El joven cantautor y productor Felipe Morris acaba de lanzar su EP Stgo, donde se acerca decididamente a un sonido más mainstream y rinde homenaje a la capital de Chile, ciudad que para él está llena de luces, glitter y velocidad.

Cada una de las cinco canciones que integran este miniálbum tiene una atmósfera distinta, pero todas se unen a través de un mismo  concepto: el artista, en esta ocasión, nos invita a viajar por la ciudad de Santiago y a ver la capital desde los ojos de Morris, haciéndonos protagonistas de una noche llena de luces, glitter y velocidad.

Stgo es un EP diverso, que recoge sonidos de varias décadas; desde los años 80 hasta los 90 y 2000, hasta desembocar en el trap de los 2010 con el tema “Venom”. Esta última canción tiene el interés añadido de que constituye un homenaje a Jorge González y Los Prisioneros, con la inclusión de un sample del clásico Quieren dinero que se entrelaza con el audio de la legendaria rueda de prensa donde Jorge puso en su lugar a los periodistas presentes.

“En términos de estilo, con esta nueva producción busqué hacer un salto hacia el pop, hacia un sonido grande, maduro y pulcro, con melodías pegajosas”, explica el autor e intérprete.

“Desde mis trabajos anteriores yo ya venía coqueteando con esos elementos pop, más cercanos al mainstream, pero sin alejarme de lo alternativo y lo experimental. Lo alternativo y lo experimental siguen presentes en mi nueva propuesta, claro, pero ahora quería saltar definitivamente hacia un pop que tuviera los máximos niveles de producción”, agrega.

Felipe Morris cuenta que su EP es, en el fondo, un homenaje a Santiago, la ciudad en la que él nació y en la que ha pasado la mayor parte de su vida.

“Sentí la necesidad de hablar de Santiago, porque hace un tiempo me tocó pasar seis meses en Buin y al volver a la capital, luego de haber estado lejos de ella, me di cuenta de lo hermosa que es esta ciudad, con su ruido, y su movimiento”, confiesa el músico.

“Para un artista resulta muy inspirador poder vivir así, con esa rapidez de la urbe, y por eso en todas la canciones de este miniálbum menciono a Santiago de una forma u otra, ya sea nombrándola o hablando de ciertos momentos de la noche capitalina, con las luces y la euforia de los barrios universitarios en que hay gente joven que vive a toda velocidad”, comenta.

“Empecé a escribir poesía cuando tenía alrededor de ocho años, retratando las cosas que sentía y pensaba a esa corta edad. Luego descubrí que podía recitar esos poemas sobre temas de música instrumental y, a través de la interpretación, agregarle más profundidad a lo que estaba diciendo”, dice Felipe Morris al recordar sus inicios como creador.

“Más adelante aprendí a componer y producir mis canciones, cosa que sigo haciendo hasta hoy para que cada acorde y sonido tenga el matiz de lo que quiero transmitir. Antes de cambiarme el nombre artístico a Felipe Morris y tomarme más en serio este viaje, pasé por una lucha que muchas personas afrontan, la depresión, pero al contar con la música como medio de expresión pude canalizar esas emociones y volverlas arte”, reflexiona.

Buen lector de narrativa y poesía, Morris suele rendir homenajes a sus escritores preferidos, como Nicanor Parra, y Julio Cortázar, enriqueciendo su repertorio de imágenes e ideas con las claves que extrae de ámbitos como el cine, el diseño gráfico y la moda. De esa forma ha ido entrelazando su interés en el tema del amor contrariado con alusiones a la historia reciente de Chile y a los impredecibles dramas que se encuentran en cada rincón de la capital, en cada casa y block de departamentos.

“Hoy me considero un artista multidisciplinario, ya que trabajo componiendo y produciendo para otros artistas, y también diseño mis carátulas y dirijo mis videos y piezas visuales. Sigo escribiendo poesía esporádicamente, pero mi foco está en la música, en contar mi historia, que es la vida de un joven en una ciudad con mucho ruido y movimiento”, resume el cantautor.