Retrato de cámara de la producción vocal de Maurice Ravel: Música UC celebra sus 150 años
octubre 7, 2025
La soprano Claudia Pereira lidera dos conciertos que celebrarán el 7 y 8 de octubre, en CEO y GAM, al compositor francés en la Temporada de Cámara UC. Junto con Eun Seong Hong en piano interpretarán canciones de Ravel y el Coro de Estudiantes UC y Felipe Ramos Taky se sumarán con su único ejemplo de música a cappella. También se escucharán canciones de su maestro, Gabriel Fauré.
photo_cameraClaudia Pereira, soprano y Eun Seong Hong, pianista, en ensayo. Foto: Romina de la Sotta.
El 7 de marzo se cumplieron 150 años desde el nacimiento de Maurice Ravel, un compositor que se distingue en la historia de la música por haber configurado un lenguaje propio e inconfundible, que transitó el paso del siglo XIX al XX y una vertiginosa sucesión de corrientes estéticas sin perder jamás su propia identidad. En él se conjugan en perfecto equilibrio la tradición y la vanguardia: admiró profundamente el pasado y le rindió homenaje, pero también fue uno de los grandes pioneros de su propia época, un influyente innovador que supo además seducir como si pintara la música, despertando vívidas evocaciones en el amplio público y conquistando también a los más conocedores con partituras refinadas, desafiantes y de deslumbrante belleza.
El Instituto de Música UC le rinde homenaje en dos conciertos de la 61a Temporada de Cámara UC. El programa «Ravel a 150 años de su nacimiento» tendrá un original foco en cuanto todas las obras que se escucharán son vocales.
Propuesto por Claudia Pereira, subdirectora de Extensión de Música UC, el programa inicialmente consideraba solamente canciones para voz y piano, con la participación además de los académicos Eun Seong Hong y Patricio Sabaté. Por razones de fuerza mayor, el barítono no podrá actuar y, por lo mismo, se adecuó el repertorio elegido, sumando además al octeto del Coro de Estudiantes UC que dirige Felipe Ramos Taky.
Serán dos funciones, ambas a las 19:30 horas, el martes 7 de octubre, em el Auditorio del Centro de Extensión Oriente (Jaime Guzmán 3.300, inscripción gratuita) y el miércoles 8 de octubre, en el Centro Cultural Gabriela Mistral (Alameda 227, inscripción gratuita).
«En nuestro concierto de homenaje a los 150 años del natalicio de Maurice Ravel, vamos a partir con quien fuera su principal profesor de cátedra, Gabriel Fauré, y luego pasaremos a hacer un recorrido por la música vocal de Maurice Ravel, que esperamos puedan disfrutar tanto como nosotras», adelanta Claudia Pereira.
La soprano y subdirectora de Extensión del Instituto de Música UC Claudia Pereira. Foto: Karina Fuenzalida.
Junto con Eun Seong Hong, la soprano abordará cuatro piezas de quien fue su maestro en el Conservatorio de París, Gabriel Fauré: Chanson d’amour, Op. 27 n°1, Au bord de l’eau, Op.8 n°1, Les berceaux, Op.23 n°1, y Après un rêve, Op.7 n°1.
Luego, interpretarán piezas de muy distintas etapas creativas de Maurice Ravel. Abrirán con Ballade de la reine morte d’aimer, que es una de sus primeras creaciones y que compuso a los 18 años, y seguirán con las ya maduras Cinco Melodías Populares Griegas (1904-06)
A continuación, será el turno de Deux mélodies hébraïques (1914) y Rêves (1899), que cuenta con textos del poeta simbolista francés Léon-Paul Fargue, para cerrar con Vocalise-étudeen forme de habanera (1907).
Los conciertos abrirán, eso sí, con el único ejemplo de producción coral a cappella de Maurice Ravel: Trois Chansons (1914–15), a cargo del octeto del Coro de Estudiantes UC.
«Trois Chansons son una obra absoluta del repertorio coral» – Felipe Ramos Taky
Felipe Ramos Taky estará a cargo de a conducción de la primera pieza del programa, Trois Chansons, de Ravel. «Son una obra absoluta del repertorio coral. Me da la impresión de que, justamente al ser la única obra coral a cappella de Ravel, le ha dado un sitial de mucha importancia. Todos los coros del mundo obviamente la tienen en su repertorio», comenta.
«Los textos son del destacado poeta medieval Charles d’Orléans, quien probablemente los escribió, indica, durante el largo cautiverio de la guerra, ya que estuvo 25 años preso. La gran mayoría de los poemas de Charles d’Orléans están escritos en una forma fija literaria que existían en la época, que es la forma de balada o la forma de rondo, y que justamente son las que primero se musicalizan por su estructura fija de versos», describe el director del Coro de Estudiantes UC. «Otro dato interesante es que, según consta en los registros, fueron estrenadas justamente por un octeto vocal, que es lo que vamos a replicar nosotros en el concierto de homenaje a Ravel», agrega.
Felipe Ramos Taky y el Coro de Estudiantes UC. Fotos: Música UC.
