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Concierto digital

Los 7 pecados capitales, versión pandémica

El ballet cantado de la dupla Weill-Brecht es protagonizado en una versión digital por Moca Castillo y participan Jorge Hevia y Ninoska Medel.

Una versión digital de Los 7 pecados capitales, ballet-cantado de la famosa dupla de Kurt Weill y Bertolt Brecht, está disponible hasta agosto en forma gratuita. Son videoclips cortos, grabados en el interior de un departamento, con solo una cantante haciendo los dos roles y un cuarteto coral de hombres que aparece por zoom.

El proyecto fue aprobado por la Kurt Weill Foundation, y se financió con un Fondart 2021, con el apoyo de Ópera Latinoamérica (OLA), la Orquesta de Mujeres de Chile (Omchi) y Nosotras Audiovisuales (NOA).

Moca Castillo es la directora y protagonista de la obra en el rol de Anna, la bailarina que es mandatada por su familia a emprender sola un viaje por ciudades desconocidas con el objetivo de ahorrar dinero y cumplir con el sueño burgués de la casa propia. Participan Jorge Hevia, pianista residente del Teatro Municipal de Santiago, y la directora de orquesta Ninoska Medel.

Las nueve escenas de Die sieben Todsünden denuncian la desigualdad social y de género, la corrupción, la crisis económica y los conflictos humanos propios de una sociedad globalizada. Fue estrenada en 1933, en el exilio de los autores en París, debido a la ascensión de los nazis en Alemania ese mismo año. Ambos eran artistas, judíos y cosmopolitas, etiquetas intolerables para el nacionalsocialismo.

Creada como un “ballet cantado”, fue la última colaboración de la dupla Weill-Brecht luego de que el primero emigrara a Estados Unidos junto a Lotte Lenya, su esposa y protagonista de la obra.

“Es un espejo de lo que estamos viviendo actualmente en Chile y el mundo, una especie de profecía. Como equipo quisimos homenajear un teatro comprometido con una visión del mundo pluralista, que cuestiona el rol de la mujer en las artes escénicas y que además entrega una musicalidad deliciosa que mezcla lo sinfónico, el jazz y el cabaret” afirma Moca Castillo, cantante con más de treinta años de trayectoria, especializada en cabaret franco-alemán.

Para musicalizar este inédito proyecto se apoyó en Jorge Hevia, pianista residente del Teatro Municipal y conocedor de la obra de Weill, y Ninoska Medel, directora de orquesta. La acompañan en la obra un cuarteto de cantantes líricos masculinos que interpreta a la familia, quienes solo aparecen por zoom.

Los 7 pecados capitales es un montaje corto, de cerca de 35 minutos de duración, que para su estreno en Chile se presentará en 9 capítulos cortos, uno por cada pecado más un Prólogo y un Epílogo, respetando el orden original del libreto de Brecht.

El rol de Anna presenta la complejidad de encarnar al mismo tiempo a una cantante y bailarina. Moca tiene estudios en ballet y trabajó además para este rol con la coreógrafa belga Amandine Lambert. Obsesionada con Weill desde hace una década, su sueño era montar Los 7 pecados capitales alguna vez en un gran teatro.

“Pero era una empresa titánica, es decir, si no fuera por el apoyo institucional a las artes escénicas, yo tendría poquísimas posibilidades de montar esta obra”, dice. Negoció directamente los derechos con la Kurt Weill Foundation y ellos aprobaron esta versión simplificada con una sola protagonista haciendo las dos Anna y solo con acompañamiento musical de piano, que estuvo a cargo de Jorge Hevia.

La decisión mutó naturalmente al formato digital: “Cuando los estudios de públicos en pandemia señalan claramente que la gente no está dispuesta a volver a las salas en el corto plazo estaba claro que, para quienes trabajamos en artes escénicas y en la música, había que reinventarlas en un modo durable, innovador, de calidad, y que pudiera llegar a nuevas audiencias con un tema contingente como lo es la violencia de género”.

De eso se trata esta obra. Cuando se estrenó en 1933, ya denunciaba la cosificación de la mujer y la postergación de sus deseos para obedecer a la sociedad: pueden ser artistas y pueden ser libertinas, pero las mujeres nunca deben dejar de mantener a la familia. Tampoco pueden engordar, ni envejecer, ni crearse una mala fama, ni quejarse, ni ser flojas. Ahí están la pereza, orgullo, ira, gula, lujuria, codicia y envidia que encarna Anna en la obra, que no es una sola Anna sino dos, la sempiterna guerra de polos entre la razón y el deseo, entre la señorita y la prostituta.

“Por eso también actualizamos los estereotipos de la protagonista de la obra, Anna, que es representada originalmente por dos mujeres. En esta obra la Anna racional recuerda a veces una dominatrix, la mujer que tiene el poder, y la otra Anna emocional a un 'rostro' instagramer, obsesionada con aparecer en redes sociales, la mujer que es manejada. La Familia por su parte solo aparece en un zoom, son quienes están presenciando todos los conflictos y travesuras de Anna”, dice Moca.

“El confinamiento cambió todo y al mismo tiempo le dio coherencia al montaje digital. Poner un departamento como escenario me permitió ahondar de forma natural en el 'efecto de distanciamiento' instalado por Brecht. Y también experimentar con un lenguaje digital ya no como un live de Instagram o un video grabado a cámara fija, sino como una producción donde lo digital es el medio y el mensaje. Además tiene múltiples beneficios, permite hacer montajes más cortos, más baratos y flexibles, en definitiva, no detener la producción artística en este escenario incierto que llegó para quedarse” complementa Moca.

La estética fue siempre ligada a la Bauhaus, “ya que el año del estreno de la obra coincide con el cierre en Alemania de esta trascendental escuela de diseño, tan vanguardista como la dupla Weill-Brecht”. En 2019 la Bauhaus conmemoró sus 100 años, lo cual Moca celebró con el estreno de su concierto 'Las mujeres desconocidas de la Bauhaus', en el GAM.

Moca buscaba que Los 7 Pecados Capitales fuera una obra “de mujeres hecha por mujeres”. Es así como el equipo lo complementa la novel directora de orquesta Ninoska Medel, las videastas Angélica Fernández y Fernanda Vivado, Amandine Lambert en las coreografías, Kati Kirsten en las ilustraciones de gran formato que componen la escenografía virtual y la arquitecta Romina Álvarez. Se trabajó de forma remota durante cerca de cuatro meses de producción, ensayando por zoom.

Cada cantante fue dirigida y dirigido vía zoom, grabó sus secciones desde su propia casa con recursos propios. “Por supuesto cada cierto tiempo teníamos reuniones las y los 14 integrantes, para encontrarnos en un espacio distinto al formal. Es muy fácil perder la cohesión cuando no está lo presencial, por eso quienes estamos en la dirección, Angie, Ninoska y yo, no podemos perder la visión panóptica de la obra, y somos súper conscientes de nuestra responsabilidad con el equipo y el proyecto”, cierra Moca Castillo.

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