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Música

Claudio Pérez Llaiquel: "Nunca he disociado la poesía de mi proceso creativo como compositor"

noviembre 20, 2022

Aula Records lanza el disco Fewla, con dos composiciones del artista chilote con ascendencia huilliche mapuche. Las grabaron dos elencos de la Usach y en ellas el compositor incorpora elementos de la tradición de la isla. "Es un sueño hecho realidad, siento una doble alegría", dice.

Claudio Pérez Llaiquel: "Nunca he disociado la poesía de mi proceso creativo como compositor"

Claudio Pérez Llaiquel.

Nació en 1982, en Queilen, que se ubica en el sudeste de la Isla Grande, entre las comunas de Chonchi y Quellón. Hijo de un profesor, se educó primero en esa misma localidad y luego en Castro. A los 18 años se vino a Santiago, y estudió composición en la Escuela Moderna.

Seis años después, volvió a residir en Chiloé. Decidió retornar tras titularse, atendiendo a los consejos de su maestro, Guillermo Rifo.

El lunes 21 de noviembre, Claudio Pérez Llaiquel estará nuevamente en Santiago, pero sólo por algunos días. Viene al lanzamiento del disco Fewla, que ha sido publicado por Aula Records y que contiene dos obras de este compositor chilote con ascendencia huilliche mapuche. Ambas fueron interpretadas y grabadas en pandemia por elencos de la Usach, dentro del innovador proyecto Conciertos Usach y que implicaba el estreno, en Santiago TV de proucciones audiovisuales realizadas en confinamiento. Con este lanzamiento, que tendrá acceso gratuito, se iniciará el encuentro Minga que la Dirección de Extensión Usach dedica a la cultura de Chiloé.

Radio Beethoven conversó al respecto con Claudio Pérez Llaiquel.

¿Cómo nace su vínculo con la Dirección de Extensión de la Universidad de Santiago de Chile, vínculo que conduce a que Aula Records publique su disco y Fewla se lance con un concierto y un conversatorio?

«El vínculo nace a partir de un encargo que me hace el Quinteto de Vientos Usach en 2020. Ellos me encargan una obra para grabarla en ese año de pandemia para su programa audiovisual con Santiago TV. Entonces yo escribí De Indias, que es una pieza para quinteto y poesía. Además de eso, tenía un vínculo con miembros del quinteto que fuimos compañeros en la Escuela Moderna alrededor del año 200. Así nace el vínculo con el sello y con Extensión Usach».

En el disco Fewla se incluye esa grabación de la obra De Indias por parte del ex Quinteto de Vientos Usach, que ahora se llama Quinteto Metropolitano, y también se incluye su Cuarteto de Cuerdas N°1, que lo grabó el Cuarteto Estación, que conforman integrantes de la Orquesta Clásica Usach.

«Claro. De Indias es una pieza para quinteto de vientos y poesía, con relatos que van antecediendo los movimientos musicales, y el Cuarteto de cuerdas es una obra que ya tiene sus años, la escribí entre 2013 y 2014. Lo estrenó el Cuarteto Advis, que contaba con algunos de los integrantes del Cuarteto Estación, en la Sala América de la Biblioteca Nacional, en 2014. Además, viajaron con este Cuarteto de cuerdas también al Festival Campo do Jordão, en Brasil».

Antes de profundizar más en las dos obras, ¿qué representa significa para usted que se publique este disco?

«Creo que es un sueño que cada compositor, y que cada creador tiene. Me imagino que es como el pintor que logra acceder a una galería donde exponer sus trabajos, o el escritor que en algún momento puede editar un libro, para por ahí, por el sentimiento de que se puede concretar un trabajo que nace de una idea, que es imaginación en el fondo. En el caso de un compositor, muchas veces la música se queda en eso, hay muchas obras que no llegan a tocarse o grabarse. Así es que es un sueño hecho realidad, sobre todo viviendo en provincia, alejado de los medios importantes, porque este país es bien centralista en ese sentido. Siento yo una doble alegría por eso también, por ir aportando a abrir espacios para el territorio también».

