Víctor Hugo Toro estrena su ópera Llacolén: "Pretencioso como tal vez pueda sonar, siento que estamos haciendo historia"
junio 8, 2025
Con libreto de Gonzalo Cuadra y régie de Pablo Maritano, la producción de la Corporación Cultural Universidad de Concepción se estrena el 11 de junio y rescata la leyenda de una historia de amor entre la hija de Caupolicán y un capitán español. "Estamos haciendo ópera como se debe hacer realmente", destaca Víctor Hugo Toro.
Ya lo había adelantado a Radio Beethoven, hace tres años: después de haber dejado la titularidad de la Orquesta Sinfónica de Campinas, el director Víctor Hugo Toro (1975) se había concentrado especialmente en un proyecto de creación propia que ahora está a punto de estrenar.
Se trata de la ópera Llacolén. «La pandemia me dio un poco más de tiempo para sentarme al frente de un piano a pensar en qué acorde quería que viniera después de otro. Es un desafío bonito para mí, es ver si lo puedo hacer, si dentro de mis capacidades musicales está también hacer ese tipo de de cosas», nos comentaba entonces, en octubre de 2022 (ver entrevista).
El miércoles 11 de junio, solistas, la Orquesta Sinfónica y el Coro de la Universidad de Concepción estrenarán la ópera Llacolén, con otras dos funciones el viernes 13 y el sábado 14, con la dirección del propio Víctor Hugo Toro. El libreto es de Gonzalo Cuadra y la régie de Pablo Maritano, y en la producción ha trabajado un equipo que incluye a una especialista en linguística que ha colaborado además con elementos de pertinencia cultural. De hecho, la ópera es bilingüe.
La producción de la Corporación Cultural Universidad de Concepción cuenta con financiamiento del Fondo Nacional de Desarrollo de las Artes Escénicas del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, y Marianela Camaño estuvo a cargo de la escenografía y Paulina Catalán, de los vestuarios.
«Es muy bonito estar haciendo ópera en regiones, especialmente que desde la Región del Biobío se esté estrenando esta ópera solamente se podía estrenar en la Región del Biobío, a pocos kilómetros de San Pedro de la Paz, donde la historia dice que sucedió todo», señala Víctor Hugo Toro.
Porque esta ópera aborda una muy particular leyenda de amor local, la de la hija de uno de los más valientes toquis que se enamora de un capitán español.
Un adelanto se pudo escuchar justamente en enero de 2022, cuando se interpretó una de las arias de Llacolén en un concierto del Colectivo Ópera Nacional, que lidera el tenor y musicólogo Gonzalo Cuadra.
La veta como compositor de Víctor Hugo Toro, hemos tenido varias oportunidades de conocerla. La Orquesta Sinfónica de Chile le ha estrenado obras, y en agosto de 2016 dirigió a la Orquesta de Cámara de Chile en su propia orquestación de Cuadros de una exposición, de Mussorgsky, versión que en octubre próximo presentará con la Orquesta Usach, y a mediados de 2018 condujo la Orquesta de Cámara de Valdivia, en una orquestación propia del ballet Cascanueces, de Tchaikovsky.
«Soy un director de orquesta que compone, no al revés», decía en 2018. «Y tengo la ventaja de que semanalmente trabajo con los mejores profesores de composición de la historia, con todas las obras que tengo que estudiar», agregó entonces (ver entrevista).
¿Qué representa para usted estrenar una ópera, la primera, sin no me equivoco?
