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Paolo Bortolameolli: "El desgarro, la resignación de la Novena de Mahler vienen de su amor a la vida y de no querer soltarla"

diciembre 4, 2023

El 7 y el 9 de diciembre, el director chileno vuelve al Teatro Municipal para conducir la última sinfonía que alcanzó a completar el genio bohemio, y que califica como "conmovedora, profunda y realmente única". Aquí profundiza en esta partitura y habla también de su trabajo como titular de la Sinfónica Nacional Juvenil y del documental que se filmó sobre la hazaña del estreno de la Octava de Mahler. "Estoy expectante", reconoce.

Paolo Bortolameolli: "El desgarro, la resignación de la Novena de Mahler vienen de su amor a la vida y de no querer soltarla"

Después de este mes de diciembre, Paolo Bortolameolli (1982) estará a un paso de completar el ciclo Mahler. Sólo le quedará pendiente la Sexta Sinfonía del compositor bohemio, que tiene agendada para el próximo año en Colombia.

El jueves 7 y el sábado 9 de diciembre, el director chileno vuelve al Teatro Municipal de Santiago para abordar la Novena Sinfonía de Gustav Mahler. «Es una sinfonía conmovedora, profunda y realmente única», dice.

Vuelve a sólo semanas de haber conducido a la Filarmónica de Santiago en la primera producción de ese teatro de la ópera de Gioacchino Rossini El viaje a Reims

Sobre la última sinfonía que Mahler alcanzó a completar y sobre su vínculo con el Teatro Municipal de Santiago, del cual es principal director invitado, así como sus planes con la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, de la cual es director titular, y sobre sus expectativas respecto del documental que registró la épica de haber estrenado en Chile con esta orquesta y más de 600 músicos la Octava Sinfonía de Mahler, Paolo Bortolameolli conversa en esta entrevista con Radio Beethoven.

Paolo Bortolameolli (1982).

¿Qué representa para usted, como ser humano, la Novena de Mahler y qué lugar ocupa en la producción de este compositor?

«Para mí, como Paolo Bortolameolli, dices tú… Creo que es sabido que tengo una afinidad, un cariño y una cercanía a Mahler. Desde ese punto de vista, la Novena me toca en el sentido de reconocerla como la última obra completada por Mahler y eso tiene una carga muy bonita porque al final de cuentas uno se involucra con este compositor en específico desde su humanidad, desde ser un compositor que yo siempre he considerado tremendamente consistente en su narrativa, porque nunca he sus sinfonías como independientes, sino que al revés, son todas partes de una misma historia, desde la primera nota hasta la última. Siendo ésta la última que completó y también teniendo todo este valor agregado que es saber un poco lo que para él significaba el número 9, que lo quiso eludir porque cargaba con este peso de la maldición… Por otra parte, tiene una cosa súper sentida con respecto a ese momento en la vida: es un hombre que amó mucho la vida y eso se sabe y se siente. Yo creo que el desgarro que uno puede sentir de sus últimas tres obras, la resignación que está tanto en la Canción de la Tierra como en la Novena, como en la Décima, vienen justamente de ese apego a la vida y de no querer soltarla. Cuando uno sabe eso, te conmueve mucho estar frente a esta obra».

Paolo Bortolameolli. Foto: Patricio Melo.

Para Paolo Bortolameolli, además, hay un elemento estructural que denota un profundo simbolismo, como explica. «Está permanentemente presente un  motivo que él toma de la Sonata Los Adioses de Beethoven, cuyo subtextos es algo evidente siendo que la sonata se llama Los Adioses«, ríe.

«Pero por otra parte hay muchos gestos musicales que vienen tanto de la Canción de la Tierra, como de sinfonías anteriores donde uno ve un poco una cosa media cíclica, que hace mucho sentido», agrega Paolo Bortolameolli.

La Novena de Mahler, indica el director, «tiene uno de los finales más conmovedores de la literatura; es un largo proceso de desintegración, tanto musical como espiritual, donde el silencio cobra un protagonismo que pocas veces es tan elocuente. La música se va interrumpiendo, se va haciendo de silencio y finalmente la última nota muere. De hecho, la última palabra escrita es ‘muriendo’ en alemán, en un nivel que uno no debiese escuchar cuando deja de sonar. Por eso es tan relevante hacerse del silencio porque finalmente es una música que se funde en eso y es muy bonito pensarlo si recordamos que la Primera Sinfonía, la Titán, surge del silencio. O sea, la primera nota del Titán es esta cosa mística que se crea con estos armónicos muy lejanos y hay una suerte de universo que está recién surgiendo, y en la Novena volvemos a ese mismo universo. Entonces hay mucha poética en este concepto cíclico».

