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Teatro

Retrato de una mujer que un día miró la luna

Pablo Schwartz y Renata Casale protagonizan la producción de Teatro del Antagonista en Matucana 100.

Foto: Andrés Abrigo.

La premiada dupla de Carla Zúñiga (dramaturga) y Manuel Morgado (director), responsables de las exitosas Yo también quiero ser un hombre blanco heterosexual y Un montón de brujas volando por el cielo – Premio Mejor Dramaturgia 2020 del Círculo de Críticos de Arte–, presenta su nueva creación inspirada en el patrón de abuso emocional en que la víctima es manipulada para que llegue a dudar de su propia percepción.

Protagonizado por Pablo Schwartz y Renata Casale, Retrato de una mujer que un día miró la luna y le pareció que era falsa es un thriller con tintes de humor y surrealismo. El proyecto fue financiado por Fondart Línea de Creación Escénica 2022 del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. El particular montaje que además instala un plato central que hace que el público vaya girando y viajando junto a su protagonista, se mantendrá en cartelera desde el 23 de septiembre hasta el 9 de octubre en M100.

Funciones de miércoles a sábado a las 20 horas y a las 19 horas del domingo, con excepción de los días 30 de septiembre, 1 y 2 de octubre, que las funciones son a las 19:30 horas. En la Sala Patricio Bunster del Centro Cultural Matucana 100. Entrada general por $7.000, y $5.000 para estudiantes, personas mayores, miércoles y jueves popular.

Recogido precisamente de una obra de teatro homónima de 1938 en la que un hombre manipula objetos de su casa para hacer creer a su mujer que está perdiendo la razón, el concepto Gaslighting, también denominado luz de gas, es un patrón de abuso emocional en el que la víctima es manipulada para que llegue a dudar de su propia percepción. Básicamente, hacerle creer que es, está o se está volviendo loca.

Esta idea es la que inspira a Teatro del Antagonista para realizar su más reciente creación, Retrato de una mujer que un día miró la luna y le pareció que era falsa.

“Tenemos una inquietud con respecto a la forma, a la estructura de la obra. En este caso queríamos experimentar con ella y, así mismo, hacer que la forma que tenga el texto sirva para guiar la de la puesta en escena. En cuanto a tópicos, se habla sobre el gaslighting y se repiten algunos que ya hemos trabajado, como que todo es una ficción, temas de género, el patriarcado y cómo una persona puede estar presa en un lugar sin saberlo; cómo muchas veces la libertad es una ilusión. Mujeres presas en una relación de violencia y de cómo cuesta salir de ahí”, explica su dramaturga.

Foto: Andrés Abrigo.

De un día para otro, una mujer comienza a cuestionarse toda su vida. Todo le parece falso, como si fuera mentira, la gente que la rodea le parecen actrices y actores, su casa parece una escenografía de alguna obra de teatro, su familia le parece ajena. A partir de esta sensación, la protagonista deberá dilucidar si efectivamente hay una conspiración en su contra, o si es ella la que, víctima de su histeria, está volviéndose loca.

“Trata principalmente el tema de la duda. Parte con la premisa de que todo es mentira, que es una pregunta muy existencialista que todos nos hemos hecho alguna vez '¿Esto que yo estoy viviendo es real o es un constructo de ficciones?' Es una interrogante instalada desde la dramaturgia. Dudar nos lleva a una angustia existencial: dudar de nuestras relaciones, del entorno, de nuestra propia existencia. Nuestro contexto político también lo confirma al ver cómo se van elucubrando verdades a partir de mentiras. Hay una relación con la falsedad”, agrega su director.

Para Manuel Morgado, que también estuvo a cargo del diseño escenográfico, Retrato de una mujer que un día miró la luna y le pareció que era falsa, se traduce en una puesta en escena delirante que tiene énfasis en el trabajo del tiempo, la ficción de la representación, la diversidad de estilos de actuación y la simulación en torno al lenguaje cinematográfico. “El tiempo en la obra es un factor que nos hace también cuestionar las posibilidades de lo relativo que es lo universal. La idea de caos, de simultaneidad, de que todo está sucediendo al mismo tiempo. Hay participación de muchos estudiantes de teatro y eso también genera multiplicidad y diversidad de cuerpos, y voces, lo que va enriqueciendo esta idea caótica y de cuestionamiento”.

Foto: Andrés Abrigo.

Compuesto por cuatro encuadres que representan cuatro épocas distintas en las que se ve inmersa la protagonista sin saber, hasta el final, cuál es realmente la suya; el montaje plantea al espectador desde una especie de panóptico, situándolo al centro mirando estos encuadres que ponen de manifiesto la idea de jaula. “Estamos encerrados en un cuadrado y salir de él probablemente haría que nos cuestionáramos toda la estructura en la cual constantemente se nos está haciendo vivir como sociedad, sobre todo a la mujer. Instala una idea visual que tiene que ver con la captura. Hay un viaje también a partir de un plato central que hace que el público vaya girando y viajando junto a la protagonista”, termina. 

Información: Palominos Comunicaciones.


Programa

Ficha artística

Dramaturgia: Carla Zúñiga| Dirección: Manuel Morgado | Elenco: Renata Casale, Pablo Schwartz, Nicolás Venegas, Cristóbal Manríquez, Byron Ahumada, José Hernández, Alejandro Yamil, Sebastián Rubio, Camila González, Valentina Magnere, Claudio Gatica, Catalina Garrido, Javiera Muñoz, Yalile Yusef, Danicza Espinoza y Ángela Ávila | Producción general: Kristopher Gómez | Diseño vestuario: Daniela Vargas | Realización vestuario: Javiera Labbé | Diseño escenografía: Manuel Morgado | Realización escenografía: AmorEscénico | Diseño sonoro: Gonzalo Hurtado | Diseño iluminación: Daniela Valenzuela | Peluquería y maquillaje: Franklin Sepúlveda | Asistente peluquería: Isabelle Lastra | Prensa: Claudia Palominos | Tramoya: Claudio Quilodrán.

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