En el lanzamiento, ¿se va a interpretar alguna de las dos obras?

«Sí, se va a tocar el quinteto de vientos con la poesía. Lo entretenido es que el escritor va a viajar también al lanzamiento y va a leer los poemas».

El sello Aula Records siempre comisiona el arte de cada disco a un artista. ¿Quién fue la persona elegida en el caso de Fewla?

«El arte del disco estuvo a cargo de María Inés Galecio. Ella es una artista del sur, también de Chiloé y fue una linda coincidencia; cuando fue el proceso de selección del artista que iba a trabajar el arte del disco, me llegó la propuesta de la Usach de María Inés, que la vieron por Instagram y resultó ser una antigua compañera de estudios secundarios aquí de Castro. Y ella hizo un trabajo inspirada en los líquenes y en la naturaleza, en hojas de bosques del sur para poder tener una sintonía con lo que está expresado en la música también. Hizo un bello trabajo».

¿A qué alude el título del disco, Fewla, y cuán importante es Chiloé, como concepto y como territorio en este disco?

«El concepto Fewla nace porque yo tengo una ascendencia huilliche mapuche, que es algo que ha estado siempre presente en mi actividad creativa, la búsqueda del lenguaje, estudiar el mapundungún, entender un poco más de la cosmovisión de este pueblo mapuche del sur, que es el huilliche. Y Fewla significa ‘ahora’, es el concepto de tiempo del presente. Hace alusión a él porque para mí la música es una actividad que genera esa instancia, cuando tú estás tocando no piensas en ayer ni en mañana, sino que es ahora, es ahora todo el momento».

¿Su apellido materno, Llaiquel, es huilliche?

«Sí».

Es interesante lo que menciona de su procedencia cultural, étnica y geográfica, porque hay personas, incluso a nivel académico, que al pueblo huilliche tienden a distinguirlo del mapuche. ¿Para usted, el mundo huilliche es parte de la cultura mapuche?

«Sí. Hay corrientes de pensamiento en ese sentido, pero no hay tantos asideros antropológicos al respecto. Yo creo que hay más bien un tema político territorial que hace que aparezcan teorías de diferencia, pero a nivel cultural la raíz del pueblo huilliche es el pueblo mapuche. Entonces ayo no hago la distinción más allá del territorio». 

Personalmente, es una discusión que yo he tenido varias veces, con distintas personas.

«Sí, en algunos lugares está bien álgido el tema, pero a nivel académico debe ser distinto que a nivel de organización de comunidades, porque en las comunidades muchas veces los argumentos son de tipo político y tienen muchas veces que ver con lograr tener ciertas injerencias en espacios territoriales que permita el desarrollo de proyectos. Pero culturalmente, para mí al menos, con todo lo que tiene que ver con la cosmovisión, pensando ya en entender el cielo, es mapuche. Somos mapuche del sur». 

Fotografía de Claudio Pérez Llaiquel.

De Indias se inspira en la obra homónima del poeta chilote Nelson Torres, e incorpora, como comentaba el compositor, textos de ese poemario. Sus movimientos tienen nombres especialmente evocadores, como Sueño de las manos blancas, Búsqueda en el lugar que ahora compartimos y Benditos elegidos. Y lo mismo sucede con al Cuarteto de Cuerdas n°1: sus movimientos se titulan Los primeros rayos de luz, Tres imágenes y Noche de San Juan.

¿Por qué es importante para usted titular de esta manera los movimientos? ¿Como ve usted el vínculo entre la música y la palabra?

