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Mobili: Georgina Rossi habla de su disco debut

abril 25, 2021

La violista chilena radicada en Nueva York explica por qué dedica su primer disco a la música nacional. Mobili fue estrenado en Chile Clásico el 25 de abril.

Mobili: Georgina Rossi habla de su disco debut

La viola de Georgina Rossi es del luthier argentino Leonardo Anderi y su arco, de Christian Whilhelm Knopf.

La violista chilena residente en Nueva York Georgina Rossi, quien es miembro de la Hartford Symphony Orchestra, ha lanzado su primer disco, con muy buena recepción. Se titula Mobili y en él se recorren 50 años de música chilena para viola y piano. Lo grabó para el sello New Focus Recordings, con la pianista Silvie Cheng.

«Me parecía increíble que todas estas obras no estuvieran grabadas, y algunas de ellas son bastante antiguas; la de Carlos Botto es de 1962. ¡Ya era hora!», comenta a Radio Beethoven desde Nueva York.

El disco Mobili incluye dos piezas para viola sola de Rafael Díaz (1962): ¿Habrá alguien que en sus manos sostenga este caer? Al fondo de mi lejanía se asoma tu casa. Las otras obras son dúos para viola y piano. La Fantasía Op. 15 de Carlos Botto (1923-2004); El dúo Do not go gentle de Federico Heinlein (1912-1999); Tololo, de David Cortés (1985), en arreglo de Miguel Farías, y Mobili de Juan Orrego-Salas (1919-2019). Además, hay un bonus track: El Sampedrino del argentino Carlos Guastavino (1912-2000).

El proyecto lo logró concretar a través de una campaña de financiamiento colectivo. «Lo quise hacer en 2019 porque era el centenario del maestro Juan Orrego Salas, era el momento perfecto para honrarlo. Lamentablemente, iniciamos la grabación 16 días después de su muerte en Bloomington. Él supo que íbamos a grabar su obra, le contó su esposa y parece que estaba súper contento. Por lo menos, fue una manera de dedicárselo a su memoria», explica Georgina Rossi.

Usted es hija del clarinetista y luthier Luis Rossi y de Penelope Knuth, violista de la Orquesta de Cámara de Chile. ¿Conoció a Juan Orrego Salas a través de ellos?

«No, yo nunca lo conocí. Mi conexión con él fue solamente del amor que siento por Mobili, que es la única obra para viola y piano que él escribió. Existía una gran grabación en vivo de la súper violista Kim Kashkashian, pero salió de circulación, entonces no había cómo escuchar esta obra».

¿Qué es lo que le gusta de esta obra, Mobili?

Mientras más la estudio, más me impresiona. Se entiende inmediatamente el genio que él tenía en cuanto a la estructura de la música, él fue muy rigoroso en cuanto a su economía al escribir música. Es un compositor muy moderno que, y esto lo digo en sentido académico, era muy intelectual, era perfecto. Es como una arquitectura perfecta, y eso es curioso porque él de hecho se graduó como arquitecto. Esta obra tiene una estructura perfecta, que que cada movimiento, cae perfectamente con el que sigue. Siempre es difícil describir la música, encontrar las palabras, pero el maestro Orrego Salas es muy riguroso y en esa estructura las melodías en realidad brillan de una manera muy especial. Fue un melodista muy genial, sus melodías son muy especiales y mientras más uno las escucha más brillan».

Entiendo que Orrego Salas utiliza los recursos en función del contenido musical que está desarrollando, entonces la melodía brilla por sí misma porque no la ocupa como ornamentación. Usa solamente los recursos que necesita, tal como un arquitecto.

«Exacto. En él, todo es esencial. No queda nada de más. Él estudió con Aaron Copland, que es otro compositor que siempre usa exactamente lo que necesita en sus composiciones; no sobra nada, tiene una manera de componer muy inteligente».

Silvie Cheng y Georgina Rossi. Foto: Shervin Lainez.