El profesor Ramos Taky califica Trois Chansons de Ravel como «tres obras maestras». Indica que «es un ciclo muy muy interesante, lo habíamos cantado con este coro hace años y es un placer volver a retomarlo en el sesquicentenario de Ravel». Y va detallando. Nicolette, la primera, «es una especie de sátira. Es la historia de Caperucita Roja que se va encontrando por el bosque con distintos personajes, que los van encarnando las distintas voces del coro, además con distintos efectos que Ravel manejó muy bien; efectos cromáticos y, sobre todo, de ataques».
Respecto de Trois beaux oiseaux du paradis, destaca que es «una especie de elegía y una canción hermosa que habla de las tres aves del paraíso, un homenaje de un amigo que se ha ido a la guerra. Es una obra un poquitito nihilista, y la cantaremos en su versión original, con la soprano Claudia Pereira, quien va a hacer todos los solos de esta canción, y el coro se va a remitir al acompañamiento armónico». Ronde, la tercera pieza de la obra, explica, trata personajes nocturnos míticos y tiene un referente en Les Djinns de Gabriel Fauré. «Habla de todos los pequeños diablitos, los monstruitos, los pájaros nocturnos, criaturas del bosque, ninfas, hadas madrinas. Por el carácter de esta canción, parecen ser seres algo malignos», cierra el profesor Ramos Taky.
Eun Seong Hong y Claudia Pereira en una edición previa de la Temporada de Cámara UC. Foto: Música UC
Claudia Pereira y Eun Seong Hong han trabajado varias veces juntas, con entregas en la Temporada de Cámara UC que han sido muy valoradas. Por ejemplo, recibieron con el profesor Sabaté el Premio del Círculo de Críticos de Arte de Chile por el estreno en Chile de la versión de cámara de El Cuerno Mágico de la Juventud de Mahler que ofrecieron en 2023 (ver nota).
«Trabajar con Eun siempre es un placer, lo disfrutamos mucho. Pese al cansancio, pese al poco tiempo, ambas encontramos un refugio en la música y eso necesariamente se trasunta, pues nos vamos leyendo muy bien y ésa siempre es una condición impagable en la música de cámara. Leerte bien con tu compañero, estar en sintonía y ojalá llegar a sentir lo mismo, es algo que nos resulta fácil con Eun», comenta Claudia Pereira.
¿Por qué ocupa Maurice Ravel el lugar que ocupa en la historia de la música, a su juicio?
«No es una pregunta difícil, pero es amplia. Voy a hablar desde la mirada de un músico. Si bien Ravel no fue un revolucionario en el sentido en que uno podría considerar a Schoenberg, no es que él haya roto con la estética imperante y se fue a algo nuevo. De hecho, yo diría que Ravel hizo exactamente lo contrario. Es una posición bastante singular la que ocupa en la historia de la música, y está más bien relacionada con su capacidad de sintetizar de manera virtuosa lo que tiene que ver con el desarrollo técnico, pero con sensibilidad, con un sentido y una conciencia de la estética que no es vacía, sino que está profundamente arraigada en el contenido y en la emoción. En el fondo, lo que hizo Ravel fue llevar al límite toda la herencia tonal que teníamos hasta ese momento. Por supuesto que después de todo esto que hace Ravel, lo que quedaba era romper con todo eso, pero él está justo un paso antes».
En cuanto al desarrollo de su propio lenguaje, la soprano señala que Ravel ocupó, sobre todo en el inicio de su carrera como compositor, «sonoridades arcaicas desde el punto de vista estético, pero también formas del clasicismo, agregándole una cierta sensualidad del color impresionista».
Ensayo de las profesoras. Fotos: Romina de la Sotta.
«Otra de las cosas importantísimas que tiene Ravel radica en que tenía un oficio musical, una artesanía en el color orquestal sin precedentes. Tanto fue así que una de sus mayores herencias fue entregarnos una paleta de colores que lo ponen en un lugar donde hay pocos pares en la historia de la música. Su nivel de genialidad para la orquestación fue realmente un punto cúlmine de toda su impecable arquitectura musical», profundiza la profesora Pereira.
«El lugar que ocupa en la historia Ravel es precisamente el de tomar lo que existía hasta el momento y llevarlo hasta un punto tan climático que a los siguientes compositores les quedaba la necesidad de romper con eso»
Claudia Pereira
En cuando a la producción vocal del compositor francés, la cantante destaca que debido al gusto cosmopolita que tenía Ravel, a esa curiosidad, en su legado se cuentan canciones hebreas y canciones populares, entre otras, españolas e italianas, así como canciones griegas.
«No sólo era un viajero geográfico en su gusto y su estética, sino también un viajero del tiempo; evocaba muchas sonoridades casi medievales y, también, maximizó colores y confluencias de sonidos y de timbres. Creo que el lugar que ocupa en la historia Ravel es precisamente el de tomar lo que existía hasta el momento y llevarlo hasta un punto tan climático que después a los siguientes compositores les quedaba la necesidad de romper con eso porque ya no había hacia donde más ir», complementa Claudia Pereira.