«Siempre he tenido un vínculo con la poesía, de toda mi vida. De hecho, cuando era estudiante en la Escuela Moderna hicimos proyectos; lanzamos un disco e hicimos unos conciertos súper bellos con Diego Maquieira y con Raúl Zurita, participaron ahí también Sebastián Errázuriz, Sebastián Vergara, Ricardo Luna. Esos proyectos los armamos siempre pensando en la poesía, porque es algo que nunca he disociado de mi proceso creativo. Siempre la fotografía y la poesía son como pies forzados para hacer música,los utilizo desde siempre. Los títulos, claro, tienen que ver con eso, con enfrentarme a la obra. Por ejemplo, en el Cuarteto de cuerdas el primer movimiento se llama Los primeros rayos, y tiene que ver con que había leído hacía poco una biografía de Stravinsky donde él hablaba de que lo que más le aterraba y le daba vértigo era anotar la primera nota porque de ahí partía todo y era tan importante elegir bien. Para mí, Los primeros rayos significaba eso, era el primer cuarteto, era un desafío muy fuerte empezar a componerlo y tenía que ver con eso, con enlazarlo con alguna frase que le diera sentido a lo que a mí me producía poder escribir ese cuarteto. En el segundo movimiento, por ejemplo, una de las imágenes se llama Cuando el mar estaba muerto, y tiene que ver con un duelo familiar, al final termina con la Noche de San Juan que es una actividad súper especial acá en el sur, porque en el fondo es el sincretismo entre el cristianismo que recuerda la noche de San Juan, pero por otro lado se celebra el solsticio de invierno, que es absolutamente mapuche, y para mí es como transfigurar toda esa energía que pasó por los primeros rayos, por el duelo a la fiesta, para terminar de alguna manera redimiendo todo lo anterior. Entonces tenía que ver con ese juego de ideas y de emociones en la palabra».

Usted mencionó el disco Música y Poesía, de la Escuela Moderna, del año 2005, que lo recuerdo perfectamente. Pero también hay otro disco, de 2004, Ruidos y susurros de las vanguardias, que lo publicó la Universidad Pública de Valencia en España, y en el cual usted también participó. ¿Qué nos puede contar de eso? ¿Viajó a España por esa producción?

«Ése fue un libro que detonó lo de Música y poesía. Fue un proyecto que hicimos con el sociólogo y escritor Felipe Lagos, de la Universidad de Chile. Fue un proyecto que armó la Universidad Pública de Valencia a distancia, a nosotros nos encargaron musicalizar tres cantos de Altazor, que fue el trabajo que le tocó a Chile, trabajaron varios países en ese proyecto y a nosotros nos tocó el Creacionismo, entonces Felipe recitó y yo hice la música. Grabamos y enviamos eso. Los trabajos quedaron seleccionados y después de dos años apareció un mail contándonos que nos iban a llegar discos y libros del trabajo que habíamos hecho. Yo estaba estudiando en la Escuela Moderna y cuando llegó eso se lo mostré a Catalina Rengifo, que era la encargada de extensión de la Escuela Moderna en ese tiempo, y se nos ocurrió la idea de replicar algo similar y hacer un concierto. El concierto lo dirigió Guillermo Rifo, quedó muy bien grabado y la escuela decidió hacer un disco con lo que se había hecho en ese concierto. No viajé a España sí, mis trabajos viajaron (ríe)».

Volvamos a su disco Fewla. ¿Por qué le interesó trabajar con la poesía de Nelson Torres en particular? ¿Qué le gusta a usted de su voz poética? ¿Es alguien más o menos de su misma generación o es alguien mayor, con una trayectoria larga a quien usted conoce desde chico?

«Con el poeta Nelson Torres tengo un vínculo desde el colegio. Este libro, De Indias, tuvo el Premio Municipal de Santiago el año 1994. Yo lo conocí a él creo que en 1996 o 1997, en las ferias del libro que se hacen acá en Chiloé, particularmente en un taller literario al que yo asistí cuando estaba en tercero medio y que él dirigía. El libro De Indias fue uno de los tesoritos que me llevé de Chiloé cuando partí a estudiar a Santiago, y siempre estuvo conmigo. Siempre lo releía y cuando el Quinteto de Vientos Usach me encarga la obra en el año 2020 decidí hacer algo con ese libro, después de todos esos años que habían pasado. Pero el vínculo viene desde pequeño».