Radicada en Estados Unidos desde los 16 años, cuando ingresó a estudiar a la Interlochen Arts Academy, en el norte de Michigan, en 2011 Georgina Rossi se mudó a Nueva York, y estudió viola en la Manhattan School of Music, becada. Luego se siguió formando en la Juilliard School, con Roger Tapping. Hoy es miembro de la Hartford Symphony Orchestra y además es una activa intérprete de música de cámara; ya ha actuado en el Carnegie Hall, el Kennedy Center, la Ópera de Sarasota y el DeVos Hall.

«Nací y crecí en Chile, en Santiago. Pero a los 16 años me mudé a Michigan para terminar mi educación secundaria en un internado de las artes, para intentar entrar en un conservatorio en Estados Unidos, que era lo que yo quería. Mi madre fue mi primera profesora de violín», comenta Georgina Rossi.

«Este disco es una manera de agradecer a mi país, que me dio tanto a mí y a mis padres. Los dos son inmigrantes y Chile los acogió, les permitió construir sus carreras y, gracias a eso, yo pude fundar mis estudios. Le debo muchísimo a Chile y a mis papás»

Georgina Rossi, violista.

La violista reconoce que «en realidad, le debo mucho a mis padres. Mi padre es un titán, entonces es una gran inspiración para mí, pero mi mamá también lo es. Les debo muchísimo a ellos, y no sólo a ellos. Para mí, este disco es una manera de agradecer, de contribuir con algo a mi país, que me dio tanto, y no sólo a mí, porque le dio tanto también a mis padres. Los dos son inmigrantes, mi mamá es de Nueva York y mi papá argentino, y Chile los acogió, les permitió construir sus carreras y, gracias a eso, yo pude fundar mis estudios. Entonces le debo muchísimo a Chile y a mis papás».

Hablemos de la sonoridad de la viola y del piano. ¿Cómo se complementan en este dúo?

«Se complementan muy bien. La viola, con cualquier otro instrumento, es algo muy particular porque la sonoridad de la viola tiene sus peculiaridades. Es una sonoridad parecida a la voz humana y no proyecta con tanta facilidad como por ejemplo el violín, entonces se trata siempre de encontrar un balance que sirva a la música. Lo hermoso de eso es que siempre se siente una intimidad, porque la sonoridad de la viola es muy interna, muy íntima, entonces el piano tiene que ajustarse un poco para estar a ese nivel con la viola y no sobrepasar su sonoridad.

En el disco Mobili, usted recorre 50 años de música chilena. Hablemos de las generaciones que representan Carlos Botto y Federico Heinlein, quienes hoy no son tan grabados ni interpretados como lo fueron en viva. ¿Por qué eligió estas obras de ellos?

«Me encantan. Estoy enamorada de cada una de las obras que grabamos. Carlos Botto es un compositor que merece mucha más atención. Me encanta todo lo que he leído de él, sé que fue una persona tan querida, con tan hermosa personalidad. A pesar de haberse podido ir al exterior, como hizo Orrego Salas, él quiso quedarse en Chile porque amaba su país y quiso dedicar toda su labor a expandir la escena cultural en Chile y a enseñar. En su Fantasía para viola y piano se escucha su sentido del humor. Es una obra caprichosa; empieza muy lento, tan lento que yo cuando estaba tratando de encontrar una manera de interpretarla y obviamente sin referencias, estuve muy tentada a apresurar toda la primera sección, que es bastante larga, y es muy lenta. ¡Sentía que era demasiado extremo, tantos minutos que pasan y pasan tan pocas cosas! Pero al final lo hice como él lo escribió y me di cuenta de que era lo correcto. Él crea un ambiente muy especial en esa primera sección de la obra, es como el mundo de Alicia en el país de las maravillas, que uno va explorando y de repente, de la nada, cambia, y va súper rápido hasta el fina. Es una obra muy bellamente escrita, con mucha personalidad, una obra realmente hermosa, merece mucha más atención».

