Francisca Imboden dejó Viña del Mar a principios de los ’90 con el objetivo de convertirse en periodista. Por ello, en ese minuto no fue sorprendente que, luego de recibir los resultados de la Prueba de Aptitud Académica, esa carrera fue su primera opción; Actuación fue recién su quinta preferencia. Quedó en ambas, decidiéndose por su sueño inicial, aunque probablemente ya sospechaba que el camino no iba por ahí. De hecho, la entonces directora de la Escuela de Teatro de la Universidad Católica, Paz Irarrázaval, tras verla desenvolverse en la prueba especial de admisión, le declaró sin una gota de duda: “Tú eres actriz; vas a volver”.

Claramente, Irarrázaval tuvo razón, y Francisca dejó el periodismo tras solo un semestre para adentrarse de lleno en una pasión que la ha llevado a las tablas, a la televisión y al cine. Y en ese camino, la música ha actuado como una experiencia que forma parte central de su proceso creativo y, por supuesto, de toda su vida. En efecto, la actriz tiene estudios formales de música: su adolescencia transcurrió entre las salas del Conservatorio de Viña del Mar, donde estudió guitarra durante tres años con Ximena Matamoros. “La música clásica ha estado en mi vida desde el día 1”, comenta la intérprete. Y en esto, haber crecido en una familia en la que el arte es altamente valorado fue clave. Pese a las restricciones culturales existentes en los ’80 y a la lejanía de Santiago, los Imboden Fernández se las arreglaron para que sus hijos disfrutaran de cuánto concierto se ofreciera, de cuánta biblioteca existiera, de cuánto disfraz pudieran conseguir para las representaciones caseras que solían armar. “Quisiera agradecer a través de esta entrevista a mis papás, a mi familia, y a la manera normal en que se ha llevado el arte en la vida. Ojalá todo el mundo tuviera este acceso”, dice la artista, que es parte del Club de Amigos de Radio Beethoven desde su fundación, en septiembre de 2020.

“Encuentro que es súper bueno que ahora no tenga peligro de desaparecer, y que exista el club de amigos, aunque puedas poner poco. Empiezas a sentir que es parte tuya y que lo tienes que defender como espacio”.

Francisca Imboden

Al llegar a Santiago, comenzó su relación no solo con el teatro, sino también con la Radio Beethoven. Como le ocurre a muchos auditores y auditoras, la música y Patricio Bañados han sido unos compañeros entrañables: “Para mí, la voz del Pato Bañados es como el hogar, porque me encantan los chistes fomes que se manda, los textos que saca, las citas que hace; encuentro que es notable. Mi hija me dice que soy lo más nerd que hay: ‘Es tu humor’, me dice, pero me encanta lo agudo que es, la ironía que tiene, cómo poder presentar con seriedad un concierto, pero a la vez ser cercano; eso es lo que me gusta y lo que creo que debiera ser la cultura”, señala.

Artes entrelazados

La música y el teatro tienen obvias semejanzas. Como la intérprete explica, “la música es un todo gigante, donde hay tonos, hay calidades, vientos, cuerdas, percusión, y ninguno es más importante que el otro. Es un gran conjunto que tiene que conversar y escucharse, y eso es lo fundamental del teatro, del actor. No importa quién sea yo: ojalá uno desapareciera totalmente, y eso es lo que siento que pasa también en la música”. No se trata, precisa, de una cuestión mecánica, de decir “ahora voy a escuchar música para inspirarme”, sino de dejarse llevar a la vez por la memoria y la serendipia. “Me encanta escuchar música inglesa de la época de Shakespeare, porque notái altiro los tipos de diálogo; cuándo se pone farsesca, cómo entra este personaje que es mucho más corno que el otro”, comenta.

Francisca Imboden grabó un video invitando a auditores y auditoras a unirse al Club de Amigos de Radio Beethoven, el que se difundió con amplia aceptación a través de las redes de la estación.

Y es así como ha sido en su carrera también. Por ejemplo, cuando representó a la muy recordada gitana María Salomé en la teleserie Romané, tomó clases de flamenco, disciplina que siguió estudiando una vez terminada la producción dramática. Después, para la película Fuga, ópera prima del destacado director Pablo Larraín, interpretó a una pianista, iniciando así una relación con dicho instrumento: “Tuve que aprender a tocar piano para el segmento de la obra que se tocaba en la película, y me tocó ensayar con una orquesta, y era súper potente estar ahí con la vibración, porque yo había estudiado guitarra, pero no había alcanzado a estar con una orquesta, aparte de las cosas como chicas. Me sirvió mucho eso para hacer el personaje”.

Mujer de radio

“Cuando volvió la Beethoven fue como ‘¡¡Wuáaaa!!’ Y conversando con mi mamá fue como ‘¡¡¡Mamá, viste que se abrió!!!’”, dice la actriz con su inescapable histrionismo. Durante los meses de silencio, recurrió a otras estaciones que incluían algo de música clásica en una programación que se basaba principalmente en espacios de conversación y análisis de la actualidad. Pero Francisca, que suele escuchar la 97.7 en el auto o mientras cocina, prefiere lo que denomina como “la opinión de la música”: “La música me hace opinar a mí sobre otras cosas, pero sin decirme algo específico. Es lo que le pasó a Kandisnky cuando escuchó a Schoenberg: le abrió una forma nueva de pintar. Lo mismo pasa para uno; que te cambien la normalidad ayuda a que se te abran nuevos horizontes, y que te preguntes hasta qué punto estoy cómodo en las cosas en las que estoy, y eso la radio en general lo hace”. Lo dice con propiedad, como la mujer de radio que es, ya que entre sus múltiples facetas, Francisca fue locutora, por cuatro años, en la FM2, y durante tres en la Romántica. “La radio es activante, no hipnótica. No es adormeciente, sino que es despertante”, expresa, haciendo un contrapunto con la televisión.

Su experiencia profesional le hace también valorar al Club de Amigos de Radio Beethoven: “Encuentro que es súper bueno que ahora no tenga peligro de desaparecer, y que exista el club de amigos, aunque puedas poner poco. Empiezas a sentir que es parte tuya y que lo tienes que defender como espacio”. En su calidad de artista, Francisca también hace un punto que la ha tocado directamente: el hecho de que el arte, como toda actividad, necesita de sustentabilidad financiera: “Todavía tenemos instalado que cuando uno hace arte es justamente ‘por amor al arte’, pero resulta que para mantener el arte también se deben pagar sueldos y hay que invertir, porque uno no vive de aire (…) Una radio se tiene que mantener, tienes que pagar sueldos”. Por ello, a través de un video que se difundió en las redes sociales de la emisora con muy buena recepción del público, invita a todos los seguidores y seguidoras de la 97.7 a unirse a esta iniciativa.

Por Marisol Silva