Llacolén: estreno de ópera en Concepción
Solistas, Orquesta y Coro Sinfónico de la Universidad de Concepción estrenan la ópera de Víctor Hugo Toro con libreto de Gonzalo Cuadra y régie de Pablo Maritano.

Elenco, mapping, diseño escenográfico y trabajo de luces: estos son algunos de los elementos clave del montaje de Llacolén que provienen directamente de la comunidad artística local. La ópera, que se presentará en la sala principal del Teatro UdeC, revive la leyenda de la joven mapuche Llacolén, una historia profundamente enraizada en el territorio del Biobío.
El preestreno será el miércoles 11 de junio y las funciones, el 13 y 14 de junio, a las 19 horas en el Teatro de la Universidad de Concepción (O'Higgins 660). Lo financia un Fondart y las entradas van desde $4.500 a $20 mil.
La Corporación Cultural Universidad de Concepción (Corcudec) ha sido la institución responsable de llevar adelante la producción general de la ópera Llacolén. Desde la planificación hasta la ejecución técnica, ha coordinado a los distintos equipos involucrados, incluyendo la dirección artística, la producción técnica y la logística.
Con el objetivo de promover el talento regional, Llacolén incorpora a dos agrupaciones musicales emblemáticas de Concepción. Por un lado, la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción, que en sus 72 años de trayectoria ha sido protagonista en el estreno nacional de tres óperas chilenas: El Ahijado de la Muerte (1996), de Wilfred Junge; El Corvo (2024), de Remigio Acevedo; y ahora, en 2025, Llacolén, compuesta por Víctor Hugo Toro.
También suma sus voces el Coro Sinfónico de la Universidad de Concepción, agrupación con más de 70 años de historia y una amplia experiencia en interpretación operística, con obras como Madama Butterfly, La Traviata, Don Giovanni, Cavalleria Rusticana – Pagliacci, La Flauta Mágica, entre muchas otras.
Claudia Sepúlveda, asistente de dirección del Coro UdeC, valoró la oportunidad de ser parte de este estreno mundial: “Es un desafío que implica construir el personaje del coro en una ópera nunca antes montada. Más aún, considerando el reto técnico de interpretar en mapuzungún junto a una música contemporánea que entrelaza raíces indígenas con la tradición musical occidental”, señaló.
El diseño escenográfico está en manos de Marianela Camaño, máster en Arquitectura, Arte y Espacio Efímero. Oriunda de la región, se mostró entusiasta por formar parte de un equipo conformado íntegramente por talentos territoriales. A su vez, quienes están a cargo de la realización escenográfica son el Taller por el bien de Diógenes de Gonzalo Mella y Cristóbal Zúñiga, también de Concepción.
“Ha sido un gusto integrar un equipo de trabajo colaborativo que construye el imaginario de Llacolén de manera muy interesante. Es valioso que gran parte del equipo sea de Concepción, porque eso genera cercanía. Esta es también una forma de compromiso con la cultura y el desarrollo del arte local”, comentó.

Camaño también subrayó la importancia nacional de estas iniciativas que fomentan la descentralización: “Es valioso que surjan brotes profesionales en regiones, nutridos del talento de sus propios artistas en producciones territoriales. También es importante mostrar, al país y al mundo, que en un país altamente centralizado se pueden crear obras de calidad y alto nivel profesional”.
Desde Coronel, el artista medial Cristóbal Parra se suma con su trabajo en mapping, técnica audiovisual que permite proyectar imágenes y videos sobre superficies, transformando el escenario en una experiencia inmersiva. En esta ocasión, el Teatro UdeC se convertirá en el corazón de la cordillera de Nahuelbuta.
“Para mí es muy importante encontrar puntos de conexión entre las nuevas tecnologías y las características geográficas o culturales de los territorios donde trabajo. Estoy feliz de participar en esta ópera”, expresó. Junto a su equipo, Parra investigó la visualidad de la cosmovisión mapuche para lograr una representación fiel, integrando símbolos que reflejan su fuerza, resistencia y la dignificación de elementos que han sido históricamente invisibilizados o desplazados.
El trabajo de luces también tiene un rol protagónico. El diseñador lumínico Mauricio Campos, penquista, está a cargo de esta área clave para la atmósfera del montaje. “Ha sido muy gratificante trabajar en conjunto. En este montaje hemos logrado congeniar ideas y adaptarnos a lo que se necesita. Esta historia, situada en nuestro propio territorio, me tiene muy contento. Agradezco a Corcudec por la invitación. Ha sido un proceso largo y desafiante, pero esperamos que al público le encante”, sostuvo.
Campos también destacó la evolución de la iluminación escénica en la región: “En el transcurso de 15 años he podido evidenciar la profesionalización de esta área”, concluyó.
Llacolén no solo rescata una leyenda ancestral, sino que también representa un hito para las artes escénicas en regiones. Su realización con equipos penquistas demuestra que desde el Biobío es posible crear espectáculos de alto nivel, con identidad propia, capaces de dialogar con el patrimonio, la tecnología y el arte contemporáneo. Un mensaje potente desde Concepción para el resto del país, y del mundo.
Información: Corcudec.