donde no tienen posibilidad de escuchar, hemos hecho conciertos, por ejemplo, donde la hermana Karoline Mayer, que está en Recoleta, en la Fundación Cristo Vive. Nosotros luteranos, ellos católicos, pero ahí he llevado a los dos coros, el Frohsinn con el Bonhoeffer y ahí hemos hecho conciertos en conjunto. Hemos participado en encuentros corales en Osorno, hemos cantado en Valdivia, hemos estado en Frutillar, en el Teatro de Carabineros, en el Teatro Oriente. En los pocos años que llevamos, hemos tratado de inventar encuentros corales. El encuentro de coros luteranos fue un invento nuestro y se ha seguido haciendo».

Sé que con el Coro Dietrich Bonhoeffer han podido seguir trabajando en pandemia, por los conciertos presenciales y sin público que han transmitido. ¿Cómo ha sido la situación con el Coro Frohsinn?

«Con la pandemia hemos seguidos de forma virtual y semipresencial, trabajando, con ambos coros. Con el Frohsinn ha sido un poco más difícil porque son de mayor edad, pero sí hemos tenido encuentros, por zoom y presenciales. Tenemos un integrante del Frohsinn que vive camino a Farellones, donde hay un teatro alemán y como es al aire libre se han hecho encuentros del Coro Frohsinn ahí, presenciales. Es un coro también familiar, hay gente que lleva décadas, que los papás y los abuelos cantaron en ese coro, es muy importante para ellos mantener la cultura alemana. El coro Dietrich se especializa en la música religiosa, en la música de Bach y de Mendelssohn».

Por Romina de la Sotta Donoso | 11-08-2021.

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