«Es mi primera ópera, sí. Mi carrera la he hecho básicamente como director de orquesta, ése ha sido el trabajo al que me he abocado más de 25 años. Pero la composición siempre me ha parecido interesante, obras mías fueron tocadas por la Orquesta Sinfónica de Chile, ahora Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, cuando se hacían lecturas de obras de jóvenes compositores chilenos; al principio del siglo XXI dos obras mías fueron seleccionadas, y algunas cosas de cámara se han tocado en algunos lugares, por ejemplo, en Brasil. Pero la idea de hacer una ópera fue algo nuevo, es mi primera ópera y es un desafío, obviamente. ¿Soy capaz de componer una ópera, soy capaz de escribir un aria, de escribir una escena orquestal, de escribir una escena de coro, grande, hacer un dúo que se sea equilibrado, que los acentos de las palabras coincidan con los acentos de la música, que la armonía sea interesante? El público va a tener las últimas respuestas a esas preguntas cuando estrenemos la ópera. Pero ha sido muy especial. No es que yo haya estudiado formalmente la carrera de composición, pero sí considero que llevo más de 25 años dirigiendo todas las obras fundamentales del repertorio sinfónico y las óperas más importantes también. En el fondo, he estudiado con los mejores profesores para hacerlo. Y el resultado es lo que estamos montando ahora con la Orquesta y el Coro de la Universidad de Concepción».
Ensayos de Llacolén. Foto: Corcudec.
Ensayos de Llacolén. Foto: Corcudec.
¿Cómo nace la ópera Llacolén? ¿Qué fue lo primero en el origen de esta ópera?
«La idea de componer la ópera Llacolén surgió en los festivales de ópera Laguna Mágica que se hacían hace varios años junto con la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción, y que yo hacía como director invitado. Eran en el anfiteatro al aire libre de San Pedro de la Paz que justamente se llama Anfiteatro Llacolén. Llacolén es un personaje muy importante en la Región del Biobío y en San Pedro de la Paz, donde está la Laguna Llacolén, que es donde la leyenda dice que ella se sumergió después de la lucha entre el capitán español y Millantú. Esa historia la conocí en esos festivales y me pareció siempre una buena historia para una ópera, funcionaba muy bien como idea el drama de esta mujer mapuche en plena Guerra de Arauco, que se va en contra de lo que dice su tradición y lo que dicen los espíritus y no acepta un matrimonio concertado con otro mapuche, sino que se enamora de un capitán español, con todo lo que significaba en la época. Además, estaba el hecho de que ella era la hija de Galvarino y todos los chilenos conocemos la historia de la tortura de Galvarino y del corte de sus manos por García Hurtado de Mendoza. Es un tema que ofrecía muchas posibilidades dramáticas».
La idea fue germinando en el tiempo, cuenta Víctor Hugo Toro. Conversó con algunos poetas mapuches, siempre pensando en el libreto y finalmente decidieron trabajar juntos con Gonzalo Cuadra. «Él es el ‘señor ópera’ en Chile, quien más sabe de ópera», apunta. Durante la pandemia, y las obligadas pausas en su carrera como director, tuvo el tiempo para avanzar en conjunto, a la distancia. «Gonzalo me enviaba libretos y yo le enviaba pedacitos de música y ahí lo fuimos trabajando. Ha sido un guiso de cocción bastante lenta y generalmente los guisos de cocción lenta son los mejores. Y así también salió Llacolén», dice.
Ensayos de Llacolén. Foto: Corcudec.
En esos tempranos diálogos suyos con distintos poetas mapuches, ¿hubo un enriquecimiento interesante? ¿Tenían ellos bien presente esta leyenda? ¿Veían con distancia el tema, o con cercanía?
«Lo vieron con cierta distancia. Al principio parecieron muy interesados en el proyecto, pero después el interés se fue diluyendo. Y yo me di cuenta de que si bien quería entrar desde el mundo mapuche, la premisa fundamental era que la obra se reconociera en los códigos propios de una ópera, que no fuera un cantata escénica, un teatro musicalizado o un musical, sino que tuviera las formas de una ópera, por lo cual tal vez no era lo más apropiado comenzar desde el mundo mapuche, sino desde un concepto operático de cómo establecer las escenas. Porque una ópera tiene una forma muy específica: tiene arias, dúos, tríos, escenas corales, obertura e interludios, tiene un desarrollo dramático que confía mucho en el texto y que confía mucho en la progresión armónica que utiliza para contar la historia. Entonces, preferí hacerlo al revés: conversar con Gonzalo Cuadra, que es un gran amigo y además es el director del colectivo Ópera Nacional, que es un grupo de arte chileno fundamental que está justamente intentado rescatar todo el patrimonio cultural operático que hay en Chile y que se cuente la historia de la ópera chilena, que existe y que debe ser contada con la dignidad y el respeto que ella merece. Después, en el camino, nos dimos cuenta de que necesitábamos también el trabajo de la cosmogonía mapuche y ahí se sumó al equipo Jacqueline Caniguan, profesora de lingüística de la Universidad de La Frontera que fue muy generosa en explicarnos de cosmogonía mapuche, de sensaciones, de estilos y de fuerzas propias de la cultura mapuche, y todo eso fue fundamental para el libreto y también para la música».