Para Paolo Bortolameolli, dirigir la Novena de Mahler representa en cierto sentido «un fin de viaje», pues empieza a cerrar el ciclo Mahler, ya que la Sexta la hará el próximo año con la Filarmónica de Medellín, y en enero pasado hizo la Octava. «Al final, todo tiene mucho sentido y todo se cierra de una forma muy poética», señala.

Ya había dirigido dos sinfonías de Mahler en el Municipal de Santiago; en diciembre del año pasado, la Segunda Sinfonía, Resurrección, y en 2019, la Séptima.

Paolo Bortolameolli, solistas, coro y orquesta, en la Resurrección, en el Municipal. Foto: Patricio Melo.

¿Cómo ha sido este período desde que fue nombrado principal director invitado del Teatro Municipal de Santiago? ¿Se han estrechado los vínculos?

«Hay algo muy hermoso, una coincidencia que encuentro súper emocionante: yo debuté profesionalmente con la Filarmónica de Santiago. Si bien había hecho otros conciertos por supuesto antes, ése era el gran debut profesional y eso fue justo hace diez años. Fue en diciembre de 2013, debuté con la Filarmónica con La Consagración de la Primavera y yo siempre he tomado eso como el punto de partida. Insisto, si bien venía dirigiendo de antes, en Estados Unidos ya había tenido conciertos, incluso había dirigido en Lima, antes de irme a estudiar a Estados Unidos, pero ese concierto, el de diciembre de 2013 es un hito distinto porque fue un concierto muy relevante, con el cual comienzo una carrera .Cuando veo para atrás, que ahora, a diez años exactos, voy a dirigir un concierto con la misma orquesta y con una obra que simboliza mucho para mí, no puedo evitar decir ‘guau, han pasado diez años’.  Y dentro de esos diez años está el estrechar el vínculo artístico y humano con una orquesta que quiero muchísimo y que de alguna forma cada vez que hemos colaborado han sido experiencias súper enriquecedoras, tanto en lo sinfónico como en la ópera. Recién termino de dirigir Il viaggio a Reims, que es la última ópera de la temporada y que fue un estreno en Chile, y en esta joyita final de Rossini tuve la oportunidad de trabajar además con un cast fantástico, donde la mayoría eran cantantes chilenos, una generación brillante de cantantes chilenos, por supuesto además estaban los cantantes internacionales, entre los cuales Pietro Spagnoli, una gran figura estrella, pero todo esto me hace cuenta que esto del título de principal director invitado tiene una connotación afectiva y de agradecido racconto de lo que han sido estos diez años».

Hace pocos meses trabajó también con la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, y hace algunas semanas, con Solístico de Santiago, en un homenaje a Beethoven organizado por la Fundación Cultural de Providencia.

«Sí, Solístico de Santiago es otra agrupación que le tengo un cariño enorme porque hemos hecho proyectos fantásticos. El que yo recuerdo con más cariño fue hace cuatro o cinco años atrás, que hicimos las dos sinfonías de cámara de Schoenberg, lo que también marcó un hito en la escena musical chilena porque nunca se habían hecho las dos juntas. Y fue un concierto único, en un puro día, con un GAM repleto; fue muy bonito ver esa atención que había llamado este programa. Solístico es una agrupación que cuenta con muchos miembros de la Filarmónica de Santiago,  pero también con músicos jóvenes talentosísimos de otras partes. Aparte de ser excelentes músicos, res un agrupación que toca desde las ganas de tocar, desde el placer de hacer música, con un compañerismo, una sinergia y una complicidad que es, pucha, un regalo. Lo disfrutamos desde el primer ensayo hasta la última nota del concierto. Y con la Nacional Juvenil hicimos hace poco La Mer de Debussy. Como director titular de la Sinfónica Nacional Juvenil estoy súper contento con lo que ha sido esta temporada que partió en enero ni más ni menos que con el estreno en Chile de la Octava de Mahler, que creo es de las cosas más importantes que han pasado a nivel musical chileno en el último tiempo. Es lindo saber que esta orquesta fue la encargada de firmar un pedazo de la historia. Así que ha sido un año lindo y especial en mi actividad musical en Chile».

Paolo Bortolameolli y Solístico de Santiago en el GAM.

Vamos a volver a la Octava de Mahler, pero primero ¿qué planes tiene para el futuro con la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil? ¿Ha resultado este año como lo habían planificado con el exdirector de la FOJI, el compositor Miguel Farías? ¿Cómo ha resultado este año de celebración de los 30 años de aniversario pero que además ha estado muy centrado en la figura de Jorge Peña Hen? ¿Cómo ha sido ese ejercicio de memoria y de homenaje musical y cómo se ve el futuro con la Sinfónica Nacional Juvenil?

