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Música

Filarmónica y Evelino Pidò: una jornada consagrada a la intensidad y el refinamiento

marzo 25, 2025

Dos visiones de la fuerza musical se encontraron el 22 de marzo. Nicolás Staiger Rubio comenta un concierto marcado por contrastes estilísticos. Una interpretación contenida de la Sinfonía n° 45 de Haydn dio paso al Stabat Mater de Rossini, donde los solistas invitados y los cuerpos estables del teatro, bajo la batuta de Evelino Pidò, brillaron con fuerza.

Filarmónica y Evelino Pidò: una jornada consagrada a la intensidad y el refinamiento

Foto: Juan Millán.

La Sinfonía de los Adioses de Franz Joseph Haydn es, sin lugar a duda, una de sus obras más reconocidas, tanto por su carácter expresivo como por su desenlace político y humorístico. En su célebre final, los músicos abandonan progresivamente sus atriles, dejando en escena sólo a dos intérpretes, en un gesto de protesta silenciosa que Haydn ideó en solidaridad con la orquesta de los Esterházy, quienes permanecían alejados de sus familias durante largos períodos en el verano europeo. Inteligentemente, los únicos dos músicos que permanecieron hasta el final en la primera ejecución fueron el propio Haydn y el concertino de la orquesta, los únicos que habían podido viajar con sus familias.

Obra característica del periodo Sturm und Drang, esta sinfonía destaca por su expresividad y el uso de tonalidades menores. La interpretación ofrecida en esta ocasión en el Teatro Municipal de Santiago careció de la intensidad esperada: las disonancias, esenciales para el dramatismo de la obra fueron atenuadas de manera incomprensible, restándole fuerza al discurso musical. No obstante, la elección de los tempi resultó acertada, permitiendo claridad en los pasajes rápidos sin sacrificar la energía de la partitura.

Foto: Juan Millán.

La segunda parte del programa presentó el Stabat Mater de Gioachino Rossini, una obra de gran dificultad técnica y exigencia vocal. Fiel al estilo del compositor, combina una orquestación efectiva con una escritura lírica que, pese a sus reminiscencias operísticas, logra capturar la solemnidad del texto sacro.

El elenco solista estuvo a la altura del desafío. Destacaron la soprano Maria Kokareva y la mezzosoprano Megan Moore, por su control elegante de las frases; el tenor Leonardo Sánchez, por su notable intensidad dramática; y el bajo Matías Moncada, por su timbre potente y robusto.

Foto: Juan Millán.

La Orquesta Filarmónica de Santiago, que había mostrado cierta contención en la primera parte, desplegó todo su potencial en esta obra, exhibiendo solidez y sensibilidad interpretativa. El Coro del Teatro Municipal de Santiago, una vez más, mostró su refinamiento técnico, manejando con amplitud las dinámicas de la obra: desde un sutil pianissimo en el texto “Stabat Mater Dolorosa” hasta el grandioso Amén final. La dirección de Evelino Pidò se mostró firme y precisa, logrando extraer de los músicos una intensidad mucho mejor lograda que en la primera mitad del programa.

Por Nicolás Staiger Rubio | 26-03-2025.

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