Rodolfo Fischer tiene una larga trayectoria como director y una muy relevante carrera como formador de nuevas generaciones. Ha estrenado obras emblemáticas, por ejemplo, de Osvaldo Golijov en nuestro continente. Entre 1998 y 2002 fue director residente del Teatro Municipal de Santiago, período en el cual trabajó con Gabor Otvös. Ahora retorna al Municipal, para un concierto con público presencial.

Conducirá a la Orquesta Filarmónica de Santiago en Equinoccio, de Leni Alexander; el Concierto para trompeta, de Joseph Haydn, con Rodrigo Arenas como solista, y la Sinfonía N° 2, de Johannes. Brahms.

"Lo primero es destacar siempre la presencia femenina, de alguien como Leni Alexander, que tuvo una destacada trayectoria en Europa y, bueno, se codeó con gente bastante importante. La obra que estoy haciendo se estrenó en el Colón en 1962", destaca Rodolfo Fischer, titular de la Orquesta de Cámara de Valdivia.

Nacida en Breslau, actual Polonia, Leni Alexander llegó a Chile desde Hamburgo en 1939, tras estallar la II Guerra Mundial. Esta obra atonal que estrenó en Teatro Colón de Buenos Aires da testimonio de la preocupación estética de su autora por la gestualidad musical, la exploración tímbrica y el trabajo sobre las texturas. 

En cuanto a las otras dos obras del programa, Rodolfo Fischer comenta que "tienen la conexión directa de Viena, porque ambas fueron creadas para ese público, pero con quizás 80 años de intervalo. Entonces ahí está naturalmente toda la tradición austrohúngara presente, de largo recorrido, pasando por Beethoven directo a Brahms".

El Concierto de trompeta de Haydn se estrenó en el Burgtheater de Viena en el año 1800. Entonces, este instrumento era rudimentario y tendría que esperar 40 años más para popularizarse. La obra de Haydn, en tanto, quedó olvidada hasta fines del siglo XIX, cuando fue redescubierta y pudo volver al repertorio, convirtiéndose en uno de los conciertos más importantes de la literatura para el instrumento de bronce.

En cuanto a la Sinfonía Nº 2 de Brahms, se trata de una creación estrenada en 1877 por la Orquesta Filarmónica de Viena que ejemplifica la tensión entre tradición e innovación, con un carácter liviano, contemplativo, agridulce y personal que separa notoriamente esta composición del perfil épico.

Para Rodolfo Fischer, el reencuentro con la Filarmónica ha sido "bastante mágico. Me he sentido muy bien acogido por la orquesta, la Orquesta Filarmónica que me vio crecer no es la que está conmigo ahora, quedan algunos, pero la gran mayoría son chicos jóvenes que también conozco de haberlos visto en las juveniles".

Estos conciertos se realizarán según la disposición de la Sala 360, es decir, la orquesta se ubica al centro del espacio. Una experiencia que Fischer aplaude. "Lo que ha sido increíble es dirigir en el medio de la platea. Eso es una experiencia única, ojalá la pueda repetir, porque en términos acústicos es impresionante lo que se produce. La retroalimentación que te da la caja, la resonancia natural del teatro, que sí se produce en ese punto, es bellísima, y es muy emocionante para un director", comenta.

Las funciones se realizan en Agustinas 794, a las 17:00 horas de los sábados 6 y 13 de noviembre, y a las 18:00 horas del martes 9, miércoles 10 y jueves 11 de noviembre. Entradas desde $2.500.