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Escolares: música para sus oídos, música para su alma

mayo 18, 2022

Los músicos Mauricio Cortés, Constanza Rosas y Alexis Sánchez reflexionan sobre la contribución que la educación musical puede hacer para superar la crisis de salud mental y espiritual en niños y adolescentes, tras dos años de pandemia.

Escolares: música para sus oídos, música para su alma

El tsunami que llamamos pandemia dejó esparcidos por la arena, al iniciar su aún incierta recogida, los nocivos efectos que esta experiencia ha tenido en los niños, niñas y adolescentes. Si bien a nivel masivo esta realidad comenzó a notarse con el retorno a clases a presenciales, la Unicef ya había recogido esta evidencia en su informe Estado Mundial de la Infancia 2021, que fue dado a conocer durante mayo de 2022, pero cuyo trabajo de campo se realizó en 2021. Este reporte, citando a su vez el estudio “Life in Lockdown: Child and adolescent mental health and well-being in the time of COVID-19” señala que la pandemia contribuyó a aumentar los casos de depresión, aunque la mayoría de los estudios mostraron que los síntomas eran entre leves y moderados. La irritabilidad, el enojo y la ansiedad también se incrementaron entre los niños. Como muchos anticipaban, el reporte añade que los niños y los adolescentes que afrontaron los mayores riesgos para su salud mental pertenecían a familias desfavorecidas, habían tenido enfermedades mentales con anterioridad o habían vivido experiencias adversas en la infancia.

En ese contexto, le preguntamos a tres músicos clásicos que trabajan en el amplio abanico del mundo de la formación qué puede hacer la música en las escuelas por contribuir a superar este momento.

Mauricio Cortés, director del Coro de Cámara UC

Siempre ha habitado en la intersección entre arte y ciencia: “Soy fonoaudiólogo-musico o músico-fonoaudiólogo”, dice Mauricio Cortés, quien es algo así como un doble profesional de la voz y persona esencial en la vida de muchos jóvenes que, de su mano, se acercaron a la música clásica a través de masivos cursos destinados al canto coral que se dictan en la Universidad Católica. “El canto tiene una virtud más: nace de ti mismo, no es una proyección, como en el piano o el violín, sino que el canto lo haces tú. Con la misma voz que hablas, con la misma voz cantas, viene de una cosa mucho más íntima, y cuando cantas de una forma distinta a un reguetón, una balada, que es lo que ocurre en la música docta, que tú cantas y a más de una voz, este fenómeno que se llama armonía, genera un placer, un gusto que te va llevando. Me han dicho algunas personas que es un vicio, pero un vicio positivo”, asegura. Él mismo, en el Coro de Cámara UC, del que es fundador y con el que lleva 42 años, ha visto a cantantes que se iniciaron en dicho arte como alumnos del ramo de Coro, disciplina que no abandonaron más: “Cuando practicas la música, la internalizas, tienes un tipo de vivencia que es lo que se llama ‘goce artístico o estético’, que te permite tener una actitud distinta”.

Ese efecto transformador lo ve a diario en su experiencia docente en la UC, y en particular en el referido curso de Coro, que semestralmente toman cientos de alumnos a lo largo de varias secciones. Una de las actividades del ramo consiste en ir a ver una obra y escribir un reporte ad-hoc, de acuerdo a una rúbrica: “Cuando lees los informes después y la evaluación que te hacen a ti como profesor, tú te das cuenta que dicen ‘para mí, una de las cosas fundamentales, después de cantar, es haber asistido a un concierto. Nunca me imaginé la experiencia que iba a tener’. Cómo traduzco esto: el placer de estar presente en un concierto, y eso te lo da sobre todo la música docta”. De ahí que recalque el rol de los colegios en incentivar este viaje: “Si tienes en el colegio un buen nivel de música, eso incidirá en el alumno, que lo llevará al hogar si sus padres no tienen esa formación. La mayoría de los padres no tienen un vínculo con el arte musical, no lo tienen, no lo tuvieron y quizás no lo vaya a tener nunca, entonces no podemos pedirles a los papás los que generen esto. En cambio, el colegio puede hacerlo”.