¿Y en el caso de Federico Heinlein?

«También es una obra maravillosa; la describiría como neorromántica, pues es muy romántica, pero también es muy avant-garde. Si uno no saca las melodías y hace énfasis en todo el romanticismo y la hermosa melodía que él escribió, puede sonar un poco angular. Es una obra sobre enfrentar la muerte; está inspirada en el famoso poema de Dylan Thomas, Do not go gentle into that good night. Trata la lucha por la vida y es una obra bellísima, tiene una sección en el medio que es como un mini segundo movimiento más lento que es para llorar, realmente pura melodía, demasiado bonito, muy conmovedor. ¡Me encanta Heinlein!».

El disco se completa con otras dos generaciones; Rafael Díaz y David Cortés, llegando así hasta la composición contemporánea ¿Qué le gustaría comentar de sus estéticas?

«Es muy interesante porque las generaciones más antiguas son mucho más abstractas en cómo escriben, y cuando nos acercamos al tiempo contemporáneo, aunque estilísticamente David Cortés y Rafael Díaz son muy diferentes, me resulta curioso que los dos dos parecen estar muy inspirados por el territorio en sí. Muy atados al paisaje chileno y ala naturaleza. Las dos obras para viola de Rafael Díaz abren el disco; él es etnomusicólogo y se inspira en los rituales, los rezos y los cantos de las poblaciones indígenas. La primera obra, específicamente, se inspira en los rezos pehuenches y hay que escucharla. Es una narrativa y culmina en una rogativa hermosa final, una melodía muy bella. La obra de David Cortés se llama Tololo y es originalmente para viola y orquesta de cuerdas. De hecho, fue estrenada por mi mamá en 2011. Toma su nombre del observatorio interamericano en Coquimbo y esta obra es una descripción del cielo nocturno, tal como uno lo vería por un telescopio. Es una obra muy interesante y muy bella».

¿Cómo ha percibido la recepción del disco?

«Ha habido mucho más interés de la prensa de lo que esperé y eso me pone muy contenta. Fue un poco duro tener que lanzar este disco en medio de la pandemia. Como es un disco, es ideal poder compartirlo a pesar de todo, pero por otro lado la música es para compartirla con gente y uno no quiere estar aislado, entonces me hubiese gustado poder conectarme más con mi audiencia, poder haber realizado la gira que tenía en Chile y que tuve que cancelar dos veces, primero a fines de 2019. A pesar de eso, ha habido mucha recepción, y muy buena, estoy muy agradecida de que poder haber hecho esto con mi colega, la pianista Silvie Cheng. Hemos recibido muchísimos buenos comentarios, incluso en la radio acá en Nueva York, la WQXR elogió mucho nuestra performance, nuestra interpretación. Estoy en realidad muy contenta y muy impresionada. No me lo esperaba, así que estoy muy feliz».

Elogiosas críticas

«Una nueva grabación sorprendente», destaca el CVNC Journal, de North Carolina, y Brian Lauritzen, de la radio KFDC declaró que Mobili fue «uno de sus descubrimientos favoritos del año».

«Las interpretaciones son sobresalientes y el programa completo es una delicia; lo que sugiere, de hecho, que los compositores chilenos deben ser explorados», señala el sito EarRelevant, de Atlanta.

Cada pieza de este disco, indica la Radio Pública de Nueva York, WQXR, es interpretada de manera experta y permite «sentir la emoción y el amor que hay detrás suyo, y su cultura». «Mobili me lleva a un mundo en el que nunca he estado, mostrándome algo nuevo. Eso es lo que es este álbum, algo nuevo. Y es digno de atención», indica la reseña.

Escuche el disco en el programa Chile Clásico, en nuestra sección de Podcasts.

Por Romina de la Sotta Donoso | 25-04-201.

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