Ensayos de Llacolén. Foto: Corcudec.
«Es una ópera de gran formato y ésta era otra idea importante también, porque en Chile tenemos, por ejemplo, nuestro musical chileno, que es La pérgola de las flores. Tenemos obras de teatro chilenas muy importantes, como La viuda de Apablaza, La Negra Ester y las obras de Luis Alberto Heiremans en su momento, y hay cine chileno, especialmente en el último tiempo, que ha ganado premios y se ha destacado, pero nos falta nuestra ópera chilena, nos falta esa obra que nos represente, lo que es El Guaraní de Carlos Gomes para los brasileros, lo que tal vez sea Bomarzo de Alberto Ginastera para los argentinos. Nos faltan esos personajes de ópera y esa ópera nacional, y ojalá que Llacolén lo sea. Eso la historia lo dirá», dice Víctor Hugo Toro.
¿Qué nos puede adelantar de la régie que ha trabajado Pablo Maritano?
«Hay mucho trabajo de proyecciones, de mapping y de escena. Por ejemplo, hay un vínculo interesante y potente, y esto es algo que conversamos con Jacqueline también, entre la cosmogonía y los códigos mapuches y el sintoísmo japonés, en cuanto al vínculo con la tierra, el concepto de lo que es el destino, de lo que es actuar en relación a una comunidad, de lo que es ser una persona. Y hay elementos que se han tomado desde ahí, casi del teatro kabuki, con mucha iconografía, proyecciones y juegos de luces».
La expresividad de esas estéticas, indica Víctor Hugo Toro, tenían la fuerza para transmitir algunas de las escenas fundamentales de la historia, todas muy dramáticas, como por ejemplo, la tortura a la cual fue sometido Galvarino, así como el destino de LLacolén, quien termina con su historia sumergiéndose en las aguas de la laguna.
Explica que la orquestación está pensada para la orgánica de la Orquesta Sinfónica Universidad de Concepción y que al Coro Sinfónico de esa casa de estudios le corresponderán varios coros masculinos, pero también a cuatro voces y que hay igualmente coros femeninos.
Respecto de los solistas, señala que la soprano Marcela González «está haciendo una gran Llacolén, al igual que la mezzosoprano Francisca Muñoz como la Machi y el tenor Rony Ancavil como Millantú». Detalla asimismo que el barítono Diego Álvarez está a cargo del personaje de Galvarino y el bajo Saulo Jacan está haciendo el papel de García Hurtado de Mendoza. «Juan Salvador Trupia, un gran barítono español justamente hace el personaje del capitán español, lo que nos ahorró mucho trabajo de texto y pronunciación de las palabras en español peninsular» agrega.
Y resume: «Es un elenco realmente de lujo, estamos haciendo ópera como se debe hacer ópera realmente, en gran formato, con orquesta, con coro, con solistas, y pretencioso como tal vez pueda sonar, siento que estamos haciendo historia. Creo que estamos escribiendo líneas muy bonitas del libro de la historia de la música chilena».
Ensayos de Llacolén. Foto: Corcudec.
Además de la composición, usted está a cargo de la dirección, imagino que es especialmente interesante conducir el estreno de de una partitura propia.
«Sí. Me siento privilegiado. Ya es exigua la historia de la óperas chilenas que han conseguido ser montadas, ser presentadas al público en propiedad, y por eso me alegra mucho que actualmente se estén haciendo muchas óperas; hace poco, la primera ópera compuesta por una mujer, el Teatro Municipal también ha hecho algunas cosas pequeñas, se están haciendo óperas en regiones también. Todo eso es muy bonito. Me siento un privilegiado de que esto me esté ocurriendo a mí, porque ¿cuándo existe la posibilidad de hacer una ópera en Chile y además que el compositor tenga la posibilidad de dirigirla él mismo?. Es un regalo».