Portada del poemario De Indias, de Nelson Torres.

Usted nació en una localidad de Chiloé, que es tan interesante como geografía. ¿Nos puede contar cómo es esa localidad y dónde se ubica, para que nos cuente también cómo fue que decidió venirse a Santiago a estudiar?

«Claro. Chiloé es un archipiélago que tiene más de 40 islas y hay una isla central, que es la Isla Grande. Castro es su capital y yo nací en Queile, Queile es un pueblo pequeño, de tres mil habitantes, más no tiene, que está a 50 kilómetros al sur de Castro. Y viví toda mi infancia hasta los 11 años en un sector rural de la comuna de Queile porque mi padre fue un profesor rural. Entonces toda mi primera infancia fue en el campo y después ya en la adolescencia me trasladé a la ciudad, a Castro. Bueno, en realidad a Chonchi, que es un pueblo que está bien cerca de Castro, como a 15 minutos de Castro, y que es un poco más grande que Queile, allá estudié toda a secundaria. Y ahí empecé a estudiar piano clásico, en el colegio y con profesores particulares. Creo que tenia habilidad, entonces mi papá potenció eso, y ya en Cuarto Medio decidí estudiar música. Mi primera opción fue licenciatura en música, recuerdo que fui a dar la prueba ahí a la Universidad Católica de Valparaíso, pero después me enteré de la existencia de la Escuela Moderna, por un amigo, y me llamó mucho la atención el tema de que podía desarrollar el área popular, que es algo que a mí me encantaba y a eso no tenía acceso en otras universidades. Entonces decidimos probar ahí y el año 2000 ingresé a estudiar la carrera de Composición y arreglos de música popular en la Escuela Moderna».

Fotografía de Claudio Pérez Llaiquel.

En la Escuela Moderna, ¿fue profesor suyo Guillermo Rifo?

«Claro. En mis primeros dos años fue Javier Farías Caballero, que ahora está en Estados Unidos, un gran compositor y guitarrista, y ya en los últimos tres años fue Guillermo Rifo. En paralelo a eso él también armó un taller de composición docta y estuvimos dos años con él cinco estudiantes, recuerdo que estaban Felipe Pinto d’Aguiar y Ricardo Luna. Tomamos ese taller de dos años con don Guillermo y también un taller de dirección que él nos ofreció».

¿Cuán importante fue Guillermo Rifo en su formación? Quiero decir, no sólo en lo docente, sino en los conceptos que él tenía de la música.

«Es una persona absolutamente gravitante porque tenía una forma de ver la música súper adelantada a su época y su procedencia académica. Podría haberse dedicado perfectamente a ser un músico ‘de escritorio’, de ir a tocar en la orquesta y componer, y olvidarse del resto del mundo, pero fue un tipo que te mostraba curiosidad frente a la música y una apertura de mente y emocional hacia otras expresiones que no están en la academia. Eso a mí me llamó mucho la atención, cómo se puede humanizar el mundo a través de la música con una mirada así, más transversal, eso fue cautivante para mí como estudiante. Las conversaciones con él, más allá de aprender a hacer técnicas dodecafónicas, eran escuchar a una persona que realmente vibraba muy alto con la música».

Fotografía de Claudio Pérez Llaiquel.

Después de estudiar en la Escuela Moderna, usted vuelve a vivir a Chiloé. ¿Cómo toma esa decisión?