«Tal como tú lo dices, fue una temporada que fue minuciosamente programada con Miguel Farías; estaba todo pensado justamente para el término de la celebración de los 30 años de la Sinfónica Nacional Juvenil, que fue todo el año pasado, y centrado en la figura de Jorge Peña Hen. Creo que fue una temporada rica en propuestas, con estrenos, con descubrimientos de obras de compositores conocidos, pero menos conocidos. Tuvimos la obra de Roberto Falabella, tuvimos la obra encargada a Florencia Novoa, yo estrené en Chile una obra de Gabriela Ortiz, que es una de las compositoras más requeridas y más cotizadas del mundo y que está permanentemente estrenando en Los Angeles, y ahora hace poco estrenó en la Filarmónica de Berlín… Me siento súper orgulloso de lo que fue esta temporada, realmente».

Octava de Mahler, en enero pasado.

Paolo Bortolameolli destaca, una a una las obras que marcaron un hito dentro de la programación 2023 de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, incluyendo las selecciones de El Peine de Oro de Roberto Falabella, Hominum de Gabriela Ortiz y Manarú, la obra de Florencia Novoa que rindió homenaje a Jorge Peña Hen, así como Epitafio encendido de Celso Garrido Lecca, otro homenaje al célebre maestro asesinado en 1973, además de Les Offrandes oubliées de Olivier Messiaen, Tasso: Lamento e trionfo de Franz Liszt, el Concierto para piano n°1 de Bela Bartok, con el solista Danor Quinteros, e Uirapurú de Heitor Villalobos.

Ello, en un cuidado equilibrio con obras de repertorio como la Sinfonía Eroica de Beethoven, las Variaciones Enigma de Elgar y La Mar de Debussy. Una programación que fue fruto del trabajo conjunto de Bortolameolli y del exdirector de la FOJI, Miguel Farías.

«Creo que fue una temporada hecha con cariño y con un ángulo artístico, pensando tanto en la formación, que es imprescindible siempre pensar en lo que creemos les va a servir a los jóvenes para crecer como músicos, pero también con la inquietud por presentar programas que sean interesantes en todos los sentidos. No solamente desde un punto de vista técnico, que por supuesto es algo relevante para una orquesta juvenil, sino que también musical en el sentido de estar descubriendo o redescubriendo música y, por cierto, a la par de un trabajo excepcional del equipo de instructores que tenemos que son todos músicos de las orquestas más importantes y que están permanentemente apoyando la labor formativa de esta orquesta y son cruciales en este trabajo», comenta Paolo Bortolameolli.

«La Sinfónica Nacional Juvenil es el principal semillero de músicos sinfónicos clásicos en nuestro país. Entonces todo lo que se haga con la Juvenil es con cuidado, con cariño y con responsabilidad», remata.

Me gustó mucho una promoción que vi en redes sociales de El viaje a Reims, en el Municipal, un video con el director invitado que lo precedió, Luis Toro Araya, alguien que es más joven que usted. Él lanzaba al aire la batuta y después usted la tomaba. ¿Cómo ve esa relación con las nuevas generaciones de directores y cómo fue la historia de ese video? Es una promoción que hallo especialmente bonita, en cuanto representa que hay camadas nuevas de directores, los cuales, como conjunto representan mucho para nuestro país, no sólo como individualidades.

«Hay que reconocer la labor fantástica que está haciendo el equipo de marketing del Teatro Municipal de Santiago, que están súper ocupados de estar generando contenidos no solamente interesantes, sino que lúdicos, frescos y cercanos. Y cuando llegaron con esta propuesta, a ambos, a Luis y a mí, nos gustó mucho y la hicimos ahí en el teatro, con muy buena energía. Fue entretenido porque no era tan fácil, de tres veces que Luis me tiraba la batuta, yo la agarraba una (ríe). Hasta que quedó la toma y quedó muy bonita. Ahora, desde el punto de vista de lo que dice, la música, el arte es permanentemente un ejercicio de posta, así se entiende, en todos los sentidos. La labor que tenemos los músicos arriba del escenario es hacer vivir este mapa que nos dejaron los compositores, ésa es una posta evidente y muy necesaria; el último eslabón del proceso creativo es el momento performático, es cuando es. Y en el sentido de la posta generacional es lo mismo, o sea, si no fuese así nos quedaríamos entrampados en una actitud pasiva de contemplar obras estáticas, y la interpretación también se nutre de este cambio generacional, desde nuevas perspectivas, ángulos también, donde cada uno estudió, donde cada uno vive, lo que ha hecho, la experiencia que trae, los gustos, los sueños, los anhelos, qué sé yo. Todas esas cosas nutren finalmente al arte en sí mismo, entonces, como bien dices, al final de cuentas, claro, la individualidad yo creo que tiene que ver con la personalidad, y eso es algo muy bonito y algo muy significativo en el sentido de que cada uno aporta un poco desde su propio ser a la música, al arte, a lo que estás haciendo. Pero desde el conjunto, obviamente somos todos un equipo de responsables en hacer que lo que hacemos tenga un sentido de permanencia en el tiempo. Yo no sé cuánto más joven es Luis que yo, pero me imagino que por lo menos diez años o más. No sé.