En 2011, Víctor Hugo Toro asumió como director artístico y titular de la Orquesta Sinfónica Municipal de Campinas, cargo que ejerció por diez años, cerrando ese ciclo en diciembre de 2021 con un concierto a tablero vuelto. Las autoridades de la ciudad le rindieron entonces homenaje con efusivas palabras.
«Con su carisma, usted conquistó y cautivó al público, acercó la orquesta a las personas. Usted supo traducir para todos el universo de la música erudita y de la música sinfónica. Su contribución fue fundamental para el fortalecimiento de la orquesta y la cultura de la ciudad», declaró Alexandra Caprioli, secretaria de Cultura de Campinas. «Nosotros, campineiros, siempre recordaremos con cariño a nuestro maestro, y su nombre está grabado en el corazón de todos nosotros. Mucho éxito, sea feliz y vuelva cada vez que pueda», agregó.
Su relación con esa orquesta fue también una historia de amor. A los 20 meses de haber asumido el cargo, ya le decían en los periódicos y ceremonias formales «maestro da cidade» y ya había recibido la Orden al Mérito Cultural «Carlos Gomes (ver nota de 2013).
Fueron más de 570 conciertos juntos en diez años en su primer titularato, pero además lideró proyectos innovadores que reconectaron a la orquesta y la ciudad, por ejemplo, produciendo el primer disco de la Sinfónica de Campinas en 15 años, y legando discos con la integral de los Conciertos Cariocas de Radamés Gnattali y con arias y canciones de Carlos Gomes (escuchar aquí).
Víctor Hugo Toro es el primer director formado en un 100% en Chile: estudió dirección orquestal en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile cuando David del Pino Klinge, su maestro, fundó la cátedra en nuestro país.
El chileno ha dirigido decenas de orquestas latinoamericanas y prácticamente todas las chilenas, además de agrupaciones en Europa y Asia. Entre ellas, la Orquesta Estable del Teatro Colón, las filarmónicas de Buenos Aires y de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como la Sinfónica de Xalapa, las orquestas del Teatro Massimo de Palermo y de la Arena de Verona, además de la Filarmónica de Xiamen.
Antes de Campinas, fue director asistente de la Orquesta Sinfónica del Estado de São Paulo (OSESP) y la Compañía Brasilera de Ópera, y director principal de la Orquesta Sinfónica del SODRE en Uruguay.
En abril de 2024, Víctor Hugo Toro asumió como director titular de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Talca y como profesor de práctica orquestal en la Escuela Superior de Música Superior de Música de la UTalca, de la cual es además, director artístico.
«Estoy pasando un poco más de tiempo en Chile de lo que pasaba en años anteriores, y estoy haciendo varias cosas paralelas. Estoy en un momento de mi vida en el que tengo tres casa», ríe. Porque sigue teniendo compromisos como director invitado en Brasil, por ejemplo, en agosto conducirá la Séptima de Mahler con la Sinfónica Brasilera y, además, un espectáculo en el Teatro Municipal de Rio de Janeiro. «La Orquesta Sinfónica de la Universidad de Talca está cumpliendo 25 años en octubre, entonces haremos la Primera Sinfonía de Mahler, y voy a dirigir a la Orquesta Usach en un programa que incluye la orquestación que hice de Cuadros de una Exposición de Mussorgsky además de una obra de Álvaro Gallegos y el Concierto para piano n°1 de Chopin. Entonces estoy muy repartido, estoy entre Brasil, Santiago, donde vivo con mi pareja, y Talca», detalla.
Ensayo de Llacolén. Foto: Corcudec.
¿Qué le diría a los auditores de Radio Beethoven como invitación a la ópera Llacolén?