«En 2008 recibí una oferta laboral, que era dirigir la Orquesta Juvenil de Castro. Ya llevaba ocho años en Santiago y estaba definiendo qué hacer. Guillermo también fue súper decisivo en esa etapa de mi vida, porque él me aconsejó volver a Chiloé, ya que tenía que volver al espacio de donde salí para aportar, fue clave para poder entender que en estos lugares donde no hay nada hay todo por hacer. Ése fue su consejo».

Y usted se quedó allá, a vivir.

«Sí. Viajo cuando tengo trabajos, de música por lo general, pero el resto del tiempo vivo aquí en la isla, en Castro».

En el caso de la música que compuso que está en el disco Fewla, ¿cómo describiría el uso de los recursos de la música de tradición escrita y de los recursos de la música de tradición oral? Utiliza recursos de ambas tradiciones?

«Hay un uso racional de la escritura, súper académico, que tiene que ver con la tradición escrita, pero lo que escribo muchas veces viene de la tradición popular y también de la música tradicional. Por ejemplo, el cuarto movimiento del Cuarteto de cuerdas n°1 tiene una transcripción de un Salve, que es una melodía religiosa. En Chiloé hay una tradición religiosa súper potente, los jesuitas acá llegaron en el 1600 y generaron una misión que se llama la misión circular, que estuvo hasta mediados de 1750. Después llegan los franciscanos y generó en Chiloé una tradición que hasta el día de hoy está en el Chiloé profundo. En el campo chilote todavía están los rezadores que cantan en un latín súper extraño, pero que no por eso deja de ser muy emotivo. Y si tú escucharas esos momentos religiosos, si escucharas a 50 hombres y mujeres adultos volcados en la fe cantando estos mantras que llevan 200, 300 años en el campo… Es como estar al límite de la música contemporánea, o dentro. Así es que hay harto material sacado desde los campo, transcrito, pero después puesto al servicio de una melodía que la puede tocar el fagot, el clarinete, el oboe… Está ese trasvasije de ir a buscar a la fuente y después tratar de plasmarlo en una escritura que sea lo más convencional para ser entendida fácilmente. Tampoco aquí busqué ni exploré en la escritura aleatoria, ni música escrita fuera de lo convencional, pero sí están retratados ciertos momentos de la tradición chilota».

Frente a esta cultura chilota, que es longeva y que es sincrética, uno se acerca desde afuera a través de las clasificaciones, uno reconoce que existe y que es particular porque entiende que hay una institucionalidad, porque existen los fiscales, porque hay un calendario, porque en tal fecha se celebra tal cosa. Uno ve las formas desde afuera y reconoce que hay una identidad. Pero vivir la experiencia desde adentro, como una práctica cultural viva, tiene una dimensión distinta, y eso es lo interesante en el fondo.

«Absolutamente. Con don Sergio Sauvalle Echavarría hicimos un proyecto en el cual grabábamos situaciones así en el campo, y la segunda vez que fui a transcribir, para mí fue muy fuerte porque, como dices tú, uno a veces lo ve desde afuera y y ve que hay una cierta tradición para ir al Nazareno, que es prácticamente una fiesta ya nacional, donde llega mucha gente. Pero en la intimidad de un hogar, cuando las personas realmente están creyendo que están salvando al alma del purgatorio, tú puedes creer o no creer pero estar ahí frente a esa energía tan palpable… Eso me motiva a sacar desde ahí, de la fuente, porque encuentro que es verdadero, que es una historia que no tiene ni un adorno, es como es. Es absolutamente inocente y verdadera, a la vez». 

¿Le gustaría invitar a los auditores de Radio Beethoven al lanzamiento de su disco en la Usach?

«Sí, quiero invitarlos cordialmente a esta minga, como la llamó la Usach, porque el concepto de minga tiene que ver con el traslado que hay en la isla de las casas de un lugar a otro, y para nosotros esto de trasladar nuestra casa un ratito a la capital tiene que ver con mostrar el trabajo que se hace desde acá e invitarlos a compartir esta unión de la música y la poesía y mostrarles una mirada distinta del escenario de la composición y la creación chilena».

