Inmersos en un núcleo de la nube virtual, dos Súper Inteligencias Artificiales –materializados en pantallas, luz y elementos multimediales– organizan el mundo archivando rutinariamente la historia, convirtiendo en algoritmo todo lo que creen es “Lo humano”. Abocadas a encriptar piezas de arte que contengan "altas cargas de humanidad", mientras decodifican la obra Seis personajes en busca de un autor, generan el error 404 descargando a sus protagonistas, quienes irrumpen físicamente en el espacio.

Así inicia 6P NB 1A, la nueva creación de Teatro Poiesis –proyecto financiado por el Fondo de Artes Escénicas, línea de Creación y Producción de montajes 2023– que se estrena el viernes 23 de septiembre en Factoría Franklin. Escrita por Constanza Blanco, dirigida por Javier Ibarra y Lía Misraji, con las actuaciones deSoledad Cruz, Gopal Ibarra, Noel Saint Jean, Nicolás Calderón, Carol Henríquez y Bárbara Martin; el montaje conjuga artes visuales y multimedia, teatro, filosofía y arquitectura para crear unaadaptación original distópica del texto Seis personajes en busca de un autor del Premio Nobel italiano, Luigi Pirandello.

Funciones a las 20 horas, de viernes a domingo, hasta el 9 de octubre, en el Galpón San Francisco de Factoría Franklin, ubicado en Franklin 741. $6.000, entrada general, y $3000 para estudiantes y personas mayores.

Según su dramaturga, Constanza Blanco, esta obra contempla una nueva línea de acción dramática, un nuevo contexto y nuevos protagonistas, sin embargo, la esencia de la reflexión de Pirandello sigue presente. “El ejercicio a nivel teórico implicó tomar decisiones radicales: se deja de lado el conflicto representacional que identifica la pieza original para priorizar la pregunta sobre aquello que entendemos como la esencia de la humanidad (o lo que podría diferenciarnos realmente de una inteligencia artificial desarrollada), y la interrogante sobre la supuesta capacidad que tenemos como raza de crear objetos estéticos o de ser las únicas criaturas capaces de crear belleza”.

6P NB 1A, implica también el debut de Factoría Franklin como un nuevo lugar de exhibición para las artes escénicas, una decisión tomada por Teatro Poiesis desde el principio pues incide directamente en su propuesta: alterar la experiencia teatral partiendo con el desplazamiento del espectador. Como codirectora de la puesta, la arquitecta Lía Misraji, explica que “el moverse para experimentar un evento que no sucede en la arquitectura que fue pensada para ello (teatro), convierte a ese nuevo espacio arquitectónico en un elemento narrativo más en la puesta en escena. Sus componentes, tales como la escala del edificio vs la escala humana, las materialidades, como el hormigón y acero; la temperatura, el sonido, las texturas, y lo que pueda percibir el habitante, aportan al imaginario de la obra”.

Para Misraji esta operación estética de cambiar de espacio arquitectónico conlleva desafíos técnicos y logísticos que vuelven aún más relevantes todas las partes que se combinan para crear una experiencia teatral. “Las recomendaciones técnicas se vuelven a su vez una solución de diseño, las de diseño deben resolver aspectos técnicos... No se reduce sólo a la encarnación de un texto, sino a una red que considera el espacio como contenedor y condicionante”.

Es en esta relación que las decisiones del mundo sonoro, lumínico y multimedial, se han basado en las condiciones que presenta el galpón. “La propuesta integral consiste en que se devele paulatinamente el espacio, interactuando lo lumínico como recurso teatral y narrativo que conocemos; el vestuario y tocados como híbrido que mezcla épocas y temporalidades; y que a su vez se diseñan en relación a la dimensión del edificio y del cuerpo en movimiento en ese espacio. Por otro lado, lo multimedial reacciona y se activa en función a la composición musical y mundo sonoro; lo sonoro en relación al espacio y a los requerimientos actorales y acústicos para el espectador; el espacio escénico en relación a todas las anteriores”, agrega.

Por lo mismo, para el proyecto era tan importante contar en paralelo con una conducción experta que estuviera enfocada en la teatralidad, para lo que invitaron al director Javier Ibarra (La Espera) a asumir la codirección de la puesta en escena. “La forma en que el lenguaje estético-teatral interviene en la reconfiguración de un clásico en un espacio alternativo que no es convencional, tiene un gran desafío. En este caso se suma contar una historia donde la gran nave vive como un personaje más. Aparece una estética bastante urbana en una atmósfera que tiene una especie de futurible que lo asemejo al cyberpunk, como de los primeros cortos de David Lynch”, dice el codirector.

Más allá de intentar explicar a la audiencia como están operando las distintas capas de representación a niveles complejos, el objetivo principal de la propuesta es abrir la reflexión a la interrogante de cómo será ese día en que, efectivamente, desaparezca del todo aquello que cada quien identifica como humanidad. “Lo interesante para mí como director en cuanto a discurso y temática es que, por más que pongamos la obra en distintos lugares o épocas, los problemas de realidad-ficiión y el sentido de lo humano, trascienden a través de la historia”, concluye.

Información: Palominos Comunicaciones.