«Me gustaría invitar a todos los auditores de Radio Beethoven a que tomen la carretera o tomen un avión y vengan a Concepción a ver el estreno de una muy buena ópera nacional, como es Llacolén, una ópera de inspiración mapuche en los códigos formales de una ópera, que es un proyecto hermoso, junto a a Orquesta Sinfónica y el Coro de la Universidad de Concepción, además de grandes solistas»
Como un músico chileno que ha hecho un gran trabajo dentro y fuera del país, que ha fomentado la creación local y el repertorio universal también, ¿cuánto representa para usted el poder estrenar esta ópera que toma una historia que habla un poco de su propia identidad?
«Me gusta estar contando una historia chilena y contándola en los códigos de una ópera. Creo que nos falta nuestra ópera chilena, nuestra ópera que nos represente, que pueda ser presentada en todos los teatros del mundo. Y, claro, soy como un padre hablando orgullosamente de su hija, pero creo que LLacolén puede llegar a ser eso y me gustaría mucho que lo fuera».
Coordenadas 19 horas, 11, 13 y 14 de junio. Teatro Universidad de Concepción (O’Higgins 660). Entradas desde $4.500 a $20.000. Venta de entradas.
La ópera compuesta por Víctor Hugo Toro, con libreto de Gonzalo Cuadra y régie de Pablo Maritano fue aclamada en su estreno. La producción de la Corporación Cultural Universidad de Concepción marca uno de los puntos más altos del acontecer artístico del año en nuestro país y tiene proyección incluso internacional.
La producción de Lírica Disidente contará con dirección escénica de Ignacio Ramírez, y musical de Miguel Ángel Castro y tendrá funciones desde el 16 al 20 de mayo. "Decidí abordar a Gabriela Mistral por todo lo que representa para nuestro país, más allá de su figura como poetisa", dice la compositora.
Nicolás Staiger Rubio comenta la producción de la ópera de Puccini, con régie de Gian Paolo Martelli, en la función del 19 de marzo. "Marcela González fue la estrella de noche", apunta.
El profesor del Instituto de Música UC lidera este proyecto junto con su exalumno Cristian Fernández Toro. Participarán la musicóloga Yael Bitrán, y los compositores Martín Bauer y Carlos Castro Mora, y se debatirá revisando experiencias concretas de óperas estrenadas en América Latina, con siete expositores seleccionados a través de una convocatoria abierta. Se realizará el 16 y 17 de octubre.
El director escénico adelanta el original foco que tendrá la nueva producción de Lírica Disidente, esta vez, de la ópera bufa de Rossini, con cantantes seleccionados a través de una convocatoria y con funciones en Centro Cultural Ceina desde el 25 de julio.
Con cinco conciertos y con el apoyo de la Corporación Cultural de Lo Barnechea, el 10 de julio se inicia en Teatro Zoco un ciclo dedicado a arias y dúos de ópera que contará con jóvenes cantantes y maestros como Carmen Luisa Letelier, Verónica Villarroel y Jorge Hevia. Además de una fecha consagrada a la zarzuela.
Dos funciones gratuitas de La Maledizione, es decir, de la versión sin censura de la célebre ópera de Giuseppe Verdi, se presentarán en el Teatro Regional de Rancagua. El director escénico de esta producción revela que se respetará "la partitura original, tal como fue escrita, sin cortes", lo que incluye un aria que hace 170 años no se escucha.
El productor organiza un concierto de homenaje a cien años del nacimiento de la célebre soprano. Participarán Haydée Dabusti y Luciana Bueno, con la Orquesta Filodramática de Chile y con la dirección de Alexander Shitikov. "Soy un callasiano absoluto y además soy productor, me dedico a hacer estas cosas, entonces era lo mínimo que podía hacer", declara.
El director escénico revela las claves de la nueva propuesta de la compañía Lírica Disidente: Una Ópera Mágica en Chiloé, Bastián y Bastiana. La historia de Mozart se ambienta en la rica mitología y naturaleza de Chiloé. Serán tres funciones, en Rancagua, Valparaíso y Santiago, todas gratuitas. "Les prometo que va a ser bien divertido, entretenido, tanto en la dramaturgia, como en el espacio escénico", dice.