Foto del trabajo con líquenes para la portada de Fewla, de la artista visual y textil María Inés Galecio.

El lanzamiento del disco Fewla se enmarca en «Minga, encuentro de Poesía y Música desde Chiloé», y se realizará el lunes 21 de noviembre, a las 19 horas, en el Auditorio FAE de la Usach (Alameda 3363), con descarga gratuita de tickets aquí.

Habrá entonces un conversatorio con Claudio Pérez Llaiquel y Nelson Torres, conducida por Natalia Mejías, del sello Aula Records. Luego, el Quinteto Metropolitano (ex Quinteto de Vientos Usach) interpretará en vivo la obra De Indias, con declamación del poeta y profesor chilote Nelson Torres (1957).

Aula Records comisionó a la artista visual y textil María Inés Galecio (1988), nacida también en Chiloé, el arte de la carátula y el empaque de la edición en vinilo de Fewla, disco que estará disponible desde el 21 de noviembre en plataformas digitales. Las copias en vinilo se podrán encontrar en los conciertos del Teatro Aula Magna Usach y en aula.records@usach.cl. También en las disquerías Kali Yuga, La Tienda Nacional y La Flor de Papel.

El disco, además, impulsará una nueva etapa de circulación del libro De Indias de Nelson Torres: estaba descatalogado y la Editorial Usach presentará una segunda edición, disponible desde el mismo 21 de noviembre en Librería Usach (José Ramón Gutiérrez 284, Barrio Lastarria), Planetario Usach y a través del sitio oficial de la editorial, además de las librerías Antártica y Buscalibre.

Claudio Pérez Llaiquel. Foto: Mila Belén.

Claudio Pérez Llaiquel declara que está muy agradecido de una institución en particular, que siempre lo ha apoyado en su labor como creador: el Museo de Arte Moderno, MAM, de Chiloé. «Ha sido fundamental en el desarrollo de mi carrera desde Chiloé», indica.

Este compositor cultiva varias músicas, no una sola. En 2012 publicó el disco Patrimonio surgente, que incluía composiciones para trompeta, cello, acordeón, percusión, contrabajo y piano, proyecto financiado por un Fondo de la Música. Y además es miembro del grupo Anklaje.

«Como Anklaje ya tenemos doce años de vida. Es una agrupación de música fusión étnica, ponemos elementos del jazz y de la música contemporánea, pero el centro del grupo radica en que se canta en mapudungún. Es un grupo bien especial para mí porque he viajado harto con esa agrupación, hemos recorrido parte de Argentina, estuvimos en unos festivales de cine y música en Francia, hemos recorrido harto Chile. Además, representa un vínculo muy potente con la cultura. Para mí significa, más allá de la música, un vínculo para seguir estudiando mi cultura. Tenemos hartos proyectos para 2023, recién grabamos un cuarto disco, así que hay harto trabajo ahí».

Cuántos integrantes tiene Anklaje y cuál es su instrumentación?

«Somos un trío y hay multi-instrumentistas. Tenemos percusiones, desde udu hasta kultrunes; hay vientos andinos, del Ecuador, de varias partes de Latinoamérica, y también instrumentos electrónicos, yo trabajo con teclados, con sintetizadores y con paisajes sonoros. Eso lo utilizamos harto ahora,registro lugares, sonidos de la naturaleza y después los trabajamos como soporte sonoro para crear».

En Spotify se puede revisar varios discos de Claudio Pérez Llaiquel: Patrimoniosurgente, Cuadros Sonoros y Llaiquel.

Coordenadas
«Minga, encuentro de Poesía y Música desde Chiloé»
Lanzamiento de Fewla + De Indias
Lunes 21 de noviembre, 19 horas. Auditorio FAE Usach (Alameda 3363, metro Estación Central). Entradas gratuitas aquí.

Romina de la Sotta Donoso | 20-11-2022.

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