Constanza Rosas Chuaqui, pianista y académica UC

“Creo que es muy difícil para los jóvenes estos tiempos, porque hay un nivel de incertidumbre horroroso”, dice de entrada la profesora de piano Constanza Rosas Chuaqui, quien ha formado a decenas de niños y jóvenes en el instrumento. “Creo que tenemos que hacer un mea culpa los adultos, algo hicimos mal. Rompimos con el silencio de los menores, escuchamos sus opiniones y argumentos libremente y muchas cosas cambiaron para bien, pero no supimos darles las herramientas necesarias para que tengan tolerancia a la frustración, miedos y fracasos, en un mundo que viene todo listo y que parece perfecto, en el que tienen que ser todos iguales y exitosos. Al parecer es más importante lo académico a cómo se sienten, siendo ellos conscientes de las diferencias en la educación pública y privada. Se sienten solos, poco sostenidos y con mucha exigencia”, agrega.

Ante esta realidad, plantea tener profunda convicción en que el arte, y en particular la música, puede contribuir a superar la coyuntura: “El arte es una vía de escape a las dificultades de tu entorno. Cuando escuchas una ópera, o un concierto, te hace sentir, pensar, te retroalimenta, te transporta y te hace reflexionar. Cuando participas en forma práctica, cantando o tocando un instrumento, le sumas a lo anterior disciplina, paciencia, responsabilidad, horas de dedicación, calidad sonidos, carácter, expresividad, etc., es una búsqueda interior”. En ese sentido, y consciente de que no siempre están los recursos para poder montar grandes bandas o incluso orquestas, plantea que la música coral es una alternativa muy poderosa, que solo requiere de un profesor con vocación musical. La clave está en que, por un lado, les permite a los jóvenes pasar de ser oyentes a la experiencia práctica, pero, además -y en sintonía a lo planteado por Mauricio Cortés- “el cantar en grupo con diferentes voces te llena de emoción, te conecta en otra dimensión física y mentalmente, genera lazos, compromiso y complicidad con tus pares. Esto ayuda infinitamente a salir de cualquier tipo de dificultad, te sana el alma”. En esa línea, manifiesta una gran admiración por quienes lideran orquestas rurales, coros, bandas y orquestas juveniles, y destaca ejemplos como el de Mahani Teave, quien después de estudiar en Santiago, se devolvió a Rapa Nui para enseñarles a los niños isleños, que no tenían ninguna posibilidad de tener un conservatorio en su espacio vital.

Alexis Sánchez, compañía Ópera Calcetín

La versión de la Flauta Mágica y el Exótico Cajón Perdido de Ópera Calcetín fue nominada a un prestigioso reconocimiento internacional de la mano de Classical Next dentro de los 10 proyectos más innovadores en artes clásicas a nivel mundial. 

“El retorno a clases presenciales fue el gatillo para que la violencia y la frustración de estos años de pandemia se haya desatado, pero no significa otra cosa que la desconexión que existe entre el rol educacional del estado y el rol educacional de las familias”, dice el tenor Alexis Sánchez, cantante del Coro Profesional del Teatro Municipal y miembro de la Compañía Ópera Calcetín, con la que trabaja por acercar el bel canto a niños y jóvenes. Para él, el rol de la música debe ser fundamental en los procesos de desarrollo social, cognitivo y educacional de los niños: “Las actividades de mediación desarrolladas a través de la música clásica cobran especial importancia, ya que al tener una carga histórica y discursiva involucra muchos ramos de la malla curricular, como historia, geografía, física, matemática y obviamente música”. Acá, explica Alexis, entran en juego el ingenio y la creatividad de los docentes, ya que todas las problemáticas asociadas al sistema educacional pueden ser resueltas en cierta forma a través de la música. Por ejemplo, “donde los niños se sienten representados con sus historias propias en la creación musical o en la asociación con alguna pieza de la música clásica, las que generarán el desarrollo de una conversación más fluida en que la creación musical puede ayudar a desenredar situaciones concretas, que a través de otras herramientas convencionales resultan muy pesadas y agobiantes para los niños. La creación de una obra musical desarrollada a través de los intereses, los sueños, las rabias o las frustraciones de los niños, además, de generar contenido artístico, se transforman en un interesante método al momento del manejo de situaciones problemáticas”.

Por Marisol Silva, con la colaboración de Romina de la Sotta.

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