¿Cuán importante fue Gabriel Fauré para Maurice Ravel, que decidieron incorporarlo a través de cuatro canciones en este programa?
«Muy importante. Gabriel Fauré fue su profesor de cátedra en el Conservatorio de Paris y hay mucha influencia sobre todo en la técnica y en la estética. Por ejemplo, ambos tienen un sentido estético intelectual en la concepción de la música. Además, ambos tienen una elegancia bastante particular, y notoria. El gusto por la delicadeza armónica también es una gran herencia que Ravel pudo tomar de su maestro. Igualmente, los dos tenían un sentido de la economía en la composición; en ambos compositores nada sobra. Quisiera insistir en el sentido intelectual, es decir, consciente, en esa búsqueda pensada de llegar a la emoción a través de la música. No hay arrebatos emocionales en ninguno de los dos».
La soprano y subdirectora de Extensión del Instituto de Música UC Claudia Pereira, en un previo concierto. Foto: Música UC.Claudia Pereira.
Por otra parte, la soprano destaca que Gabriel Fauré fue un profesor que apoyó fuertemente a su discípulo cuando éste fue criticado: «Fue un gran maestro no sólo en la enseñanza de la composición, sino que también fue un gran guía en el amplio sentido de la palabra».
En estos conciertos, escucharemos obras de distintos momentos creativos de Ravel. ¿Cree usted que su lenguaje, su trabajo, cambió mucho en su vida, con el tiempo?
«Sí, en Ravel son bastante claros los distintos periodos y las distintas formas de composición en esos periodos. En la música vocal se nota bastante. Si bien su música vocal no es extensa, es interesante porque es bastante representativa de sus distintos periodos. Efectivamente, en nuestro programa hay algunas obras como la Balada de la reina muerta de amor, que es de las primeras que han llegado nuestros días, y que la debe haber compuesto alrededor de los 19 años. En esa chanson hay un gusto por las escalas modales, hay disonancias que se asoman de manera muy sutil y en ese momento se nota la búsqueda consciente de nuevos colores, de atmósferas coloreadas, pero con las líneas todavía muy prístinas, con mucho uso todavía de una arquitectura más clasicista en ese sentido. También hay otras obras que vamos a escuchar que pertenecen a su madurez composicional, donde ya vemos una personalidad más definida, con refinamiento en el uso de estos materiales y su faceta de artesano en que ya no es una búsqueda, sino que hay una máxima sobreexposición al uso de colores, y manteniendo durante mucho tiempo el equilibrio clásico. Hay, también, un último periodo en el que claramente tiene una arquitectura un poco más robusta, pero con líneas un poco más modernas y con un humor un poquito más irónico y se vuelve todo más lírico también».
«Ravel tiene un lugar único porque logró unir tradición y modernidad con un estilo propio. Fue un maestro del detalle, muy preciso en la forma, pero también un creador de mundos sonoros llenos de poesía»
Eun Seong Hong
Para Eun Seong Hong, el hecho de poder colaborar artísticamente con la profesora Pereira es motivo igualmente de alegría. «Con Claudia, que es mi colega y también mi amiga, siempre es un privilegio y una alegría compartir la música. Admiro su musicalidad natural y la elegancia con la que canta el repertorio francés; su timbre y su sensibilidad hacen que cada obra respire con autenticidad. Además, es una persona muy generosa, abierta y flexible, lo que crea un ambiente de confianza en cada ensayo. Esa combinación de profesionalismo y cercanía humana hace que nuestras interpretaciones fluyan con espontaneidad y complicidad» señala la pianista.
Eun Seong Hong. Foto: Min Ko.
¿Cuáles características diría usted que distinguen la producción de Ravel para la voz y el piano? ¿Le gustaría destacar una o dos obras que se escucharán en los conciertos del 7 y 8 de octubre?
«Cuando interpreto a Ravel siempre siento una claridad especial, como si cada sonido tuviera su propia luz. Su música para voz y piano une transparencia y riqueza de colores: la voz fluye con el ritmo natural del idioma, mientras que el piano no es solo acompañamiento, sino un verdadero compañero que crea atmósferas y emociones. En este programa quisiera destacar Cinq mélodies populaires grecques, que con su sencillez aparente transmiten frescura y elegancia, y también 2 Mélodies hébraïques, donde se revela un lado más íntimo y espiritual, lleno de profundidad expresiva. Estas dos obras muestran muy bien la amplitud y la sensibilidad del mundo sonoro de Ravel».
¿Por qué ocupa Maurice Ravel el lugar que ocupa en la historia de la música, a su juicio?
«Ravel tiene un lugar único porque logró unir tradición y modernidad con un estilo propio. Fue un maestro del detalle, muy preciso en la forma, pero también un creador de mundos sonoros llenos de poesía. Su escritura para piano tiene a menudo una dimensión casi orquestal, porque pensaba en colores y timbres como si cada registro fuera una sección instrumental. Como pianista, siempre siento que al tocar su música entro en un espacio claro, refinado y luminoso, donde cada sonido está colocado con cuidado. Esa mezcla de perfección y sensibilidad explica por qué su obra sigue tan viva y emocionante más de un siglo después».
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