Luis Toro Araya nació en 1995, si mal no recuerdo.

«Claro. Fue lindo eso de que fuesen los dos conciertos consecutivos. Porque efectivamente se ve en concreto lo que se veía en el video, el pasar la posta, porque Luis dice ‘Y ahora le paso la batuta a mi colega que sigue porque en el teatro la música siempre sigue’. Y esa frase es muy bonita porque efectivamente de eso se trata. Por otra parte y esto ya es más tirado a lo artístico, que también lo encuentro fantástico, si bien no fue planificado porque yo propuse la Novena de Mahler hace mucho tiempo, antes de la pandemia, y Luis propuso la Patética porque es una sinfonía que a él le hacía mucho sentido hacer. Pero resulta que no hay mejor par de sinfonías juntas que la Patética y la Novena de Mahler porque son las dos únicas sinfonías que tienen la misma estructura, que comienzan con un movimiento lento, tienen dos movimientos rápidos centrales, y terminan con un adagio. De alguna forma, la Patética y la Novena de Maher están vinculadas sanguíneamente. Las dos son despedidas, son las últimas sinfonías de sus respectivos compositores, entonces queda re bien esto desde un punto de vista programático».

Vista parcial de la Octava de Mahler en el Caupolicán.

Volviendo a la Octava de Mahler, ¿sigue en desarrollo el documental que se hizo y que nos permitirá revivir esa épica a los miles de personas que fuimos a las funciones en el Caupolicán y a los 600 músicos que actuaron, y que permitirá además que la amplia ciudadanía sepa cómo fue posible lograrlo?

«Estoy muy expectante a que se estrene finalmente este documental, testimonio de lo que fue un proceso humano y artístico que creo que es sin precedentes en nuestro país. La envergadura de haber levantado una sinfonía que todos sabemos de qué porte es, la Sinfonía de los Mil, despertó muchas preguntas sobre cómo lo estábamos haciendo. Ahí fue cuando en una conversación de sobremesa con Gonzalo Saavedra, le comento ‘sí, el próximo fin de semana tenemos el primer ensayo de coro’, y Gonzalo se entusiasmó y llama a Pablo Rosenblatt, que termina siendo el productor de este documental, Veni Creator, e Ivan Tziboulka se convierte en el director de este documental, Gonzalo Saavedra en el coproductor. Y comienzan a hacer el seguimiento de la odisea, de la aventura. Y estuvieron filmando los siete meses. Iban a todos los ensayos, sacaron un montón de testimonios y por supuesto finalmente filmaron los dos históricos días en el Caupolicán con una reacción de la gente emocionante y conmovedora que para todos nosotros, los que estuvimos ahí, yo creo que va a ser algo único en nuestras vidas. Lo que se sentía esos días, el fervor de la gente incluso antes de escuchar una nota, las colas alrededor del Caupolicán, que las entradas se hayan acabado para los dos días en 20 minutos, o sea, todas esas cosas están en ese documental y ahora estamos a la expectativa de que se estrene para que todo el mundo, no solamente en Chile, de modo que todo el mundo, vea la belleza que hubo detrás de eso. Cuánto amor hubo en la cantidad de gente que se subió a ese escenario, o sea, los 600 que éramos y los que no se subieron al escenario también. Los instructores y todo el equipo FOJI, esas voluntades unidas detrás de este sueño que sí, para algunos fue una locura. Para nosotros fue una hermosa locura que se nos ocurrió a Miguel Farías y a mí, para conmemorar a lo más grande posible uno de los proyectos más hermosos que tiene este país. Porque no es solamente la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles, sino que también son los 30 años de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, que es algo elemental, vital para la salud y el futuro de todas las orquestas de Chie porque de ahí sale la mayoría de esos músicos. Entonces la Octava de Mahler siempre se trató de eso, de celebrar ese proyecto y ese triunfo. Y a través de este otro triunfo, que fue el haber logrado montar esa sinfonía, celebrar los 30 años del otro triunfo».

Coordenadas
Teatro Municipal de Santiago (Agustinas 794). Jueves 7 de diciembre, 19 horas. Sábado 9 de diciembre, 18 horas. Entradas desde $3.000 a $39.500 en municipal.cl.

Por Romina de la Sotta Donoso. 04-12-2023.

 

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